Fue considerado como un pilar en el proceso de cambio en el paradigma del arte de la década de los ochenta. Además también abordó en sus obras temáticas como la identidad, la violencia, entre otros temas.
Además de su faceta artística, también fue ingeniero y arquitecto empírico. Su interés por el desarrollo social y humano lo llevó a hacer proyecto relacionados con alternativas para elaborar casas para comunidades de escasos recursos. Uno de ellos fue con concepto llamado “lámina pop”.
“Fue un gran artista que nos obligó a pensar más allá de las tradiciones, de los convencionalismos estéticos. Era una persona que nos formó mucho, y nos llevó a centrarnos en el buen hacer del arte”, comentó Rosina Cazali.
Swezey fue considerado por muchos como un observador de su alrededor, ya que analizaba a la sociedad, la cultura y las comunidades.