Su esposa Mercedes y sus hijos Gonzalo y Rodrigo hicieron la primera guardia de honor y de inmediato comenzó a tocar un cuarteto de cuerdas que intercaló con una orquesta para interpretar algunos fragmentos de piezas clásicas que le gustaban al escritor.
También estuvieron en la primera guardia el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de México, Rafael Tovar y de Teresa, y la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García.
Mientras decenas de invitados, entre familiares, amigos y funcionarios, hacían guardias alrededor de la urna, los admiradores del escritor pasaban a unos metros, sin poder acercarse más que para dejar algunos ramos más de flores amarillas a los pies del pedestal.
Un trio musical se detuvo frente a la urna e interpretó una canción de vallenato, la música de la costa caribeña colombiana de donde era originario y que tanto gusta a Gabo, como cariñosamente se le decía al escritor que falleció el jueves a los 87 años en su casa en México.
Al homenaje acudieron los escritores mexicanos Héctor Aguilar Camín, Ángeles Mastretta, Homero Aridjis y Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
OFICIAL
A las 19 horas se realizó la ceremonia oficial, a la que asistieron los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y de México, Enrique Peña Nieto.
Santos resaltó la figura literaria y humana de García Márquez y dijo que “más allá de sus textos, vivirá para siempre en las esperanzas de la humanidad”.
“Si algo hacía Gabo mejor que libros era amigos”, añadió el mandatario colombiano.
Peña Nieto describió al padre del realismo mágico como un “grande” de la literatura cuya obra quedará como un valioso legado para las futuras generaciones.
“García Márquez fue el más grande novelista de América Latina de todos los tiempos, por lo que su fallecimiento es una gran pérdida no solo para la literatura, sino para toda la humanidad”, afirmó el presidente mexicano.
Santos y Peña Nieto se sentaron a ambos lados de la viuda de García Márquez, Mercedes Barcha, en el espacio montado en el vestíbulo del recinto cultural, donde, por cerca de tres horas, miles de personas pudieron despedirse de Gabo.
Los dos presidentes, junto a otros funcionarios de los países que representaban, hicieron una guardia de honor para finalizar el acto oficial.
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