Esto se convirtió en una polémica porque algunas organizaciones indígenas y la Comisión de Pueblos Indígenas en el Congreso manifestaron su desacuerdo con el traslado de las piezas arqueológicas a Nueva York.
El 30 de agosto de ese año, el MCD emitió un comunicado que secunda lo mencionado en el Acuerdo Ministerial número 721-2003 donde se menciona que los bienes muebles arqueológicos Dintel III y Trono I de Piedras Negras, “tienen prohibición para su exportación temporal con fines de exposición internacional”, pero que “dicha prohibición no limita que tales bienes culturales puedan exportarse para su conservación y restauración”.
Personal de la Dirección de Patrimonio refiere que que el Trono de Piedras Negras, que salió para su exposición y restauración en el Met de Nueva York retornó a Guatemala en octubre de 2023. El MCD explica que próximamente se informará más sobre esta pieza.
La importancia de la pieza
Esta es considerado como una obra maestra del arte maya clásico. Fue labrada con notable destreza a finales del siglo VIII por encargo del gobernante K’inich Yat Ahk II para enaltecer su poder al frente del reino de Yok’ib, antiguo nombre de Piedra Negras. Dicho asiento real habría estado en uno de los palacios de aquella ciudad a la orilla del río Usumacinta.
Cuando triunfó en un ataque perpetrado por la ciudad rival de Yaxchilán en el año 808, dicho trono fue despedazado, como símbolo de la derrota. En el siglo XX fue localizado por arqueólogos y sus trozos fueron cuidadosamente recopilados para proceder posteriormente a su reconstrucción.
A pesar del daño sufrido, su belleza y calidad de tallado deslumbran a todo observador. Es por ello que el Museo Met de Nueva York trabajó una exhaustiva restauración.
A primera vista se puede ver a dos personajes que se miran entre sí. Pero al observar más detenidamente es posible distinguir que cada uno de ellos se encuentra en los ojos de una deidad de la montaña o “Witz”. Estos dos personajes podrían ser asociados con ancestros del propio K’inich Yat Ahk II.
El asiento y sus soportes tienen glifos que refieren sucesos históricos relacionados con la fundación de la ciudad que dominó el comercio proveniente desde el centro del actual Petén, a través del río La Pasión y el Usumacinta.