Vida

Espíritu de fiesta

En los últimos años, la Navidad empieza a anunciarse casi al mismo tiempo que el Día de Todos los Santos. La publicidad despunta en ascendente carrera, hasta llegar a convertirse en monotonía… Y todos, con asombro, decimos: "¡Si apenas pasó el día del fiambre y ya estamos escuchando los villancicos de Navidad!". Y empiezan a decorarse las calles y los comercios, y se multiplica la presión por las compras, que al final… deja vacía la bolsa de los consumidores.

Luego se influye en los niños a idealizar la figura de Santa Claus, porque es el que regala, el que divierte, el que los emociona. Y así, se magnifica su imagen con el riesgo de que se haga a un lado la figura de Cristo.

Pero lo importante y valioso en la época de las Pascuas cristianas es que los niños primero conozcan la historia del Niño Jesús, hijo de José, el carpintero, y María, una joven campesina que nació en la oscura aldea de Belén. Y para que los cristianos celebremos este gran acontecimiento se convino que el 25 de diciembre se reconociera como la fecha del nacimiento de Jesús, que todos los años celebramos.

¡Pero cómo cambian los tiempos! Al remontarme a mi niñez, recuerdo que el día de Navidad se celebra en el tabernáculo de mi pueblo —así decíamos a la iglesia evangélica— en un ambiente humilde y sencillo, con un corazón inocente, como el alma de los niños. Como parvulitos, sin saber leer ni escribir, nos ponían los mayores a recortar las siluetas de los personajes bíblicos, en papel lustre de colores. Con esta metodología aprendíamos la esencia y el mensaje de la Navidad, con la historia de Jesús como centro. Y esas raíces que fueron sembradas en mis recuerdos es el fruto de mi espiritualidad, de mis valores y de mi entrega por las cosas que vienen de Dios.

Es que en todo tiempo, el hombre necesita cultivar una conciencia religiosa como disciplina personal. Necesita fomentar con ello la comprensión humana con amor y humildad. Sé que Cristo no vino a fundar una religión, sino a anunciar el evangelio para salvación, que el hombre necesita tener puesta su fe en algo superior a lo humano, para enfrentar los desafíos de la vida… Nadie está exento de la enfermedad, de la angustia, de la soledad y de los momentos cruciales que se salen de nuestras manos. En esta fecha, entonces, llega el momento de la espiritualidad y el recogimiento recordando el milagro de Belén. Debemos hacer un alto a esta carrera materialista de la época que estamos viviendo. La Navidad no debe ser tiempo de comer y beber, ni menos para caer en vicios peligrosos que lleven a la violencia, a las drogas, ni para alimentar sentimientos de odio, de venganza, de envidias y resentimientos.

Es oportunidad de servir con amor, de ayudar al prójimo. ¿Quiere usted servir hoy? Un niño de apenas dos meses de nacido, producto de una violación salvaje a una joven de 16 años, está necesitado de abrigo y alimentos. Infórmese por favor con Mercedes al número de teléfono 2412-5600. Cuenta bancaria Banrural 4-213-01287-9.