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Sonia Marcos, la artista que lidera el rumbo de la danza clásica en Guatemala

Desde hace una década Sonia Marcos dirige al Ballet Nacional de Guatemala (BNG) y ha convertido su vida en un testimonio de amor hacia la danza clásica, cuyos movimientos sublimes transforman al cuerpo en instrumento de expresión artística.

Marcos pertenece al selecto grupo de bailarinas que han tenido la fortuna de pasar por todos los niveles del Ballet Nacional de Guatemala -BNG-, desde su comienzo como estudiante y su paso por el cuerpo de baile, hasta llegar a la dirección de esa institución, cargo que ostenta en la actualidad.

Para la artista el camino ha estado marcado por el esfuerzo y la entrega, lo que la llevó a ser elegida como solista y posteriormente se le encomendó en varias ocasiones la responsabilidad de encarnar los papeles protagónicos en varios de los montajes que llevó a cabo la compañía. Además, su legado artístico incluye su incursión en el campo de la enseñanza.

Sus inicios

Nacida en la ciudad capital en agosto de 1964, Marcos tuvo contacto con la danza desde temprana edad, gracias a que sus padres eran asiduos a las manifestaciones artísticas. Según cuenta la bailarina, fue su madre quien tuvo a bien inscribirla en la escuela nacional de danza Marcelle Bonge de Devaux a los 7 años, sin saber que esa acción encausaría su vida.

“Desde ese momento la danza poco a poco fue siendo parte de mi vida y ahora es mi vida misma.  Cuando una llega de pequeña a veces no sabe a lo que va, pero desde el principio me pareció maravilloso el mundo de la danza. Mi primera maestra fue Sonia Juárez, quien tenía una presencia increíble, yo la admiraba mucho”, comenta la directora del BNG.

La exbailarina cuenta que desde el comienzo quedó enganchada por lo sublime del ballet, sin embargo, a temprana edad vivió una experiencia que grabó en su alma el amor por la disciplina de la danza y todo lo que esta conlleva.

Tan solo tenía 8 años cuando fue elegida para participar en un montaje que el BNG presentó en el Festival de Cultura, un evento que se celebraba en las ruinas de La Santa Cruz, en Antigua Guatemala, Sacatepéquez.

“En mi primer año, el maestro Antonio Crespo llegó a mi clase y me eligió, entre 500 alumnas, para interpretar al ratón que le entrega la corona al hada en la obra de La Cenicienta. Mi participación fue breve y sencilla, pero todo lo que implicó, los ensayos, el contacto con los bailarines de la época de oro del ballet en Guatemala y el aplauso del público, fue lo que me hipnotizó para quedarme en la danza”, cuenta Marcos.

La artista comenta que uno de los factores que la ha acompañado desde sus comienzos en la danza hasta la actualidad es el apoyo de su familia, primero con sus padres y ahora con su cónyuge, quien es un profesional del teatro y profesor universitario.

“Sin el apoyo de mi familia el camino hubiera sido más difícil. Sentirme acompañada de esa manera fortalece mi espíritu y me ayudó a seguir adelante en los momentos difíciles porque uno tiene responsabilidad de demostrar que el apoyo brindado valió la pena”, dice la artista.

Una vida de baile

Para ella fue un momento mágico cuando compró sus zapatillas de punta y las usó por primera vez. Eso la llevó a elegir el ballet clásico, por encima de otro tipo de danzas.  

“Creo que eso es parte de lo que envuelve a una niña: el tutú de tul, las zapatillas de punta, el peinado clásico agarrado hacia atrás y por supuesto las formas de movimiento”, comenta Marcos.

Aunque su carrera la ha dedicado al ballet, la exbailarina ha incursionado en otros estilos de danza como parte de su formación profesional, ya que, según ella, es importante conocer las diferentes tendencias de danza moderna como el jazz o el tap, por ejemplo. La artista explica que estas formas de baile permiten una mayor soltura y una mejor percepción del espacio.

“Es importante para un bailarín de ballet saber de otra técnica de movimiento. Mi línea siempre fue el ballet clásico, pero hice otro tipo de danzas como el neoclásico y ballet con música contemporánea de puntas, así como la danza moderna y contemporánea. A veces el ballet nos da un poco de firmeza y nos cuesta soltarnos y poder desenvolvernos en un movimiento que nos despoje del ballet”, explica Marcos.

La actual directora del BNG ha sido una de las bailarinas que ha pasado por todos los puestos que tiene la organización, desde el cuerpo de baile hasta la actualidad en la dirección general. Ella cuenta que ha sido una carrera en diferentes etapas y cada una la ha vivido con entusiasmo y pasión.

La artista dice que incluso dentro de su etapa de bailarina pasó por diferentes fases, cada una con sus propios retos. Según ella, cuando se comienza y se forma parte del cuerpo de baile se trata del trabajo en equipo, se debe ser exacto y debe haber sincronía con el resto de bailarinas, por lo que no se pueden permitir errores.

Por otro lado, manifiesta que como bailarín solista se trata de despejar un poco más el “yo interior” para tomar posesión de los personajes y al mismo tiempo compartir con el elenco.

“Creo que uno tiene una visión más amplia cuando ha pasado por todas las etapas. Haber pertenecido al cuerpo de baile me ayudó a valorar mi etapa como solista y los papeles principales que interpreté”.

Algunos de los papeles memorables para Marcos son el de Clara en el El Cascanueces. También menciona su encarnación de Swanilda en Coppelia, así como el personaje de Cupido en la obra de Don Quijote.

Otras obras en las que Marcos mostró su talento en la danza clásica fueron El Amor los Prejuicios y La Muerte, Juana de Arco.

“Cuando uno es bailarín, es mágico estar en el escenario, uno quiere verse a través del público y lo que puede lograr con su cuerpo. Tuve experiencias lindas como hacer el rol principal en El Cascanueces, lo hice por 15 años desde que se montó la obra e interpreté el personaje a través de mis propias vivencias. Haber pasado por todas las etapas dentro de la compañía me ayudó para lograr entender los sentimientos y emociones que el personaje tiene”, comenta la exbailarina.

En cuando a sus principales influencias, la artista comenta que la formación que obtuvo en la escuela de danza fue lo que marcó sus inicios y a través de la carrera fue creciendo, pero siempre recordando que la técnica inicial básica con la que se entra al BNG ha sido el bastión de su educación.

Sin embargo, nombres como Sonia Juárez, Sonia Villalta, Sonia Soto, Gladis García, Richard Devaux, Manuel Ocampo y Roberto Castañeda, llegan a su mente cuando piensa en aquellos bailarines que admira y la han inspirado.

Marcos recuerda con cariño cuando se inauguró el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, un evento la cual el BNG fue invitado a participar.

“Pocos saben lo que eso fue para los artistas en Guatemala, el tener un espacio tan maravilloso como el Centro Cultural Miguel Ángel Asturias y que el ballet haya sido parte de esa inauguración fue algo increíble. No podíamos creer la magnitud y la belleza del lugar, fue una experiencia impresionante”, recuerda la artista.

El teatro de la UP y el antiguo auditorio del Conservatorio Nacional de Música son otros de los escenarios en los que Marcos demostró su destreza en la danza. En el plano internacional, la exbailarina menciona que durante sus primeros años de carrera, en 1989,  participó en la séptima edición del Concurso Internacional de Danza en Trujillo, Perú.

Marcos cuenta que aunque sabía que no obtendría la medalla de oro en dicho certamen, estaba segura que iba a ser una experiencia gratificante. La guatemalteca fue eliminada en la primera ronda, pero aun así fue algo muy enriquecedor ya que convivió con artistas internacionales.

“Ensayé tanto que iba con los pies llenos de ampollas. Son anécdotas increíbles, recuerdo que me pegaba las zapatillas con brea porque justo donde se coloca tenía un agujero. Eso es el diario vivir de una bailarina. Cuando uno es joven ve la danza de una forma diferente y considero importante tener contacto con gente de fuera y ver qué pasa en el mundo según el campo en el que uno se especialice, que para mí es la danza. En la medida de las posibilidades hay que tratar de apegarse a los estándares internacionales”, comenta Marcos.

Su última presentación

La experiencia que Marcos tuvo en Perú, no fue la única a nivel internacional. En el 2010, cuanto tenía 46 años, ofreció su última presentación como bailarina en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana “Alicia Alonso”, ubicado Cuba, en ese momento ya fungía como directora del BNG.

Para la artista se trató del cierre del ciclo en un lugar a donde no todos pueden llegar. En esa misma ocasión, una delegación de bailarinas de Guatemala llegó al país caribeño para participar en un encuentro de academias de ballet. Varias maestras de la escuela de danza con algunas alumnas viajaron para presentar una coreografía.

“Decidí que ahí debía terminar mi carrera, por lo que elaboré una coreografía y tomé parte como bailarina. Fue algo maravilloso, el teatro es similar al de Quetzaltenango. Cuba es un lugar donde la danza es parte de la vida de su población, la gente valora mucho a los bailarines. Fue algo místico para mí el poder terminar mi carrera como bailarina en un escenario internacional”, expresa Marcos.

“Ya estaba a cargo del ballet, pero me atreví a entrenarme y a ponerme las puntas para esa última función.  Al final cuando recibimos los aplausos me dio mucha tristeza porque sabía que ahí moría mi fase de bailarina”, agrega.

Tiempos de docencia

La actual directora del BNG comenta que una de las partes más gratificantes de su carrera ha sido la docencia porque le ha permitido atestiguar la evolución de sus estudiantes hasta convertirse en bailarines profesionales, lo que le ha permitido impactar de manera positiva en la vida de muchas personas.

Marcos opina que en la parte formativa los maestros deben darse cuenta de que ellos siembran en los alumnos la pasión y el gusto por la danza.

“Creo que es una de las satisfacciones más grandes verse uno a través de los sueños de los alumnos, ver como el maestro logra ser parte de esa ilusión hasta que el chico se convierte en bailarín profesional”, comenta la artista.

El camino de la docencia empezó para Marcos por ahí por 1995 cuando el maestro Manuel Ocampo, quien era el director de la Escuela Nacional de Danza la invitó a formar parte del claustro de maestros. En ese momento ella era joven y cuenta que no tenía una idea clara de lo que debía hacer, pero aprendió en el camino.

Para Sonia, enseñar danza es una responsabilidad que implica la formación de un cuerpo viviente, de una persona que quiere ser intérprete de algún tipo de movimiento.

“Me preparé como maestra, hice muchos cursos en Cuba, Estados Unidos, Italia y Argentina. La formación de un maestro de danza es importante, posiblemente muchos comienzan este camino de forma empírica, pero no es la manera más adecuada de formar a un próximo bailarín profesional porque hay situaciones que uno debe conocer sobre la parte técnica y psicológica”, afirma Marcos.

La artista asegura que esa formación le ha permitido desarrollarse como educadora en la máxima compañía de ballet de Guatemala, actividad que representa un reto para ella.

“Es una gran responsabilidad estar a cargo del entrenamiento diario de los bailarines profesionales. Es importante prepararlos para seguir los lineamientos que dictan la técnica de ballet clásico con rigurosidad; así como despertar en ellos el amor por lo que hacen, la fascinación por su trabajo, la entrega, la disciplina y el gusto por la personificación de cada rol que se les asigna en los diferentes montajes”, comenta Marcos.

Paralelo a su etapa como formadora de bailarines, la artista también se ha desarrollado como coreógrafa.

Hasta el momento Marcos ha creado alrededor de unas 25 coreografías, la mayoría para el grupo de teatro para niños Diez Junior, del cual su esposo es el director.

“Como coreógrafa me siento muy impulsada por la música, creo que es mi principal motivación. No se trata de piezas clásicas, a veces son versiones de óperas como Madame Butterfly o La Traviata. Es más un trabajo neoclásico de movimiento libre y tiempos musicales diferentes a los del ballet clásico, me motiva la libertad de un cuerpo que se mueve con formas similares a las del ballet clásico, pero que vayan más allá de un discurso o de una obra clásica”, explica Marcos.

Al frente del BNG

Gracias a su larga trayectoria de éxitos en el BNG, luego del retiro de Amalí Selva, Marcos fue seleccionada para dirigir el barco de la compañía de danza clásica más importante de nuestro país.

De acuerdo con la artista, dirigir al ballet nacional es un reto que se debe afrontar desde dos flancos: la parte administrativa de la institución la tiene que ver con contabilidad y el trato con los entes rectores del Ministerio de Cultura y Deportes, así como velar por cumplir lineamientos establecidos por esa cartera gubernamental.

Luego, está la parte artística que incluye dar clases, seleccionar las obras que se montarán en las distintas temporadas, así como seleccionar a los maestros y coreógrafos que estarán a cargo.

Parte de su labor también subyace en la producción, es decir supervisar la musicalidad, luminotecnia, vestuario y escenografía, entre otras cosas.

 “Tenemos un equipo de trabajo que es muy importante y apoya al 100 por ciento a todas las actividades del ballet, pero la gran responsabilidad es de la dirección. No trabajo sola, hay gente que está siempre conmigo, el común denominador es que todos queremos una compañía fortalecida y que eleve el nivel técnico de la institución, pero también que se acerque más al público”, menciona Marcos.

Dentro de los objetivos de Marcos para el futuro de la compañía está el incremento del número de bailarines para poder llevar a cabo grandes montajes como El Lago de los Cisnes o La Bella Durmiente; así como lograr que las gestiones y procesos administrativos sean más ágiles.

Otro aspecto que Marcos considera una tarea pendiente es traer a más coreógrafos y bailarines internacionales para que compartan con los integrantes del ballet nacional, ya que esto amplía los horizontes de los artistas nacionales.

La exbailarina y directora del BNG se mantiene positiva y asegura que le quedan muchos años de carrera por delante en los que seguirá trabajando por la danza en Guatemala desarrollando proyectos innovadores e impulsando a los bailarines.

ESCRITO POR:

Pablo Juárez

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión multiplataforma especializado en arte, cultura y producción audiovisual con 11 años de experiencia. Productor de la emisión comunitaria de Noticiero Guatevisión.