Escenario

VIDA BREVEEl peregrinar humano

El mundo es como es, y no como tú lo has soñado

Los autores de autobiografías hacen literatura de realidad. Reflejan su peregrinaje por la vida en una variedad de realidades, con sus culpas y errores, con remordimientos y sus miedos pero, también, con su gozo, sus anhelos y sueños cuando cuentan aspectos íntimos de sus vidas y sus reacciones psicológicas frente a un mundo complejo e incomprensible.

Los seres humanos siempre hemos soñado y siempre hemos sentido soledad y la rabia de saberse ?tiempo?, y que todo se extingue con el tiempo.

Al narrar nuestra propia historia surgen la confidencialidad, el testimonio y el arrepentimiento de haber pecado (o haber renunciado a los pecados). La literatura es un buen instrumento para reflejar, interpretar o enseñar a afrontar la realidad.

Además, ayuda substancialmente a desentrañar el misterio de la vida.

Recuerdo que hubo una vez en el marco de un limitado tiempo cronológico cuando sucedieron unos hechos que guarda mi memoria. Aquellos sentimientos míos se hicieron borrosos con el tiempo.

Es como se muere lentamente el dolor de sentir o deja de permanecer la pesadumbre de ser consciente de aquellos sufrimientos. El mundo es como es y no como tú lo has soñado.

Rubén Darío ha rimado: ?dichoso el árbol que es apenas sensitivo / y más aún la piedra porque esta ya no siente, / pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo / ni mayor pesadumbre que la vida consciente?.

Realidad y fantasía son como la vigilia y el sueño, pero todo gira entorno a la imposibilidad de escapar de nuestra memoria melancólica.

A veces me sumerjo en mi memoria positiva, en los recuerdos de mi niñez en Berlín para así sentirme feliz.

A veces recuerdo las risas y las bromas de mi adolescencia en Madrid, aunque el mundo era triste sumido en los años de la Segunda Guerra Mundial con sus graves destrozos.

Luego siguió la ansiedad de ir con mis padres a América o quedarme en España con mi primer amor (que no fue exactamente el último).

Le siguieron varias conquistas con sus correspondientes anécdotas. Luego nos escribíamos con cierta frecuencia y de vez en cuando, regresando a España, volvía a verle. Siempre quise ser y fui su amiga, cuando ya habíamos dejado de ser novios.

Me enamoré de otro en América. Era un amor oscilante entre la aceptación y el rechazo, y aunque yo le quería y él me quería no lo quiso Dios. Con el tiempo todo pierde su intenso vigor. Hasta los recuerdos agonizan.

El poeta Juan Ramón Jiménez, escribió esta célebre frase: ?no le toques ya más, así es la rosa?.

También el personaje de mi novela Rosaura decía: ?El amor se da, se toma, y se tira como una flor marchita?, hay muchas rosas marchitas entre las hojas mustias de mi memoria. Las emociones que proceden de la contemplación tardía de la realidad vivencial. Todo es y todo pasó, en el gran jardín otoñal de nuestras vivencias. El poeta diría: ?vino primero pura / vestida de inocencia??. La pureza es como un aroma que se evapora, que perteneció a momentos distintos de un tiempo lejano.

Finalmente se llega a la perspectiva de la conciencia total de las diversas realidades experimentadas a lo largo de la peregrinación hacia un otoño sereno de hojas secas o doradas, no desprovistas de belleza, observando una realidad invisible, como es el aire o como lo es el viento, una realidad interior totalizadora, que penetra con una luz nueva el sentido de la vida breve al ver más allá del tiempo.

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