Vida

Fiestas compartidas

En las fiestas decembrinas, la convivencia no puede hacerse por separado

Algunas parejas suelen discutir porque uno de los dos desea disfrutar la cena de Navidad con sus padres, mientras que otros prefieren que se celebre en casa sólo con los hijos, y habrá quienes prefieran festejarla con los vecinos.

Si su situación es similar a alguna de éstas, se estará preguntando ¿que hago? Algunos expertos entrevistados ofrecen su punto de vista. Tome nota

Acuerdos

La psicóloga Esmeralda Hernández Archila, del Departamento de Psicología Jurídica del Organismo Judicial, explica que cuando una persona se casa dice que lo hace con la pareja y no con la familia, pero esto no es cierto, porque también habrá una relación con cada uno de sus integrantes.

Un ejemplo de dicha interacción ocurre durante las fiestas decembrinas, porque la convivencia no puede hacerse por separado.

La solución más acertada es reunir a ambas familias y compartir juntos, pero esto no siempre ocurre.

Por ello, una de las formas tradicionales y por la que los expertos se inclinan es que en Nochebuena se conviva con una de las familias y en Año Nuevo con la otra, para que exista una buena comunicación y entendimiento, y si hay amor, será más fácil buscar la solución, enfatiza la psicóloga Ligia de Chacón, de la clínica de adolescentes de Aprofam.

El siguiente año se pueden invertir los papeles, rotar las fechas, ya que muchas veces el problema es la Nochebuena, al concebirse como más familiar; mientras que el 31 se opta por asistir a una fiesta o salir de viaje. Debe haber un balance, agrega Hernández.

Los consentidores

La mayoría de los abuelos deseará seguir la tradición y asistir a la misa de gallo para efectuar el rezado al Niño.

Los pequeños lo pasarán bien con sus primos o amigos, quemando cohetillos. Esto hay que tomarlo en cuenta a la hora de organizar la reunión familiar.

Hogares desintegrados

Los hijos de los padres divorciados suelen ser afectados en esta temporada, algunos hasta se deprimen, ya que ellos desean compartir con ambos progenitores.

Lo ideal es darles la oportunidad de que puedan estar cerca del ser querido que ya no está en casa.

Para ello es necesario que el padre o la madre le explique la situación que afrontan, y que no por eso dejarán de quererlos.

Sin embargo, no es aconsejable que el progenitor que no vive con el pequeño lo colme de cosas materiales para suplir su presencia y afecto, porque el chico puede comenzar a efectuar un chantaje, y mostrará más preferencia a quien le da más regalos – el más grande o el más caro-, mientras que verá de menos al otro (a).

Lo mejor es darle amor, jugar con él y convivir el mayor tiempo posible, aunque esta situación depende de los acuerdos que la pareja estableció al separarse, añade Hernández.

Los números telefónicos de los profesionales entrevistados son: Psicóloga Esmeralda Hernández 323-0935; geriatra Juan Antonio Gabriel 715-9201; psicóloga Ligia de Chacón: 230-5488

De la vida real

Es el caso de Ahura María Zeissig, de 75 años, quien vive sola, pero no por ello deja de festejar a lo grande estas fiestas. Cada año viaja a Estados Unidos a visitar a su hijo que vive en Kansas City.

El año pasado no pudo hacerlo, pero hizo su nacimiento, y compartió con sus hermanas y vecinos.

Hoy tendrá la dicha de disfrutarla con su hijo y nietos, porque han llegado al país.

Doña Romelia de Véliz, ha comprendido que los tiempos cambian. Antes veía cómo sus nietos se ilusionaban por llegar a su casa, pero ahora que han crecido prefieren quedarse con sus padres, porque les gusta quemar cohetillos y compartir con sus amigos del vecindario.

Así que para respetar su decisión, los abuelos han optado por visitarlos.

?Las personas de la tercera edad y los niños deben ser el eje central en estas fiestas, y por ello hay que respetar su opinión para saber cómo desean festejarlas?, afirma el geriatra Juan Antonio Gabriel Turcios.

Asimismo, si en casa hay enfermos, deben ser una prioridad, en especial si su padecimiento es terminal, porque es probable que en las siguientes celebraciones no estén presentes; de manera que bien vale la pena guardar un recuerdo positivo, añade Gabriel.

Karina Castillo dice que aprendió a organizarse hace 11 años, tiempo que lleva de casada. ?Desde un principio establecimos con mi esposo festejar la Navidad con mis padres y el 31 con mis suegros; nos ha funcionado muy bien.

El 24 por la noche tenemos la costumbre de visitar a mis abuelos paternos, tíos y ahijados.

Creo que es fundamental haberle inculcado a los hijos recordar el nacimiento de Jesús, y a hacer una reflexión sobre la importancia de compartir y orar para que tengamos paz en el país, empezando por nuestro hogar?.

Y en efecto, este procedimiento es lo más acertado porque una de las dos partes aprendió a ceder, así que las parejas que han decidido unir sus vidas, deben negociar para disfrutarla con los padres y los suegros, sugiere la psicóloga Esmeralda Hernández.

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