En opinión del autor cubano, esas nuevas tecnologías han afectado “a la literatura, a la relación del lector con el producto y a la relación del propio escritor con el lector”, que “antes” se daba a través de la figura del librero, que hoy es “como un dinosaurio” en extinción.
“El librero sabía qué le podía interesar a sus clientes y era un consejero”, que junto con la editorial y los distribuidores servía de “puente” entre el lector y el escritor, pero casi ha desaparecido.
A las demandas de un mercado cada vez más voraz y las “prisas” que impone la tecnología, Padura añade un “elemento ajeno a la literatura, que es la crisis económica”, que limita la capacidad de compra de las clases medias, que han sido tradicionalmente “los grandes consumidores de cultura”.
Padura sostiene que “el papel” de la literatura, las editoriales y el lector “se está subvirtiendo”, y que los escritores están hoy más sujetos a la “promoción” que alcancen en un mercado, que “es un mal necesario” pero se mueve por sus exclusivos intereses económicos.
La crisis económica, por su parte, también ha impactado en lo que Padura califica de “clase media” de los escritores.
“Están los autores pobres, que venden mil ejemplares, y los ricos, que venden 200 mil o un millón de libros”, pero “el escritor que sostenía la literatura mundial era el que vendía entre 20 mil y 60 mil ejemplares, que cubría los gastos y producía ganancias”, explica.