Vida

La patrona de Guatemala

La majestuosidad de la Virgen del Rosario, de la Basílica de Santo Domingo, que es venerada por miles de fieles durante octubre, destaca por su inigualable trabajo artístico. Existen diversas versiones sobre su estilo.

una fervorosa peregrinación de fieles abarrota la Basílica de Santo Domingo y sus alrededores.

una fervorosa peregrinación de fieles abarrota la Basílica de Santo Domingo y sus alrededores.

El culto a la Virgen del Rosario se originó del contacto que tuvo Santo Domingo de Guzmán con los musulmanes, en el sur de España, quienes habían adaptado de habitantes de la India un sistema de oración con cuentas que repetían de manera continua, para favorecer la concentración. El religioso desarrolló esta idea hasta convertirla en el rosario en la práctica católica, afirma el historiador Aníbal Chajón. De este hecho se comenzó a venerar una advocación mariana sosteniendo un rosario.

El papa Pío V instituyó la celebración a la Virgen del Rosario el 7 de octubre de 1571, luego de la victoria de la batalla de Lepanto —en la que combatieron los turcos otomanos contra una coalición cristiana formada por el Reino de España y los Estados Pontificios, entre otras naciones—, la cual se le atribuyó al rezo del rosario que los soldados realizaron antes del enfrentamiento bélico.

En Guatemala

Debido a que una parte del territorio guatemalteco había sido evangelizada por la Orden de los Dominicos, el culto a la Virgen del Rosario se difundió y se concentró en su punto más importante, el Convento de Santo Domingo, en Antigua Guatemala, donde se veneraba una talla en madera, de autor desconocido.

“Hubo una escultura en madera, que se conoció como Nuestra Señora de la Antigua y después como La Domina, la cual en el siglo XVI fue considerada como la mejor de su tiempo en las Indias”, refiere el historiador de arte Guillermo Monsanto. “Lo que me sorprende es que el trabajo se efectuó antes del período Barroco, y si fuera manierista, como afirman expertos, el escultor se habría adelantado a su tiempo, en el caso del Niño Dios”, afirma Monsanto.

Debido al apoyo que los dominicos recibían de las autoridades españolas durante la Colonia, se les confirieron riquezas considerables, por lo que tenían los medios para hacer una escultura de plata de la virgen de gran tamaño, asevera Chajón. Como la plata es frágil debieron haber empleado una colosal cantidad de este metal, para evitar que se abollara.

Fray Lope de Montoya (1534-1593) encargó en 1580 a los orfebres Nicolás Almaina, Pedro de Bozarráez y Lorenzo de Medina la fundición en vacío de la imagen, refiere Josefina Alonso de Rodríguez en su obra El arte de la platería en la Capitanía General de Guatemala. La imagen de madera sirvió de modelo para hacer la de plata.

El arquitecto Mario Maldonado, gestor técnico del Patronato del Convento de Santo Domingo, afirma que la imagen, de 1.55 metros de altura, está bien proporcionada. “Sus ojos expresivos, boca pequeña y nariz recta son elementos que nos refieren a un estilo renacentista”, explica.

Según Chajón, la escultura de la Virgen es neoclásica, y el Niño Jesús es barroco, debido a que se representó inquieto y en movimiento. Antes se le vestía, pero se percataron de que era mejor que luciera la belleza de sus grabados, indica.

El cuerpo de la Virgen tiene la forma de un vestido cónico largo, bastante sobrio, dice Chajón. Las manos y la cabeza están encarnadas en policromía sobre la plata, afirma Maldonado. “Eso la convierte en una verdadera rareza”, expresa Monsanto.

La imagen tiene una histórica y bella colección de trajes, el más antiguo de los cuales data de 1866 o 1867. Su corona, resplandor y cetro constituyen auténticas joyas artísticas. Sale en cortejo procesional solo en acontecimientos sobresalientes. La próxima vez ocurrirá en el 2016, cuando la Orden Dominica cumpla 800 años de fundación.

Es admirada en un templo que fue erigido después del traslado de la ciudad al Valle de la Ermita y que se convirtió en una de las principales construcciones de la Capitanía en su momento. El diseño de su arquitectura combina el estilo barroco y neoclásico.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.