Escenario

Seis artes, seis navidades

Guatemaltecos destacados en distintas ramas del arte comparten sus anécdotas y nostalgias de estas fechas de fin de año

Cine. ? Luis Argueta, cineasta residente en Nueva York: La Navidad que más recuerdo es una mezcla de muchas navidades.

La última en que estuvieron mis abuelos, en la casa grande con una familia grande, con rezos, ponche y tamales a media noche; aquella cuando descubrí que la voz de Santa Claus era la de mi primo Juan Antonio (y no dije nada); cuando regresé con Maco Ventura de mi primer viaje a México y encontré a mi hermano Arturo con los ojos vendados por un accidente con cohetes y al resto de la familia rezando porque no perdiera un ojo (que, gracias a Dios no lo perdió); la primera que pasé lejos, entre nieve y entre extraños; la de 1989 que fue la primera de mi hija Christina; y la de 1994 cuando El Silencio de Neto había empezado a darle la vuelta al mundo.

Este año estaré físicamente, el 24 cenaré con mi hija Christina y mi novia Jennifer y el 25 comeremos un tamal con amigos guatemaltecos en Nueva York.

Espiritual y emocionalmente, trataré de no extrañar demasiado los olores a manzanilla, pino, ponche y pólvora; brindaré por Justo Chang y María Alicia Argueta, quienes fallecieron este año; y con la esperanza de que las oraciones de un pirujo tengan algún peso.

Música: Ana María Rodas, escritora

Mis recuerdos están vinculados al árbol de Navidad. Debe ser porque en mi casa no se acostumbraba el nacimiento. No tengo una Navidad, sino tres que se mezclan en mi memoria.

La primera es de cuando era pequeña y vivíamos en el centro. Mi mamá y mi tío Aurelio abrían la puerta de la sala y salía el olor a pinabete.

Recuerdo que era un enorme árbol decorado con adornos blancos y plateados, y velitas que se encendían con fuego.

El segundo recuerdo es el de los árboles que hice ya casada y con hijas. Eran completamente distintos, con foquitos de colores velitas burbujeantes. Luego están los árboles con mis nietos. Muy distintos, principalmente porque desde que supimos que los pinabetes se extinguían nos cambiamos a los artificiales.

En nuestra casa está muy arraigada la comida tradicional. Hacemos tamales y pavo. Yo incorporé el paté y el rillete (franceses).

También horneamos galletas con recetas de Suecia, Alemania e Israel.

Al momento de prepararlas vienen a la memoria los amigos que nos han dado sus recetas y de cómo cada uno se fue incorporando a esta tradición. Hoy empezaremos a hacer los tamales.

Teatro: Herbert Meneses, actor y director

La Navidad que más recuerdo fue un año en que mi mamá me llamó por teléfono y dijo que tenía un regalo para mi hijito recién nacido. Yo llegué por él y cuando ya me iba mi hermana Sofía, que tenía cinco años, me llamó y me dijo: ?Yo también tengo algo para el nene? y me dio un baberito, todo mal hecho, pero sin que nadie le dijera lo hizo y me lo dio; es el regalo más lindo que he recibido.

Luego, ese mismo día, decidimos con unos amigos pasar la Navidad a Amatitlán.

Estando allí, los varones nos fuimos en una lancha a pasar la media noche al lago, y uno de nosotros dijo abracémonos pero otro dijo que no, que eso eran mariconadas, así que no lo hicimos y pasamos la Nochebuena más aburrida del mundo.

Este año vamos a hacer una reunión familiar con mis hijos que ya no están en la casa. Siempre compartimos momentos divertidos, pero aspiro a que al menos por un segundito reflexionemos sobre lo que pasa a nuestro alrededor.

Además, generalmente vemos en familia un trozo de alguna película y hacemos un comentario técnico, y luego cada uno cuenta sus proyectos para el nuevo año.

Danza: Lizette Mertins, bailarina y maestra de danza

Para mí el significado de la fiesta de Navidad es de unión familiar. Esto está muy arraigado en la tradición de la familia.

No puedo hablar de una Navidad especial porque lo que la hace especial para nosotros es el poder estar juntos. Eso, sobre todas las cosas.

El 24 de diciembre generalmente muchos amigos vienen a visitarnos a la casa a lo largo del día, previo a la cena. Esto ya se ha vuelto una tradición, así que nos preparamos para recibirlos y compartir con ellos.

Pero más tarde la familia se reúne y la situación se vuelve más íntima y familiar. Sobre todo a las 12, cuando lo más importante es estar juntos.

Si bien ahora muchos no están en Guatemala y algunos ya no están, nos juntamos los que estamos y celebramos esta unión incluso con los que están lejos. Desde hace ya varios años el punto de encuentro siempre es mi casa.

Música: Igor Sarmientos, músico y director de orquesta

Navidad es una fecha muy familiar, fundamentalmente. Uno de mis mejores recuerdos data de cuando era chico y miraba de otra forma la celebración.

Cuando tenía 14 o 15 años recuerdo que durante los días fríos de noviembre comíamos tamalitos todas las tardes con un amigo. Era una forma como de prepararnos para las fiestas.

Con la familia, por lo general escuchábamos música y compartíamos muy tranquilos.

Cuando mi papá vivía en la capital, él tocaba el piano, Mónica, mi hermana, cantaba y yo tocaba el chello. Ahora es más difícil estar juntos. Pero siempre tratamos de vernos el 23 ó 24.

Para mí la Navidad actualmente es más íntima, más familiar, sobre todo ahora que Guatemala está más golpeada por la violencia.

Este año, para mí, la Navidad va a ser más espiritual, de mayor reflexión. Será un poco continuar balanceando los aspectos de la vida y trabajar en la paciencia y la tolerancia.

Plástica: Elmar Rojas, artista de la plástica

Las navidades que más recuerdo fueron cuando estaba niño y mi abuelo, en Sumpango, pintaba los grandes paisajes para los nacimientos y modelaba las figuritas. Yo le ayudaba y uníamos papeles para formar uno grande.

Ese recuerdo ha sido trascendente en mí; yo esperaba la época navideña.

Por otro lado, recuerdo una vez que tenía una novia que vivía en Columbia, Missouri y decidí, sin avisarle, visitarla en Navidad, pero calculé mal el tiempo y me tocó pasar la media noche solo en la parada del autobús pasando frío, porque perdí la maleta y no tenía mi abrigo.

A las seis de la mañana del siguiente día llegué a su casa y me llevé la sorpresa de que ella andaba con su familia en Kansas.

Este año haré lo mismo que todos los años. Por la tarde llegan amigos a visitarnos y después salimos en romería a ver a familiares y amigos.

La pasamos muy pacífica, no nos excedemos en licor, ya que se vuelve peligroso. Los niños reciben sus regalos de Santa Claus.

Lo que sí me hace falta son los tamales que hacía mi madre; los rojos eran para chuparse los dedos y los negros para seguir chupándose los dedos.

En mi casa nunca faltaban los chiles rellenos hechos con chile guaque y los tamales. Mi hermana hace los tamales ahora, pero no son como los de mi mamá.

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