Vida

Lo que Ellas ocultan

La violencia intrafamiliar puede ser verbal, física o psicológica

Como cada día, Marcela está frente a su escritorio tras el rótulo de ?atención al cliente? y tratando de ocultar con su sonrisa, el corrector de ojeras y la gruesa capa de maquillaje, los golpes que la noche anterior le propinara su conviviente.

Como cada mañana, reprime su dolor. No sólo el físico, también el emocional. No es que se haya acostumbrado a los malos tratos, pero su trabajo le exige dar el 100 por ciento. No confía lo suficiente para acudir con su superior y exponerle su calvario en casa.

Marcela es una de las 200 mil mujeres que sufren violencia intrafamiliar en Guatemala y una de las tantas que intenta disimular su tristeza por temor a las llamadas de atención o, en el peor de los casos, hasta un despido si confirma que sus estadios de divagación son producto de su situación en casa.

Y es que la violencia tanto a nivel físico como psicológico afecta la personalidad de las víctimas lo cual repercute en su estado anímico, afirma la psicóloga clínica e industrial Neicy Bailey. Sin embargo, el trabajo se convierte en una herramienta con doble utilidad: por un lado surge la vergüenza por el que dirán mientras tratan de ocultar sus golpes, pero a la vez es un impulsador y aliciente ya que a través de éste ellas se dan cuenta de sus capacidades, y eso contribuye a elevar su autoestima.

Este último aspecto es muy importante pues ?llega un momento en el que la víctima piensa que merece el castigo y que los golpes se los ha buscado. Está tan afectada que experimenta sentimientos de poca valía?, añade Bailey.

En juego la productividad

¿Cómo exigir a una persona que fue maltratada la noche anterior que esté en plena disponibilidad, y a la vez sienta temor, de que el cuadro de terror se repita al regresar a casa?

Esa impotencia repercutirá en su desarrollo durante el día. Las mujeres pueden estar activas y realizando sus labores pero no estarán al máximo de su productividad y su capacidad se verá mermada, señala Vilma Ovalle, de la Asociación Mujeres Vamos Adelante.

De hecho, un estudio realizado por la Comunidad Mujer y a la Corporación Domos, señala que si bien puede ser que ?la violencia no afecte en la realización del trabajo, sí lo hará en la calidad del desempeño, pues la persona lo hace en forma retraída, enojada o angustiada.

El producto final probablemente no se ve afectado, pero sí la manera cómo se consigue y esto tiene un alto costo para la mujer que además, por su sentido de responsabilidad, evita las ausencias laborales. Según el estudio, cualquier tipo de violencia que viva una mujer se constituye en un obstáculo frente a las exigencias del trabajo remunerado.

Orientación

A criterio de Ovalle, las mujeres agredidas no desarrollan todo su potencial y son objeto de críticas por parte de los compañeros, lo cual influye en su eficiencia y consecuentemente en la de la empresa. Además, las ausencias, llegadas tarde o consultas médicas repercuten en el rubro económico.

Por tales razones, si se tiene conciencia de que un alto porcentaje de mujeres experimentan situaciones de dolor y frustración en el ámbito laboral, a consecuencia de la violencia doméstica, las empresas deberían propiciar espacios para la comunicación entre colaboradores y jefes, para que ambos busquen el apoyo necesario, señala Ovalle.

El objetivo de comunicarlo es conseguir ayuda y no sólo ser motivo de compasión como frecuentemente ocurre, agrega Ovalle. Y aunque el temor al qué dirán y la baja autoestima las hace callar (y con ello alejar las soluciones), cuando logran dar este primer paso, la situación empieza a cambiar positivamente.

Las empresas entonces deberían propiciar espacios encaminados a orientarlas y fortalecer su personalidad, la cual está inhibida por la agresión. No se trata sólo de sobreprotegerlas sino apoyarlas a que tomen las decisiones por sí mismas y denuncien, teniendo presente que preservar la salud de los colaboradores es parte de su misión ya que en el desempeño se reflejan los problemas internos de los seres humanos, complementa Bailey.

El Estado por su parte, tiene la obligación de implementar acciones a nivel de instituciones públicas o privadas para que atiendan los problemas desde lo legal, lo psicológico y lo físico.

Las implicaciones de esta violencia se vuelven tan grandes que el Estado se hace chiquito comparado con la dimensión del problema, añade Ovalle.

No todo es abuso

A la mujer que sufre agresión por parte de su novio, esposo o conviviente, Bailey le recomienda, como primer paso, atreverse a realizar una autoevaluación (sola o con ayuda de un psicólogo) ya que su estado interior está tan dañado, que se vuelve intolerantes ante cualquier llamado de atención en el plano laboral e incluso le hace difícil identificar cuándo es una crítica constructiva para mejorar en su desempeño.

Llega a creer que cualquier sugerencia llega con el objetivo de hacerle daño, por esa razón debe también de fomentar la confianza en sí misma para discernir cuando padece abuso o maltrato (verbal, físico, emocional y sexual).

16 días de activismo

Los 16 días de activismo para la eliminación de la violencia contra las mujeres es una campaña internacional que surgió del primer Instituto por el Liderazgo Global de las Mujeres, en 1991. La campaña abarca desde el 25 de noviembre, -Día Internacional para la eliminación de violencia contra la mujer-, hasta el 10 de diciembre -Día Internacional para los Derechos Humanos-.

Estas fechas se seleccionaron con el fin de vincular la violencia contra las mujeres y los derechos humanos así como destacar que la violencia contra ellas es una violación a los derechos humanos.

Fuentes consultadas: Psicóloga Neicy Bailey: 2485-4506, Asociación Mujer Vamos Adelante: 2339-2149/51/53.

Estadísticas: ine.gob.gt, Libro Educación y género (Programa Lasallista de Formación Docente).

Fundación sobrevivientes informe de trabajo publicado julio 2006-julio 2007

CIFRAS

1907 mujeres indígenas dijeron ser víctimas de la violencia en 2004. El 85% de ellas, agredidas por sus convivientes.

4021 mujeres no indígenas también sufren de violencia intrafamiliar, según estadísticas del INE, del 2004.

1% es el porcentaje de mujeres que han sido golpeadas en el hogar y denuncia a las autoridades los abusos sufridos.

60% es el porcentaje de mujeres que sufre violencia doméstica, según estimaciones de grupos defensores de sus derechos.

Ayuda: Sin temor

Si necesita ayuda o mayor información puede comunicarse a:

Para denunciar puede hacerlo en la Fiscalía de la mujer y derechos humanos: 2230-5561/5569.

Defensoría de la mujer indígena (Demi): 2285-0154, 2253-8075, 2232-9502, 2285-0155.

Centro de Investigación, Capacitación y Apoyo a la Mujer (Cicam): 2335-2172/ 1866

Fundación sobrevivientes: 2285-0100/0139

Programa de Prevención y Erradicación de la Violencia Intrafamiliar, Propevi de la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente, (Sosep): 1515, 2253-5888/89

Asociación Mujer Vamos Adelante: 2339-2149/51/53

Productividad

?La salud mental de los trabajadores se traduce en la salud mental organizacional?: Neicy Bailey,

psicóloga

En números

En Guatemala no hay estadísticas reales de violencia intrafamiliar, pero ocurre más o menos en el 60 % de las mujeres?: Vilma Ovalle

Valórese

Es una decisión personal hasta donde permitir ser víctima. Parte de la dinámica es romper con el temor o la vergüenza y denunciar.

A todas

La violencia intrafamiliar es un problema grave para las mujeres de todos los grupos étnicos. Sólo entre el 10 y 15 casos han sido esclarecidos a partir del 2006.

Años de dolor

El 40 % de golpeadas por su esposo, llevan por lo menos 20 años soportándolo.

Problema social

En el ámbito laboral, una de cada cinco ausencias está relacionada con violencia doméstica.

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