Moda y Estilo

Coronavirus: así será el nuevo código de vestuario en la oficina

La oficina no regresará a ser como la conocimos. Aspectos como el vestuario en el lugar de trabajo también se verán afectados por el paso del nuevo coronavirus.

Décadas atrás el traje de sastre era casi una herramienta de oficina para demostrar profesionalismo y vender una imagen de éxito; sin embargo, con el paso de los años, el mercado y la competitividad han obligado a las empresas a volverse más pragmáticas.

Los cambios en los códigos de vestuario en la oficina ya ocurrían desde hace varios años y, como pasó con otros aspectos, la crisis causada por la pandemia aceleró el proceso.

¿Cómo será entonces el nuevo normal de los atuendos de oficina? De acuerdo con la consultora de imagen Brenda Sanchinelli Izeppi, la pandemia afectará la forma de vestir por el uso de mascarilla y la forma de transportarse para llegar al trabajo, el vestuario se volverá más casual y cómodo.

“Considero que la tendencia en la ropa deberá ser práctica. Tendrán que ser prendas que, por medidas sanitarias, deberán lavarse antes de volver a usarse. Un saco, por ejemplo, se utiliza varias veces y luego se suele enviar a la lavandería, ahora por la situación es recomendable lavar la ropa todos los días. Esto genera una tendencia hacia la ropa más casual con tejidos más frescos y lavables”, señala la experta en imagen.

Esta idea está lejos de ser descabellada y ya se usa en otros países en fases más avanzadas de la pandemia o en plena desescalada, explica Sanchinelli.

En España, las empresas que comienzan a recibir de nuevo a sus colaboradores son más flexibles con el código de vestuario, excepto en reuniones importantes, según informa el diario El País. Expertos opinan que en Guatemala también ocurrirá y el traje se reservará para ocasiones de extrema formalidad.

Sanchinelli opina que este cambio de ninguna manera es un retroceso en la cultura empresarial o el “look profesional”, sino simplemente una transformación coyuntural.

“A lo largo de la historia, los códigos de vestuario se han adaptado a los diferentes momentos de la humanidad. Esta pandemia ha marcado un parteaguas en la mayoría de los aspectos de nuestra vida e indudablemente las tendencias de vestuario cambiarán”, apunta la consultora.

“Antes de la pandemia ya se había dejado venir una tendencia marcada hacia la comodidad. Por ejemplo, los zapatos de tacón ya estaban perdiendo fuerza, para ser sustituidos por tenis. En estas circunstancias puede encontrarse un buen balance de comodidad y profesionalismo”, agrega.

Hay un límite

Haydeé Archila, asesora de imagen, opina que, aunque haya mayor flexibilidad en el código de vestuario, la apariencia profesional siempre debe cuidarse, sin importar circunstancias como el confinamiento y el teletrabajo, según

“Un jefe jamás se verá bien si en una videollamada si aparece en pants, en camiseta de dormir o sin rasurar, aunque solo se vea la parte superior”, comenta Archila.

La experta en asesoramiento de imagen advierte que cuando se relajan los códigos de vestimenta, fácilmente se puede caer en errores como descuidar la imagen personal.

“Aunque se trabaje desde casa, la jornada laboral continua, y como tal las personas deben vestir de manera apropiada; casual y moderada, pero apropiada”, apunta Archila.

En abril de este año se hizo viral la historia del juez del condado Broward, en Florida, Dennis Bailey, quien escribió una carta para solicitar que los abogados se esforzaran más en su presentación personal cuando debieran comparecer ante el juzgado por medio de la plataforma Zoom.

“Es increíble cuántos abogados comparecen inapropiadamente en cámara. Un abogado lo hizo sin camisa y una abogada compareció desde su cama, bajo la manta. Ponerse encima una toalla de playa no esconde el hecho de que usted está en traje de baño”, escribió el juez.

De acuerdo Sanchinelli, ese es uno de los problemas del teletrabajo, ya que algunas personas creen que pueden traspasar los límites del buen gusto, del profesionalismo y presentarse ante las cámaras como les plazca, pero es allí donde el empleador debe especificar cuál es el código de vestuario permitido en estas videoconferencias.

“Además, certificar las áreas de trabajo para trasmitir. Incluso se me ocurre que algunas empresas podrían proporcionar al empleado un cartel portátil con el logotipo y colocarlo como fondo cuando ellos deseen transmitir”, refiere la consultora.

La asesora recalca que no se trata del fin del traje como indumentaria laboral, porque este conjunto brinda una imagen profesional y elegante, al mismo tiempo que favorece a todos los tipos de morfologías corporales, pero su uso ya no será percibido como inherente al éxito.

“Habrá más libertades en los códigos de vestir. Si las empresas desean mantener una imagen estándar, deberán proporcionar camisas polo o de algodón con sus logos y de esta manera garantizarse un estilo adecuado”, explica la Sanchinelli.

En cuanto al uso del traje formal, Archila opina que existen factores que juegan a favor y en contra:

Ventajas:

  • Una persona con traje sastre puede ser percibida por los demás como como alguien inteligente, sofisticado y con seguridad en sí mismo. También tienden a verse a como figura de autoridad y se les tienen a tratar con más respeto.
  • El traje sastre es el clásico atuendo por excelencia, por lo que su uso siempre será acertado.

Desventajas:

  • El traje debe verse impecable y tanto su adquisición como su mantenimiento pueden resultar costosos.
  • Su uso puede resultar rígido y limitar las relaciones entre los colaboradores con sus jefes inmediatos.

Sin embargo, la experta en asesoría de imagen opina que también hay aspectos a tomar en cuenta al adoptar una indumentaria más casual.

Ventajas:

  • Puede motivar a los colaboradores en su expresión personal.
  • La preparación por la mañana puede ser más rápida y es más flexible hacer la transición de la oficina a otras actividades sin cambiarse de ropa.
  • Es menos costosa que un traje sastre.

Desventajas:

  • Si no se establece un código de vestimenta apropiado, los colaboradores pueden interpretarlos como libertad para usar cualquier prenda y en algunas oportunidades, estas podrían resultar inapropiadas.
  • Si no se cuida el aspecto personal, puede dañar las expectativas de lo que los clientes esperan de la empresa.

Tomando en cuenta lo anterior, Archila sugiere elegir para la oficina un vestuario más relajado, si es que las reglas de la empresa se lo permiten:

  • Layering o vestuario en capas, es decir, llevar una prenda encima que se pueda quitar y cambiarla cuando llegue a casa.
  • Para las mujeres, camisa con cuello o un suéter con pantalones de vestir y zapatos o botas, también de vestir. De igual manera son aceptables los vestidos y las faldas a la rodilla, que podrán combinarse con tenis o zapatos bajos, elegantes.
  • La opción para los hombres incluye un polo, camisa con cuello o un suéter. En cuanto a pantalones, recomienda los de corte slim fit, caqui, azul, gris o negro, junto con zapatos de vestir en tonos neutros. No necesitará usar corbata, salvo excepciones de jerarquía o el tipo de empresa. Esto no aplica para bancos o abogados, por ejemplo.
  • Los bolsos deben ser medianos para llevar los insumos de trabajo, ya que los maletines grandes no se recomiendan.
  • El cabello de be estar limpio y bien recortado, en el caso de los hombres, y recogido, en el caso de las mujeres.
  • Debe usarse la mascarilla, de ser necesaria.

Una visión pragmática

Las empresas modernas han dado un giro a sus prioridades al momento de reclutar talento. Ya no se trata de qué tan buen gusto tiene una persona para elegir un traje, sino del grado de valor que aportará por medio de su talento y creatividad.

Así lo manifiesta Andrés Soto, gerente de país de ManpowerGroup, empresa que se dedicada al reclutamiento de talento.

“El nuevo mercado laboral y las nuevas formas de trabajar cambiarán. Ahora va un poco más alineado al tema de habilidades y conocimientos”, expresa Soto.

Las empresas antes conversaban alrededor del cumplimiento de los horarios de oficina, pero en la medida de que los equipos hacen teletrabajo y se vuelven más autónomos y empoderados, la mirada se va hacia la búsqueda de resultados y el vestuario deja de ser importante.

“Es un proceso de transformación que implicará cambios en las políticas de las empresas conforme veamos que estas serán más flexibles con la ropa, la gente será más eficiente, la ropa es una oportunidad de expresarse y mostrar la personalidad”, señala Soto.

De acuerdo con el especialista en reclutamiento, cuando las personas dejan de enfocar sus energías en tratar de aparentar cosas que no son y se aplican en el trabajo, generan ideas y eso es lo que necesitan las empresas para ser más eficientes.

“Una persona cómoda da resultados extraordinarios y trabaja por conservar su empleo, lo que le evita a la compañía gastos de rotación. Además, hace que la marca esté más empoderada y sea más poderosa”, argumenta Soto.

Al mostrar esa flexibilidad se envía un mensaje de que la gente es bienvenida y se aceptan sus diferencias, señala Soto. “Al hablar de diversidad hablamos de innovación y sostenibilidad”, apunta el experto.

Soto concuerda con que el traje no desaparecerá, sino que se transformará y los trabajadores podrán dejar la corbata para remplazarla por un pañuelo, por ejemplo.

“Lo que siempre debe permanecer es la limpieza y el uso de la ropa planchada. Debe proyectarse una imagen pulcra y disciplinada, pero recordemos que, para proyectarse como experto, no se necesita un traje”, señala Soto.

El especialista en reclutamiento invita a las personas a que se capaciten y aprendan porque esa será la nueva moneda de cambio en el mercado laboral.

“La ropa pasará a segundo o tercer plano. Seguir aprendiendo, adaptarse, la gente con habilidades podrá decidir dónde trabajar, la invitación es a seguirnos actualizando”, indica.

ESCRITO POR:

Pablo Juárez

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión multiplataforma especializado en arte, cultura y producción audiovisual con 11 años de experiencia. Productor de la emisión comunitaria de Noticiero Guatevisión.