El fósil, identificado científicamente como ATE9-2 y atribuido a Homo sp, consiste en la primera falange del quinto dedo izquierdo de un individuo adulto y se halló en el mismo nivel que la mandíbula publicada en la revista Nature como el homínido más antiguo de Europa, de 1,2-1,3 millones de años.
Las comparaciones que se han establecido con el escaso registro fósil mundial para esta parte anatómica, y con dos muestras de humanos modernos, indica que el fósil ATE9-2 no difiere en gran medida no de estos ni de los neandertales, por lo que a su morfología se refiere. “Es decir, que la falange, y por tanto la mano, ha cambiado poco en su morfología desde hace 1,3 millones de años hasta la actualidad”, explica Carlos Lorenzo, autor principal del trabajo, e investigador del Institut Catalá de Paleoecologia Humana y Evolució Social (IPHES) y de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona (URV).
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“Las únicas diferencias observadas –prosigue– tienen que ver con la robustez del fósil, algo que comparte con los neandertales y los homínidos de la Sima de los Huesos. Esta robustez, o anchura de la articulación distal, parece un carácter primitivo que ya se detecta con otras partes esqueléticas y en homínidos más antiguos. Lo que confirma el hecho de que la especie Homo sapiens se diferencia de otras especies fósiles en su delgadez corporal”.
Hasta la aparición de esta falange, no había registro fósil del género Homo para este elemento anatómico más antiguo que los neandertales y los homínidos. Solo existen restos de falanges proximas al quinto dedo de Australopithecus, y algunos restos fragmentarios de los que no se sabe si pertenecen al género Homo o Australopithecus.
Las manos del Australopithecus presentan falanges proximales curvadas, hecho que algunos investigadores han relacionado con su dificultad o imposibilidad de realizar y utilizar herramientas de piedra. La falange de la Sima del Elefante es tan recta como la de los humanos modernos. Sin embargo, el modo de fabricar herramientas ha cambiado mucho desde hace 1,3 millones de años.
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Los investigadores han llegado a la conclusión de que las falanges, y por tanto la mano, de los homínidos ya tenía todas las características morfológicas para elaborar herramientas muy avanzadas hace al menos 1,3 millones de años, y que por consiguiente la evolución tecnología está relacionada con la capacidad craneal, no con el cambio de forma de la mano. Con información de: www.agenciasinc.es