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Julio Gallegos, el astrofísico guatemalteco que trabaja en el telescopio James Webb

Estudió Física en Guatemala y luego se fue a especializar a Tenerife, España, lugar desde el cual ha participado en distintas misiones.

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La historia del astrofísico guatemalteco que trabaja en el telescopio James Webb

El guatemalteco menciona la importancia que para los estudiantes tienen los modelos a seguir en su entorno, pues ayudan a ver que los sueños sí se pueden cumplir. (Foto Prensa Libre: Cortesía Julio Gallegos)

En los últimos días, han dado la vuelta al mundo las fotografías del espacio captadas por el telescopio James Webb, que ofrece una resolución sin precedentes para observar e investigar sobre el universo. El doctor Julio Gallegos es un científico guatemalteco que en esta entrevista explica su labor como parte de uno de los proyectos más importantes en el campo de la Astrofísica.

Cuenta que desde pequeño le interesó mucho la ciencia y no sabía que existía la carrera de Física hasta que llegó a la Universidad del Valle. Al terminar la licenciatura se interesó por la Astrofísica, un poco más teórica. Luego obtuvo una beca del gobierno español para   estudiar en Tenerife, España, en el Instituto de Astrofísica de Canarias. Trabajaba en el grupo del profesor Rafael Revolo, en busca de enanas cafés —estrellas fallidas— cuando se descubrió la primera. Cuando se terminó la beca, el profesor le propuso cambiar de tema al fondo cósmico de microondas, a Cosmología, porque allí sí había beca. Entonces desarrollaba su tesis doctoral, un instrumento de baja frecuencia, su análisis y la construcción, y por eso entró en el satélite Planck en 1995. En esa y otras misiones trabajó durante 20 años. Y así es como ha descollado en su carrera de científico, pasando de misión en misión hasta llegar al James Webb.

¿Qué significa para usted pertenecer al equipo del telescopio James Webb?

Es un equipo especial porque es enorme. Siempre estos satélites son muy complejos. En Plank éramos  mil 500 personas trabajando. En James Webb fácilmente se podría triplicar ese número, habiendo tantos países involucrados. Toda la industria europea, espacial, Estados Unidos, Canadá. Son millones de personas que apoyan con su dinero este proyecto y miles de ingenieros y científicos trabajando. Y, bueno, uno siente que aporta un pequeñísimo granito de arena a esta misión tan importante.

Había sido un grupo muy exclusivo el que había estado en la construcción de imágenes. Entonces, la primera vez que la vio el público la vimos nosotros y fue algo impresionante.

¿En qué consiste su trabajo en el equipo del James Webb?

Mi trabajo específico fue en el equipo de Nir Speak, que es la cámara espectral de desarrollo de la Agencia Espacial Europea (ESA). Y, digamos, hay que desarrollar todo el software de análisis, las cadenas de análisis y ver la calidad del instrumento; cómo funciona. Soy parte del equipo que gestiona que todos los datos que recibimos sean de la calidad adecuada. Entonces hacemos el primer, 1/1 del procesado. Analizamos la calidad donde estaba apuntando el telescopio y convertimos un montón de unos y ceros digitales en información que estuviera disponible y fuera fácil de entender para el científico. Entonces nuestro aporte a toda la James Webb es convertir los datos crudos que nos da el satélite en algo, cocinarlos un poco y presentarlos a la comunidad científica internacional para que los explote.

La historia del astrofísico guatemalteco que trabaja en el telescopio James Webb
(Detalles nunca antes vistos del Quinteto de Stephan, una agrupación visual de cinco galaxias. Foto Prensa Libre: AFP)

Mi trabajo es ese, ver que los datos los reconstruyamos bien, que todo esté en orden. Y ver la salud del instrumento, que todo, que todo esté funcionando. Y luego, como científico, digamos que esta sería la parte de trabajo, y luego la parte divertida: he vuelto a las enanas cafés porque James Webb tiene dos programas muy fuertes. Entonces mi tarea es buscar enanas cafés binarias y analizar cómo es su relación, cómo se formaron y tratar de estudiar su evolución. A ver si es similar a las de las estrellas o es distinta.

¿Cuál es el impacto de este trabajo en el mundo de la ciencia?

Sí, hay dos aspectos. Uno es el aspecto científico del logro que podemos hacer, de la investigación que se hace con estos datos y de generar conocimiento, de entender mejor nuestro universo, cómo funciona nuestro sistema solar, cómo funcionan otros sistemas solares, para ver lo único o lo común que tienen.

¿Por qué nuestro sistema solar es tan peculiar? Porque hasta ahora lo que hemos visto es que otros sistemas solares son distintos al nuestro. En cuanto a cómo se ordenan los planetas, entonces estamos entendiendo si nuestro sistema solar es especial o es muy común, o qué es lo que lo caracteriza. También estamos entendiendo el universo, cómo ha evolucionado y cómo va a evolucionar. Ese es un aspecto, y eso enriquece a la humanidad. Luego está el aspecto tecnológico, que es el desarrollo de estos telescopios. Generan una tecnología que no existía y, de hecho, parte de la forma en que se desarrolló la óptica del telescopio. James Webb ya se está utilizando en máquinas que ayudan a estudiar el ojo de una forma menos invasiva.

Entonces ya tenemos un producto en el mercado y que se está usando en ópticas alrededor del mundo, que fue derivado directamente del desarrollo que se hizo para el James Webb. La única forma que hemos visto en la historia de que el mundo avanza es: la tecnología con la guerra o con la ciencia. Obviamente, ahí no hay cuestión, nadie va a decir lo contrario. La mejor forma de avanzar es con la ciencia.

La historia del astrofísico guatemalteco que trabaja en el telescopio James Webb
Otros proyectos en los cuales ha participado Julio Gallegos son Euclid y Planck. (Foto Prensa Libre: Cortesía Julio Gallegos)

¿Qué significa para el país que un científico guatemalteco sea parte de este proyecto?

Pues yo creo que es la cercanía en el hecho de que tal vez uno soñaba. Yo no soñaba de pequeño, quiero ser de la NASA, porque ni siquiera conocía que existía, ni la ESA. Recuerdo que hay científicos guatemaltecos importantes, y tenemos el ejemplo de Fernando Quevedo, un profesor de renombre mundial en Cambridge,   son modelos que te dicen que es posible. Yo recuerdo que Eduardo Álvarez fue mi profesor. Recuerdo que   se fue a hacer su máster a Estados Unidos y era como nuestro ejemplo a seguir.

Quiero seguir los pasos de Eduardo porque me quiero ir también a estudiar fuera. Y él tuvo el coraje de regresar y ha hecho crecer a la Universidad y la carrera de Física, y todo. Pues esos modelos a veces te impactan y destacan para bien, y te motivan a seguir, y entonces el ver que otro paisano está ahí, pues te motiva a decir, “pues, mira, es que es posible. Sí,  esto lo puedo hacer; yo soy más listo, seguro. Entonces me dedico a esto y puedo lograr llegar mucho más allá”.

¿Qué mensaje enviaría a la juventud guatemalteca que quiere involucrarse en la ciencia?

Como hablábamos, el hecho de que estas misiones pongan a disposición de todo el mundo los datos y que haya una cantidad enorme de datos científicos a disponibilidad de cualquier persona, no solo de James Webb, los datos que acaban de ser publicados no hace mucho, la cuarta generación, digámoslo así, de datos donde tenemos información de espectros y fotos de 1.600.000.000 de estrellas. Entonces, con toda esa información, básicamente no hay excusas para no hacer ciencia.

Desde Guatemala necesitamos una computadora y una conexión a internet, y estudiar mucho. Ahí ya es cuestión personal,  dedicarse a lo que de verdad le gusta. Hay que trabajar duro. Son muchos años de trabajo, de estudio; hay que leer muchísimo, hay obstáculos y todo, pero lo que es ciencia, el acceso a los datos, ya no es cuestión de país, de primer mundo o en vías de desarrollo.

Ya están ahí, están disponibles, y el que esté motivado lo puede hacer. Y ahora es mucho más fácil ir al extranjero a especializarse y volver a Guatemala.

¿Qué se necesita para lograrlo?

Pues, solo invitar a todo el que esté interesado a que se motive, que lea un poquito, que vaya más allá de las imágenes bonitas, que vea qué hay detrás de todo el esfuerzo, todos los datos detrás ahí disponibles, que a todos nos gusta navegar por internet, pues que vayamos ahí, a la ESA, la NASA, al Instituto de Ciencia del Telescopio Espacial, para explorarlo. También   hay muchas actividades para niños. Por ejemplo, un juego para ellos, para poder observar en una imagen simulada con los instrumentos de James Webb, para que sean científicos durante unas horas y ellos mismos vean cómo funcionan las cosas. Yo creo que esa sería mi invitación, que vayan un poquito más allá, que no se queden con el fondo de pantalla del móvil, sino que de verdad se pregunten, ¿qué significa esto y de dónde salió? ¿Quién lo hizo y cómo lo hizo?

¿Cómo ve desde afuera el desarrollo de la ciencia en Guatemala?

Sí ha habido pasos muy importantes para la fundación de la Escuela de Física y Matemática de la Universidad de San Carlos, que fue un esfuerzo muy grande de muchas personas. Ya se ha materializado y sigue adelante con todos los problemas que existen. Pero una cosa que mencioné antes, que no es solo tener la oportunidad de salir de Guatemala, sino   también poder regresar, que eso tal vez no era tan fácil antes.

Ahora es más fácil el desarrollo del club de la Universidad del Valle, que yo he seguido muy de cerca. Es muy loable que esos muchachos hayan conseguido algo de tanta calidad. Vi las presentaciones que hicieron a la agencia espacial japonesa y eran de  gran calidad. Se los dije, los felicité por eso. Les dije que había pocos profesionales en el mundo que hicieran una presentación tan buena de su trabajo, y eso es motivante. Estos son un montón de muchachos con el apoyo de la Universidad y de los profesores que lograron poner un satélite en órbita.