Lu vida comenzó lustrando zapatos en la ciudad y llevándole comida a sus hermanos en las peores condiciones de vida. “Me peleé con los perros por un pedazo de melón o sandía en los basureros de La Parroquia, y sí con hambre los perros comen fruta”, recuerda. Y es que ese tipo de adversidades le hizo forjar una menta, no seguir en la pobreza.
En 1981 viaja, con 21 años para Estados Unidos. “Sin papeles, sin saber inglés y sin dinero me aventuré”, comenta. En su viaje estuvo preso en México y tuvo que afrontar las adversidades de un viaje incierto. “Al fin logré llegar a Estado Unidos y con el tiempo comencé a trabar en un jardín botánico. “El dueño me dijo que si quería estudiar y le dije que ese era una de mis metas, entonces le doy oportunidad, me dijo”, a partir de ello la suerte cambió para Corado que comenzó la secundaria y la universidad. El resultado, uno de los biólogos más respetados entre sus colegas. “Creo que amo lo que hago”, dice sonriendo.
El martes, en su pueblo natal Morazán, René Corado recibirá el un homenaje por parte de la alcaldía local. El acto será en la biblioteca municipal a las 14 horas. “Es el primer reconocimiento que recibo en el país y me siento muy orgulloso”, concluye.