Pero todo parece indicar que esa producción, que reveló la trágica infancia de “Mickey”, la malvada relación con su padre Luisito Rey y el misterio de Marcela Basteri existieron no por amor al arte.
Según Darío Celis, columnista del diario mexicano Excelsior, Luis Miguel autorizó a Telemundo y Netflix la creación de la serie porque necesitaba el dinero.
Deuda millonaria
De acuerdo con el periodista, en 2016 el cantante debía US$18 millones por dos demandas interpuestas, más otros problemas legales, que se acumularon con tres años de inactividad de los escenarios.
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El amigo del artista, Miguel Alemán Magani, inició una operación salvavidas para contactar con Carlos Slim Domit, presidente de américa Móvil; Carlos Bremer, de Grupo Value, y el boxeador Saúl “Canelo” Álvarez.
Aunque finalmente Álvarez ya no participó, los demás empresarios aportaron US$15 millones; más US$3 millones que aportó “Luis Mi”, se pagó la demanda que tenía de Alejandro Fernández.
Para completar con la solvencia económica, la única solución era crear la serie. Luis Miguel puso la única condición que su amigo Miguel Alemán fuera el que verificara los datos de la vida.
Alemán, José Luis Ramírez y Antonio Cue crearon junto a Mark Burnett Gato Grande Productions, que impulsó la filmación de la serie protagonizada por Diego Boneta.
Desde entonces, todo ha sido viento en popa para Luis Miguel, que se encuentra de gira en México, Estados Unidos y España, con presentaciones a casa llena.