Después de la Segunda Guerra Mundial se excluyeron los colores alegres y estilos atrevidos para el traje masculino y se eligieron líneas simples y colores fríos.
Un hombre cosmopolita tiene que evidenciar la evolución mental en la moda cotidiana. “Con esta premisa surgen conceptos estilizados y elegantes en las piezas, sin que pierda nuestra identidad”, agrega.
Entre los colores neutrales de estos conjuntos, en los que predominan el negro, el gris y el blanco, resalta lo vivaz del rojo de los accesorios, expone la asesora en imagen Raquel Morales.
El hombre vanguardista debe tomar en cuenta que si recurre a telas estampadas, estas deben ser en una de las dos partes del vestuario, la superior o la inferior, y la otra, sobria, para guardar el equilibrio, aconseja Morales.