La región de Pastores, Sacatepéquez, es conocida por sus icónicas botas de cuero al estilo vaquero; sin embargo, desde hace algunos años han trascendido a una tendencia más jovial que mezcla el concepto de los tenis, chapulines, zapatillas, sandalias, tacones o botas con tejidos y huipiles de diferentes regiones. Esta tendencia también se ve en puntos como Santiago Atitlán o Antigua Guatemala.
“Hay varios artesanos que tenemos muchos años de fabricar botas, pero también hemos visto que existen materiales propios de nuestra cultura que llaman la atención. En otras palabras, queremos demostrar que lo nuestro también tiene su pegue”, dice Juan José Hernández, del negocio Calzado Hernández Vásquez.
“Los diseños que elaborábamos eran muy tradicionales y nos dimos cuenta de que hay mucho material característico de Guatemala con el que podemos ser creativos y dar más opciones a los clientes”, indica Inés Gómez, de Botas G.
Vásquez, que también recibió un curso para la elaboración de calzado, explica que los diseños son ideas de cada artesano, pero algunos toman conceptos de reconocidos diseñadores. “Vemos el trabajo de expertos en revistas e internet, para adoptarlos”, añade.
Es así como los artesanos utilizan punteras de piel, forros de marrano, telas y huipiles propios de regiones con gran legado cultural. “Las telas provienen de lugares como Totonicapán, Chimaltenango, Chichicastenango o Quetzaltenango”, explica Josué de Paz, de Artesanías Elohim. Algunos estilos pueden llevar casi un día para su elaboración y cuestan entre Q90 a Q180, en zapatos; Q200 a Q225, botines, y Q600 a Q700, botas.