Escenario

Le dio vida musical a la famosa Chalana

Fue una tarde calurosa de 1922, cuando cuatro estudiantes crearon un poema de protesta para la Huelga de Dolores de la Universidad de San Carlos. Se trataba de Miguel Ángel Asturias, José Luis Balcárcel, Alfredo Valle Calvo y David Vela. Pero lo que dio vida a aquellas rimas y las convertiría en el emblemático himno universitario La Chalana fue el talento del músico José Castañeda Medinilla.

Nacido en 1898, Castañeda fue musicólogo, director, compositor y promotor musical. Impulsó decididamente las vanguardias musicales, pues estudió en la Schola Cantorum y L’Ecole Normale de Musique, de París. Regresó al país en 1929.

Era primo del presidente Jorge Ubico Castañeda, y quizás a ello se debió el patrocinio estatal para fundar la Orquesta Progresista, que dirigió por dos años. Luego de la Revolución de Octubre de 1944, cuando Castañeda ya había regresado a Europa, esa agrupación pasó a ser la Orquesta Sinfónica Nacional.

Hasta 1947 fue director de la radio La Voz de Guatemala, donde produjo, junto con el compositor Ricardo Castillo y el escritor Carlos Rodríguez Cerna, la serie El arte de escuchar la música.

Otro de sus logros fue la creación del Instituto de Bellas Artes, surgido en 1965 para estimular y coordinar la actividad docente en el campo de las artes en Guatemala. También se interesó en la cultura popular y, además, fue profesor de Armonía y Composición en el Conservatorio Nacional de Música, del cual también fue director, en 1931, primero, y de 1955 a 1965.

Compuso música para versiones escénicas de obras de Miguel Ángel Asturias. También se inspiró en la mitología maya para crear el ballet La serpiente emplumada. Llegó a dirigir la Orquesta de la NBC de Nueva York, por invitación de Arturo Toscanini. Murió en 1983.

LEGADO MUSICAL

Se inspiró en temas prehispánicos.

Mezcló con habilidad lo popular y lo académico, lo clásico y lo vanguardista.

Compuso dos óperas en cooperación con Miguel Ángel Asturias: Émulo Lipolidón e Imágenes de nacimiento (1933).

También el ballet La serpiente emplumada.

La música del himno estudiantil La Chalana es su pieza más  memorable, aunque muchos no sepan quién fue su autor.