Los poemas están alimentados por una larga vivencia y memoria, el conocimiento del dolor, la dictadura, el exilio o el amor, pero sin furia o palabra utilitaria o social, porque, en opinión de Gelman (Buenos Aires, 1930), “la palabra es insurgente solo cuando toca el corazón”.
“La palabra es una forma de resistencia por el mero hecho de existir, y, ahora que estamos en una época terrible, se podría correr el peligro de que ocurriera como pasó en América Latina o cuando triunfó la revolución en Cuba, cuando, en ocasiones, la palabra se convirtió en panfleto”, explicó el poeta en una entrevista telefónica.
En ese sentido, Gelman, quien reside en México desde hace años, reconoce que está de acuerdo con Paul Eduard, quien cuando estalló la guerra de Corea en 1950 y los poetas comunistas franceses le preguntaron por qué no había escrito protestando, él contesto que solo se podía escribir cuando las circunstancias externas coincidían con las del corazón. Juan Gelman, premio Cervantes y el Reina Sofía de Poesía, conoció de cerca el dolor, con una vida laberíntica, especialmente bajo las garras de la dictadura militar argentina, con su exilio, la desaparición de su hijo y su nuera embarazada. Hace pocos años recuperó a su nieta. Pero ese dolor siempre lo convirtió en ternura.
En esta compilación se observa ya vida creativa y prolífica de Gelman. Una vida con una gran obra gracias a esa sensación de insatisfacción que dice que le persigue.