Quiñónez, ganadora número 29 del premio que se instituyó en 1988, conversó con Prensa Libre y destacó detalles de su trayectoria.
¿Este es un reconocimiento a la poesía femenina?
No solo para las mujeres, es para toda la poesía guatemalteca. Esto se debe a que muchas veces la poesía no es de los géneros más conocidos. Y es claro tiene que competir con la narrativa que tiene más lectores. No me gusta hablar de la literatura como femenina, la poesía es para todos.
La poesía es poco leída, ¿qué significa ser una escritora en un país que en general lee poco?
El oficio del escritor es escribir. Para el escritor no debe ser difícil escribir porque es su forma de expresión. Los lectores van a apareciendo de poco en poco, y hay que compartirlos con otros géneros literarios. Para mí, la poesía es canto.
¿Qué significó el grupo Nuevo Signo para su carrera?
Un colectivo para aprender. Desde 1968, cuando me involucré con este movimiento literario me sentí cómoda. Francisco Morales Santos fue el que nos mantuvo unidos por tanto tiempo. Además, Julio Fausto Aguilera, Luis Alfredo Arango, Francisco Morales Santos, Antonio Brañas, Roberto Obregón y José Luis Villatoro fueron grandes amigos. Yo llegué a los 22 años y encontré a grandes maestros con los que compartíamos y publicábamos nuestros trabajos literarios.
¿Cómo ve el panorama de la poesía femenina en la actualidad?
Hermosa y florida. Hay muchas mujeres escribiendo sobre diversos temas. Muchas voces actuales abordan el tema del feminismo con mejores bases teóricas que nosotras en nuestra época. Hay que esperar que con el tiempo se logre que el discurso se convierta en poesía. Ese es el gran reto que tienen las escritoras actuales.
Su trayectoria
- Delia Quiñónez nació en Guatemala el 7 de marzo en 1946.
- Es licenciada en Letras y profesora de Lenguaje y Estudios Sociales.
- Ha trabajado como promotora cultural de los ministerios de Educación y de Cultura.
- Perteneció al grupo de poetas nacionales Nuevo Siglo.
- Barro pleno (1968), Otros poemas (1982), Nos habita el paraíso (1990), Ultramar (1991), Vuelo de piedra, puño y flor (1999), y Rituales sobre la piel (2007) son algunas de sus obras.
Algo de su poesía
Íntima
No te diré
de qué fibra está formado
el corazón que me sostiene:
me será más dulce decir
que lo tengo hecho de ti,
de tu sonrisa,
y de las penas inmensas
que me llegan contigo…
Otra vez el amor
Todo lo dulce y amargo
brotó de un solo
instante:
tiempo espacio
sacrificados
al día que llegaba entre cenizas.
Visión, su luz, para vivir.
Cerrazón, su luz, para no saber vivir
sino atada a las manos
que escribieron la
primera
y la última palabra.
Abarqué en la
penumbra
todas las primaveras,
los soles,
los diminutos puntos
de fuego
de todas las esquinas
y los puertos;
de todas las hogueras
que llamean
en la sombra que me cubre.
¡Todo el mar no bastó
para dejar sin huella
el breve trigo que dejó tu beso!