Con una seguridad inusual a su edad, un dueto interpretó Suub tuum praesidium, de Wolfgang Amadeus Mozart, en el que alcanzaron notas tan altas que llenaron de dulzura la sala.
Los pequeños demostraron dotes de políglotas al cantar temas folclóricos de Ucrania, Serbia, Bulgaria y Finlandia. De la misma manera interpretaron canciones latinoamericanas como Alma Llanera y Cielito lindo, con un español impecable.
La emoción de los asistentes fue irrefrenable cuando los coristas danzaron y cantaron al ritmo de una melodía folclórica austriaca.
Foto: Prensa Libre: Edwin Castro
Composiciones de Johann Strauss no podían faltar en el repertorio del famoso coro con las polkas Leichtes Blut, Unter Donner und Blitz y Kaiserwalzer y el vals Danubio Azul.
Al acercarse al desenlace de este deleite melódico Stech presentó a los pequeños originarios de países como Rumania, Rusia, Japón, Corea del Sur y México.
Después de una ovación interminable, los pequeños ofrecieron una danza sudafricana, al ritmo del tambor. Pero la parte culminante y más significativa fue cuando los Niños Cantores de Viena interpretaron Luna de Xelajú.
Escuchar audio de la interpretación de Luna de Xelajú, por los Niños Cantores de Viena.
Foto: Prensa Libre: Edwin Castro
El concierto abrió con la presentación de los Niños instrumentistas del Conservatorio Nacional de Música, dirigidos por el maestro Vinicio Quezada.
La agrupación visitó el país en una gira que los llevara a México, Honduras y Costa Rica.
La historia de este mundialmente famoso coro se remonta a más de 500 años. En este participan más de cien niños, repartidos en cuatro grupos diferentes -Bruckner, Shubert, Haydn y Mozart-, quienes ofrecen más de 300 conciertos anuales.
Para uno de sus integrantes, el mexicano Iván Crecenti, esta ha sido una experiencia inolvidable. “He tenido la oportunidad de estar en distintos lugares del mundo y presentarme en lugares que no imaginé, es algo que me ha hecho crecer“.