Fernández ha explicado siempre que el nombre es en honor a sus tres hijos varones: Vicente Fernández Junior, Alejandro Fernández y Gerardo Fernández.
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El rancho, considerado la casa del Charro de Huentitán, y que cuenta con su propio logotipo, se convirtió en un ícono, después de que el cantante mexicano pasara allí sus últimos días y también donde reposarán sus restos.
El artista murió este domingo a los 81 años, después de haber pasado unos cuatro meses internado con altibajos en su estado de salud.
De acuerdo con un artículo de Infobae, la casa fue construida después de que Vicente superó varias crisis económicas hasta que logró triunfar.
“La última morada de Vicente Fernández tiene un significado muy especial para toda la familia del cantante, pues fue el resultado de años de lucha y esfuerzo constante que el intérprete de Acá entre nos tuvo que atravesar hasta poder tener su propia casa en el lugar donde creció”, consigna Infobae.
La construcción del mítico rancho comenzó a principios de la década de 1980 y se ubica en Tlajomulco de Zúñiga, en Guadalajara, Jalisco, a una media hora desde el centro de Guadalajara.
Está compuesta por unas 500 hectáreas (Unos 5 kilómetros cuadrados) y la conforman una casa vivienda principal, varias caballerizas, un sitio destinado a criadero de caballos, alberca, restaurante y la arena.
Amante de los caballos, Vicente crio a varios de ellos, incluyendo una raza especial de miniaturas de casi un metro de alto.
La alberca tiene forma de guitarra con una gran sobrilla de tejas rojas al centro.
El restaurante es uno de los más visitado por los turistas. Se puede degustar comida típica mexicana mientras se aprecia la música regional en vivo.
Una característica del Charro de Huentitán es que desde hace algunos años permitió la entrada de turistas a su rancho, y era común que sorprendiera de vez en cuando al salir a compartir con los visitantes.
