“El Tata”, nació el 23 de julio de 1933 en Celaya, Guanajuato, México, hijo de un funcionario que trabajaba en el Departamento Autónomo Forestal de Caza y Pesca, lo cual hizo que viajaran de manera constante, por lo tanto no recibió una educación formal y vivió en todos los poblados del Bajío.
A los 11 años abandonó su casa para emprender el largo viaje de la vida y así ganarse el sustento. A los 14 años trabajó como ayudante de mago, además de que actuó como payaso en fiestas infantiles. Después se fue a vivir con otros jóvenes con quienes preparó un show denominado Río Rosa en un cabaret, donde realizó un acto en el que fingió una catalepsia durante tres días.
En la televisión inició como ayudante de utilería y ahí conoció a Graciela Amador, llamada “Gachita Amador”, quien tenía un teatro infantil de muñecos de guiñol, en el que Arvizu empezó a trabajar y a hacer las voces en “El Teatro Cucurucho”.
En 1958, el pionero del doblaje mexicano Carlos David Ortigoza fundó la empresa Cinematográfica Interamericana S.A. (CINSA), en conjunto con Roberto W. Lerner, compañía en la que “El Tata” comenzó a doblar a muchos de los personajes de programas como Los Locos Adams, Los supersónicos, Don Gato y su pandilla y Los Picapiedra.
Con estas entradas en la carrera de doblaje, Arvizu no sólo traducía el diálogo, lo actuaba, lo interpretaba y lo arreglaba con improvisaciones, que en algunos casos resultaron en mejores versiones en español.
Su sobrenombre “El Tata” lo adquirió a finales de la década de 1970, cuando apareció con un personaje regular en el programa de comedia La criada bien criada, en el que interpretó a un anciano, vecino de la protagonista, María Victoria, y de donde surgió su famosa frase: “Quiero mi cocol”.
En los últimos años, Jorge Arvizu, retirado de la carrera artística, participó en los movimientos sociales postelectorales.
Su última participación en una película se dio en Fachon models, dirigida por Rafael Moreno y protagonizada por Eugenio Bartilotti y Héctor Jiménez.