Escenario

Testimonio que llena de fe y brinda vida

Desde sus orígenes, la devoción del viacrucis siempre ha sido en vivo, pues se trata de una meditación sobre la pasión y muerte de Cristo que requería de la participación de fieles que tomaban sobre sí las vivencias y las palabras de cada estación.

EN EL patio del colegio Castillo Córdova se construyó un monte Gólgota para representar la crucifixión.

EN EL patio del colegio Castillo Córdova se construyó un monte Gólgota para representar la crucifixión.

Las raíces del llamado Camino de la Cruz provienen desde los primeros siglos, cuando los cristianos veneraban los lugares relacionados con la vida y muerte de Cristo.

En el siglo IV, cuando el emperador Constantino declaró la aceptación del Cristianismo, se multiplicaron las peregrinaciones a los Santos Lugares. En Jerusalén se efectuaban rituales y memorias de los momentos de sufrimiento de Jesús aunque sin ningún orden específico.

Las Cruzadas, es decir las guerras libradas entre 1095 y 1291 para intentar arrebatar el control de Tierra Santa a los árabes, fomentaron la devoción por los lugares donde Jesús nació, predicó y padeció. Se empezaron a marcar varios puntos de acuerdo a determinados momentos: la agonía en Getsemaní, la condena a muerte de Jesús, la flagelación en el Pretorio, la ruta que siguió con la cruz a cuestas hasta el monte Calvario.

En varios lugares de Europa empezaron a erigirse “Calvarios” que coronaban todo un recorrido con los pasos del viacrucis.

Los frailes franciscanos contribuyeron mucho a extender y propagar esta devoción, sobre todo cuando en el siglo XIV se les concedió la custodia de algunos lugares de Tierra Santa, la cual tienen hasta la fecha.

El número de estaciones variaba, hasta que se quedó tradicionalmente en 14.

Dramatizaciones

La escenificación con personajes referidos por la Biblia y otros escritos, así como indumentaria de la época es una forma popular de darle mayor realismo a esta devoción.

Las representaciones dramatizadas nacen con los Autos Sacramentales, en el siglo XVI en España, aunque no eran en viacrucis y la Pasión no era un tema frecuente.

El famoso viacrucis de Iztapalaba, en México, data de 1843, cuando se representó por primera vez, debido a una peste.

En Guatemala fue el cine bíblico y las grandes producciones sobre la vida de Jesús, en la década 1950, las que sembraron el deseo de mostrar vívidamente al Salvador.

Por ejemplo, en Villa Nueva se presenta un viacrucis en vivo desde la década de 1970 con un grupo de actores originarios de dicho municipio.

Otro viacrucis que se ha convertido en tradición y que atrae a devotos, pero también a turistas y curiosos es el de Chiantla, Huehuetenango, el cual cumple 42 años.

En diversas localidades han surgido iniciativas similares y el fervor se ha contagiado también a centros educativos.

Fervor estudiantil 

La representación de viacrucis vivientes ha ganado terreno entre hermandades religiosas y también en centros educativos.

Prueba de ello fue el conmovedor recorrido de la Pasión de Cristo presentado por alumnos de primaria y secundaria del colegio Mariano y Rafael Castillo Córdova, el jueves último, en el patio del plantel, en Fraijanes.

“No es una obra teatral, es un acto de fe y meditación”, dijo la directora del colegio Lilian de Palencia al inicio.
A pesar de los sencillos materiales con que se elaboraron los trajes y escenografía, la actuación de los jóvenes consiguió evocar el sufrimiento de Jesús.

Los azotes a la columna, la crucifixión y el descendimiento causaron honda impresión en padres y alumnos. El colegio pertenece a la Fundación Castillo Córdova, brazo social de Cervecería Centroamericana.

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