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B. J. Thomas ganó cinco premios Grammy entre 1977 y 1981, y se dio a conocer en 1966 con una versión de “I’m so lonesome I could cry” del cantante country Hank Williams.
Y luego con la canción “Hooked on a feeling” en 1968.
Pero fue con “Raindrops keep fallin’ on my head”, la banda sonora de la película “Butch Cassidy and the Sundance Kid”, de 1969, cuando se hizo verdaderamente famoso. Con esa oda al optimismo, ganó un Oscar y llegó a lo más alto de las listas de éxitos en Estados Unidos.
“Pocos artistas han dejado una huella más memorable en el panorama musical estadounidense que B. J. Thomas”, escribieron sus agentes en su sitio web.
“Con su voz sedosa y rica y su infalible capacidad para componer canciones, la extensa carrera de Thomas ha abarcado muchos estilos, incluyendo el country, el pop y el gospel”, añadieron.
Tras varios años de adicción al alcohol y las drogas en la década de 1970, en 1976 se produjo un “punto de inflexión” en su vida con su conversión al cristianismo evangélico, según el comunicado.
Se dedicó entonces a la música gospel, y ese mismo año, su álbum “Home where I belong” vendió más de un millón de copias.
El cantante había revelado en marzo que tenía una forma avanzada de cáncer de pulmón. “Sólo soy un tipo entre muchos. He tenido mucha suerte”, dijo.