¿Cómo nace el relato?
Me pareció que era un tema que había que narrar. Muchas veces llegar a una verdad solo se puede hacer cuando se escribe, creando estos personajes tan auténticos que final operan en dirección al bien común o en otros casos para sus fines particulares e intensificar su maldad. Es el retrato de una sociedad enferma que encierra personajes poliédricos y arquetípicos de una sociedad violenta.
¿Por qué tomar el tema de la violencia?
Creo que esta sociedad tiene una mirada indiferente a la violencia que sucede todos los días. Lo vemos como un problema de otros, particularmente el de la violencia en contra las mujeres. Es un relato que trata de mostrarnos el nivel de agresividad al que el ser humano puede llegar. Por otro lado se nota la forma en la que funcionan las instituciones de justicia y cómo todo termina en una impunidad total.
¿Existe la esperanza?
Claro que existe a pesar de todo; hay hombres y mujeres luchando por un mejor país. Las grandes batallas por la igualdad y la justicia muchas veces existe en aquellos lugares que menos lo esperamos, pero sí existen, son personas que valen la pena.
¿Por qué de esa violencia?
Somos una sociedad profundamente violenta, y esto se fue gestando de 1954 al 1996, y se convirtió en una construcción social. La ira se va palpando cada día más, somos una sociedad muy oprimida, que en cualquier momento explota, eso nos hace tener una convivencia hostil.
¿Eso explora la novela?
Claro, trata de ser una fotografía del momento que vivimos y que al final de cuentas nos toca explicar, esto desde el punto de vista de la ficción.
El autor
Gerardo Guinea Diez es poeta y novelista. Premio Nacional de Literatura “Miguel Ángel Asturias” (2009). Durante 28 años ha sido editor y periodista. Ha publicado en México, Colombia, Francia y Guatemala. En 2000 recibió el Premio Nacional de Poesía César Brañas por su obra Ser ante los ojos