Escenario

Un embajador llamado Roger Moore

A continuación le presentamos la publicación realizada por el periodista frances Sébastien Perrot-Minnot el 23 de mayo 2010 para Prensa Libre.

Recientemente, en marzo, participó en el Festival Internacional de Violonchelo de Moscú, que donó parte de los fondos a los programas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF, en Rusia. En junio estará en más eventos en Alemania y en el Reino Unido para apoyar la labor de esta organización. Su nombre no deja de aparecer en las noticias, a merced de las acciones humanitarias que lleva a cabo en el planeta.

Sin embargo, tras más de cuatro décadas de cine y de televisión, tras haber interpretado papeles como los de Simon Templar (El Santo, 1962-1969), Brett Sinclair (Dos Tipos Audaces, 1971-1972) y por supuesto James Bond (siete películas, de 1973 a 1985), que le valieron una celebridad mundial y prestigiosas distinciones, Sir Roger Moore hubiera podido abandonarse a un tranquilo y cómodo retiro. Pero en lugar de ello, en agosto de 1991, a la edad de 63 años, inició una nueva e intensa etapa de su vida, al volverse Embajador de Buena Voluntad de UNICEF.

¿Cómo pudo nacer tal vocación?

Elegante, culto y lleno de humor —como lo son a menudo los personajes que interpretó— Moore muestra también una gran sensibilidad por los sufrimientos ajenos. De adolescente fue testigo de las tragedias acarreadas por la Segunda Guerra Mundial. La miseria, la injusticia, la guerra y la proliferación de las armas lo indignan, y su indignación no puede permanecer sin reacción.

Moore narró en diversas ocasiones el “momento de epifanía” que determinaría su ingreso en UNICEF. Fue en 1990. Su amiga la actriz Audrey Hepburn, Embajadora de Buena Voluntad de UNICEF desde 1988, le pidió ser copresentador de los Danny Kaye International Children’s Awards en Ámsterdam, los Países Bajos, y participar en una conferencia de prensa de UNICEF. El apasionado desempeño de Hepburn fue una revelación para Roger Moore; el año siguiente, siguió sus pasos en la organización internacional, poniendo su notoriedad al servicio de los niños del mundo.

“Y es así que me convertí en un Embajador de Buena Voluntad de UNICEF en 1991. Los representantes de la agencia me dieron una gran cantidad de informaciones: datos y cifras y estadísticas. Sólo números, no caras. Pero cuando emprendí mi primera misión —a Centroamérica— fui finalmente capaz de poner caras a los números. Este primer viaje en 1991 fue una verdadera educación para mí. Me di cuenta de cuán fácil era hacer contacto con altos funcionarios de gobierno ansiosos de encontrar a El Santo y James Bond” (Roger Moore: “Bond Aid”, artículo publicado en la revista Time el 21/04/2002: http:// www.time.com/time/sampler/article/ 0,8599,232563,00.html).

En dicha misión, que inauguró su prolífica labor itinerante, Moore visitó Guatemala, Honduras, El Salvador y Costa Rica. Poco tiempo después, en septiembre de 1991, voló a Brasil, adonde regresó más adelante en varias oportunidades. Otras misiones lo llevaron a Filipinas, México, Eslovenia, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, Ghana, Zambia, Indonesia, Japón, Corea, entre más países.

En breve
  • Roger George Moore nació en Stockwell, Londres, Inglaterra, el 14 de octubre de 1927.
  • Actuó para la televisión, en series como Ivanhoe (1958), El Santo (1962-1969) y Dos Tipos Audaces (1971-1972), y para el cine, donde destaca su interpretación del agente secreto James Bond, en siete películas (1973-1985).
  • Es Embajador de Buena Voluntad de UNICEF desde 1991.
  • Está también comprometido con la protección de los animales, con la organización PETA.
  • Ha sido nombrado Comendador de la Orden del Imperio Británico (1999), Caballero Comendador de la Orden del Imperio Británico (2003) y Comendador en la Orden de las Artes y Letras de Francia (2008). En 2003, recibió también la Cruz del Servicio Federal alemán.
  • En 2008 se publicó su autobiografía (My Word is My Bond: A Memoir, ediciones HarperCollins).

Los asuntos que movilizan al embajador en cinco continentes son diversos: la explotación de los niños, los problemas de alojamiento, nutrición, acceso al agua potable y salud, los deportes, la educación y obviamente la cultura, esta cultura que tanto marcó y sigue marcando la vida de Roger Moore (quien, cabe precisarlo, no dejó de actuar en 1991) y que constituye una característica esencial del ser humano.  El incansable Moore se revela  entonces portavoz, abogado y militante, apoyando campañas y proyectos, colectando fondos para UNICEF y  fomentando estratégicas alianzas entre la agencia internacional y otras instituciones (como por ejemplo la Federación Internacional de Futbol Asociación —FIFA— en el 2001). Todo ello, con una firme y constante convicción: “Los niños deben ser siempre nuestra prioridad”.

Por su labor en UNICEF, Moore cosechó numerosos reconocimientos que le conmovieron más que los que le valieron sus hazañas en la pantalla grande y pequeña. Destacan sus nombramientos como Comendador de la Orden del Imperio Británico, en 1999, y luego como Caballero Comendador de la Orden del Imperio Británico, en el 2003, por la reina Isabel II; la condecoración de la Cruz del Servicio Federal por el Presidente alemán Johannes Rau, en el 2003; y podemos agregar la atribución de las insignias de Comendador en la Orden de las Artes y Letras de Francia, en el 2008. En esa última ocasión, la Ministra francesa de Cultura, Christine Albanel, elogió en su discurso a un “actor de leyenda de inmenso corazón.”

Pero la mayor recompensa para Sir Roger Moore es ver como, a pesar de todas las dificultades, los esfuerzos de UNICEF dan resultados, y ver como estos resultados iluminan las caras de los niños. Como lo expresó Antoine de Saint-Exupéry: “Una sonrisa es a menudo lo esencial. Una sonrisa paga. Una sonrisa recompensa.” (Carta a un rehén, 1943).

Agradecimientos especiales a Malene Kamp Jensen, Maria Zanca y Alexandra Westerbeek,de UNICEF, por su apoyo en la preparación de este artículo.

ENTREVSITA

En Guatemala

En 1991 Roger Moore estuvo en la Colonia La Verbena (zona 7, Ciudad de Guatemala) donde tuvo un encuentro con voluntarios de la Sociedad Protectora del Niño y recorrió también el barrio El Mezquital, zona 12. En Santabal, Quiché, inauguró un sistema de abastecimiento de agua potable.

¿Por qué eligió este país como su primer destino tras haber asumido el cargo de Embajador de Buena Voluntad de UNICEF?

En realidad, la decisión fue tomada por James Grant, director ejecutivo de UNICEF, quien pensó que una visita a Centroamérica sería importante en mi proceso de aprendizaje. Después de Guatemala, visité Honduras, El Salvador y Costa Rica.

¿Qué impresiones se llevó de Guatemala y su población?

Encontré que Guatemala era un país con una gente extremadamente amigable, desde el presidente hasta los más humildes niños de las escuelas y sus madres y familias. Me hicieron sentir que era verdaderamente bienvenido.

¿Visitó el país en otras oportunidades?

Desgraciadamente no. No pude efectuar otra visita al país, pero es algo que me gustaría mucho hacer (desde hace ya casi 20 años), en compañía de mi esposa, Kristina.

Guatemala posee numerosas y famosas ruinas precolombinas. En su opinión, ¿qué lugar debe ocupar el patrimonio arqueológico en la educación de los niños de Guatemala?

Efectivamente, los sitios mayas son asombrosos. Creo que los vestigios del patrimonio maya tienen que ocupar un lugar en la educación de los niños, quienes deben sentirse orgullosos de este legado.

Los niños que encontró acá en 1991 ya son adultos. ¿Qué mensaje les daría hoy?

Quisiera creer que tienen hoy una vida próspera; y si se beneficiaron con la ayuda de UNICEF cuando estuve en Guatemala, espero que en consecuencia sus vidas y las de sus familiares hayan mejorado significativamente y que gracias a ello Guatemala tenga un futuro más sólido. 

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