La médica Leticia Rodríguez, de la Clínica Biológica Hunab-Ku, afirma que de una libra de semillas germinadas se obtienen de cuatro a 10 libras de alimento de alto valor energético.
Durante la germinación, las enzimas se incrementan hasta 20 veces y se enriquecen en vitamina B-17, que previenen el cáncer, y B12, indispensable para el sistema nervioso y digestivo, explica Rodríguez. Una taza de germinado tiene hasta 10 veces más vitamina C que un vaso de jugo de naranja.
La semilla es 20 veces más rica en fósforo que el pescado y contiene vitamina E, que favorece la piel. Además, contribuye a desintoxicar el organismo, ya que ayuda a desechar impurezas de los tejidos y la sangre y fortalece la flora intestinal.
Según Araujo, los germinados contienen mayor cantidad de proteína por menor cantidad de grasa saturada. Esta energía, combinada de manera adecuada, brinda todos los aminoácidos esenciales para la formación y reposición de tejidos.
Vida latente
Una semilla tiene como estructuras básicas el embrión o germen y una reserva de nutrientes que serán su alimento para transformarse en planta, envueltos por una cáscara. El embrión es una nueva planta en estado de vida latente, que espera condiciones ambientales y químicas para desarrollarse.
El germinado comienza a partir de la absorción de agua por la semilla, cuya cáscara se suaviza y se hincha, lo que hace que aumente de tamaño. Después de este proceso, la vida de esta se convierte en activa.
Casi cualquier semilla, grano o legumbre puede germinarse, aun aquellas que no se incluyen en la dieta diaria como la de rábano, alfalfa, nabo y col.
Los granos incluyen tres grupos de semillas: oleaginosas —maní, nueces, almendra y pepita de calabaza—, cereales —avena, arroz, trigo, cebada, mijo, sorgo y maíz— y leguminosas —frijol, soya, arveja, garbanzo y alubias—. La mayor parte de estas últimas son difíciles de digerir, pero se pueden consumir en diferentes preparaciones, al remojarlas, cocerlas o machacarlas. Todas se pueden agregar a ensaladas, sándwiches, licuados de frutas o vegetales o guisos.
“Como naturópata, una de las principales características que busco en los alimentos, tanto para mi consumo como para indicaciones dietéticas terapéuticas, es que tengan gran cantidad de nutrientes, pero con pocos residuos tóxicos. He encontrado que los germinados tienen esta y muchas otras propiedades”, expresa Araujo.
Otras ventajas de los germinados es que son de bajo costo, puesto que el volumen de la semilla aumenta hasta cuatro veces o más. Asimismo, para su preparación se utiliza menos combustible, ya que pueden consumirse crudos, porque son de fácil digestión.
Uso terapéutico
Debido a su aporte energético es un alimento ideal para quienes han sido operados o cuando deben reponerse de alguna enfermedad. Araujo también aconseja que niños y deportistas consuman germinados, debido a que sus exigencias físicas y mentales son altas.
El naturópata lo cataloga como un alimento geriátrico, ya que el rendimiento corporal tiende a disminuir en los adultos mayores, y la energía de las semillas ayudan a fortalecer su organismo.
Cuando los germinados se combinan, alivian padecimientos de diabéticos y de pacientes con artritis, ya que actúan como antiinflamatorios y estimuladores de la función pancreática.