Escenario

VIDA BREVELa Sexta y sus vecindades

En la zona 1, hace tres o cuatro décadas, se encontraba todo el mundo.

Estaban allí los cines, hoteles y un gran teatro, el Capitol, con magníficos conciertos de pianistas famosos como Iturbide, así como grandes ballets, el yugoslavo, africano y los de los países asiáticos que entonces venían a Guatemala, así como Sarita Montiel, la cupletista española.

Ahora ya no esta ?El Palace?, que era el mejor hotel de la capital en la doce calle.

La Sexta se convirtió casi en un ?mercado persa? con sus ventas callejeras y ladrones. Sus viejos cafés y confiterías han desaparecido y los almacenes elegantes como El Emir cerraron.

También se han ido, parcialmente, al cementerio los caballeros galantes con corbata y chaleco que se paraban en la esquina de la sexta avenida y novena calle todos los días para echar piropos a las damas de buen ver, o citarse con sus novias bajo el reloj de la novena calle, que ya no marca la misma hora.

¡Cuánto ha cambiado donde nada ha cambiado¡ Se hizo rápidamente viejo lo nuevo de entonces y se ha vuelto nuevo lo viejo. Lo viejo de un pasado que no parece remoto.

En la Sexta se apagaron las vitrinas de los almacenes elegantes, iluminados de noche; como los del Emir y ya no pasea la gente viendo escaparates con telas de costosas sedas. Ya no paran los autos en largas filas junto a las aceras para ver y saludar a los que se paseaban y encontraban con todo el mundo en la Sexta.

La gran avenida se ha convertido en una calle oscura sin gentes desde las tempranas horas nocturnas.

Lo mismo sucede a la tercera y quinta avenida, transitadas de día por multitudes, pero que de noche parecen reservadas a los trasvesti semi-desnudos, que ofrecen sus favores placenteros, incluso en noches frías y bajo la persistente lluvia.

Desaparecieron los supermercados como ?La Sevillana?, con su jamón serrano y sardinas españolas, arenques alemanes y otros productos importados, que ahora son inalcanzables. En su lugar surgieron restaurantes de comida-rápida con hamburguesas y pizzas.

Los que tienen fama de ser ricos se visten como pobres para ir al centro a algunas oficinas que todavía se encuentran allí.

Antes todo resultaba más refinado, los pobres imitaban a la clase media, los de la clase media a los de la clase alta e incluso los modales de la gente, que ahora ya ni se sabe a que clase pertenecen, son unos modos muy rudos.

Yo recuerdo otra Guatemala que está inmersa nostálgicamente en mi memoria y la que ahora se mira muy enervada, lo que representa su crisis económica y moral. Las cosas humanas están interconectadas mundialmente.

Abundan la prostitución masculina, las drogas y la desaparición de los valores tradicionales, cambio la vida en el mundo entero. Poseemos una única vida y hay poca esperanza que las cosas puedan cambiar.

Somos lo que ya se sabe que somos. Cada uno es lo que es: materialista, egoísta, oportunista, si hemos de creer lo que dicen los más jóvenes de nosotros, pero qué futuro les espera a esta juventud actual ante tanta criminalidad, corrupción, desempleo y el deterioro del viejo Centro Histórico, donde la historia de la ciudad se les confunde con la de su propia vida.

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