Escenario

Diez cosas que siempre se preguntó sobre los diccionarios

Hoy se presentó a la prensa, en Madrid, España, la 23 edición del Diccionario de la Real Academia Española, el cual destaca por la cantidad de nuevos términos que se incluyeron. Ante esto, la pregunta de muchos es: "¿Cómo se elabora un diccionario?"

Miembros de la Real Academia Española presentan nueva edición de su diccionario (Foto Prensa Libre: EFE).

Miembros de la Real Academia Española presentan nueva edición de su diccionario (Foto Prensa Libre: EFE).

MADRID – La elaboración de un diccionario es una tarea compleja. Extraer cada palabra de la documentación existente, tratar de definir con otras palabras su significado, todos sus significados. Averiguar de dónde vino, qué otras palabras la sucedieron.

Enumerar de cuántas locuciones forma parte, buscar ejemplos… Palabra por palabra, letra por letra, de la A a la Z y vuelta a empezar. La lengua nunca se está quieta.

– ¿Son todos los diccionarios iguales?
No todos los diccionarios son iguales: no contienen los mismos términos y no ofrecen el mismo tipo de información.

El Diccionario académico es un diccionario normativo y esto ya lo hace especial. Un tipo de diccionario muy frecuente son los de uso, que describen el español común actual, algunos de los más conocidos son el Vox, el Seco o el María Moliner.

También existen los diccionarios de dudas, que no recogen el léxico de una lengua, sino solo las dudas más habituales. En obras como el Diccionario panhispánico de dudas no figuran verbos como “amar”, que no presentan dificultades, pero sí uno como “abolir”, que causa dudas con la diptongación (“abolo/abuelo”). Se publican, además, diccionarios etimológicos, técnicos, de sinónimos y antónimos, combinatorios, inversos, de preposiciones, del léxico de una zona, para estudiantes, etc.

-¿Si una palabra no está en el diccionario es que no existe?
Ningún diccionario recoge todas las palabras. Los diccionarios ni siquiera recopilan todas las formas de una palabra. Los sustantivos se registran por su forma en masculino singular; los verbos, por su infinitivo,… esto no implica que el resto de las formas sean incorrectas.

Los diccionarios no recogen necesariamente toda la familia léxica de una palabra (puede figurar “mediterráneo”, pero no “mediterraneidad”). Tampoco están todas las formas que se pueden derivar de un término: se registra “casa”, pero no “casita” (aunque sí se registra “-ita” como sufijo). 

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– ¿Si una palabra está en el diccionario se considera adecuada solo por eso?
Puede causar sorpresa ver que el DRAE recoge “almóndiga”, se puede creer que al estar recogido tiene carta de naturaleza, pero es fundamental fijarse en cómo aparece en el Diccionario.

“Almóndiga” remite a “albóndiga”. La voz con “m” no aparece definida y lleva la abreviatura “U. c. vulg.”, 'usado como vulgar', es decir, se trata de un vulgarismo, término que se juzga impropio de personas educadas. 

– ¿Por qué el diccionario académico mantiene acepciones políticamente incorrectas?
Es una crítica común, pero conviene tener claro el uso real que se hace de las palabras, muchas de las definiciones que ofenden al verlas aisladas y que por escrito responden al uso real que se hace de un término. En otras ocasiones no responden al uso actual, pero testimonian el uso de otros momentos históricos.

– ¿Cómo llega una palabra a entrar en el Diccionario? ¿y cómo sale?
Las decisiones de la Academia se toman en comisiones especializadas, que se aprueban en el Pleno, los datos se obtienen del Banco de datos del español compuesto por el “Corpus diacrónico del español” (CORDE), el “Corpus de referencia del español actual” (CREA) y el “Corpus del español del s. XXI” (CORPES XXI), una base de datos de casi 300 millones de registros léxicos, que recoge textos de todos los países de habla española.

Pero del Diccionario desaparecen también palabras o acepciones. Este material queda disponible en el “Nuevo tesoro lexicográfico”, un diccionario de diccionarios que reúne 70 obras desde el s. XV hasta el XX.

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– ¿Qué tipo de léxico no recogen los diccionarios?
Diccionarios como el académico o los de uso son diccionarios de lengua general, no incluyen jerga técnica, no registran qué significados e implicaciones tiene una palabra en el ámbito del derecho, la medicina, etc.

Los diccionarios tampoco recogen las palabras que son propias de determinadas zonas y que no pertenecen al caudal general; otras obras dan cuenta de este patrimonio dialectal.

– ¿Si una palabra se usa con un sentido que no tiene en el diccionario es incorrecto?
No necesariamente. Las palabras están cargadas de connotaciones que son difíciles de definir, de sistematizar. Es parte del genio del idioma, los usos metafóricos, metonímicos, etc. están más presentes en el día a día de lo que creemos. 

– Además del significado de las palabras ¿qué más ofrecen los diccionarios?
Ni siquiera los diccionarios que sobre todo dan significado ofrecen solo significado. Dan etimologías, información gramatical como la clase de palabra, el género, la conjugación; etiquetas y marcas (vulgar, arcaico, coloquial, malsonante,…), información ortográfica. Ofrecen ejemplos de uso y locuciones que tienen un significado acuñado.

– ¿La Real Academia solo hace diccionarios?
Ni la RAE hace solo un diccionario, ni hace solo diccionarios. La Academia elabora, además del DRAE, el “Diccionario panhispánico de dudas”, el “Tesoro lexicográfico del español” y el “Banco de datos del español”; también el “Diccionario del estudiante” y otras obras normativas como la Gramática y la Ortografía.

– ¿Los diccionarios son solo para empollones?
Los diccionarios son utilísimas herramientas de trabajo, no solo para el redactor o el escritor, sino también para el común de los hablantes.

Hoy, cuando se consume la información tan rápido conviene saber que la Academia tiene gran parte de sus obras disponibles en internet, accesibles incluso desde los mismos dispositivos en los que estamos leyendo o escribiendo, sobre todo ahora, que las redes sociales han hecho que quienes no escribían con regularidad tengan que hacerlo.

Los diccionarios son el gran libro, la llave para acceder a todo lo demás. Tienen, paradójicamente, mucho de efímero y mucho de eterno.