Vida

Problemas que complican la vida

Con el propósito de dar seguimiento al caso del jueves 5 de noviembre, titulado: ¿Aprovecharse de los necesitados? Hoy ofrezco más información a los estimados lectores que han ofrecido su colaboración. Me refiero a la madre que atraviesa una difícil situación por encontrarse enferma, sin trabajo y con la responsabilidad de un hogar y de una madre anciana, minusválida.

Una mujer trabajadora, que después de pagar al Seguro Social por 25 años de trabajo, a la fecha no logra obtener sus prestaciones y ha caído en enredados trámites que no puede solucionar. Mientras tanto, la enfermedad la debilita y la consume, sin medicamentos para curarse, ni medios para subsistir.

¡Cuántas madres guatemaltecas, trabajadoras, viven este tormento! La semana pasada se dio a conocer en este espacio la situación de angustia de esta madre desamparada, con la esperanza de que su llamado a la solidaridad tocara corazones. Y en efecto así fue. Por el correo electrónico se le ha ofrecido ya una silla de ruedas para movilizar a su madre y por este mismo medio se le ha ofrecido más ayuda, como medicamentos y utensilios de trabajo, para ganarse el pan diario, haciendo pasteles. Pequeñas ayudas que desde luego no solucionarán su situación, pero son tan valiosas.

Mientras tanto, el IGSS no logra resolver su caso, enviándolo a diferentes departamentos. Una lectora recomienda que acuda a la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH), para que le puedan brindar asesoría legal, pues ya existen casos en los cuales se le ha ordenado al IGSS pagar las jubilaciones, pues no existe responsabilidad de los trabajadores cuando han contribuido al Seguro Social durante años y las empresas caen en mora, como en el presente caso.

Después de la publicación que se hizo sobre la situación de esta persona, he recibido más de 15 correos, los cuales he respondido proporcionando los datos requeridos y agradeciendo la valiosa colaboración que cada uno de ellos ofrece. Es un paliativo que tanto ayudará a las penurias que está viviendo esta madre agotada, que deambula por todas partes, tocando puertas para resolver su situación.

A pesar de que los tiempos actuales no ofrecen la seguridad necesaria para asistir a los llamados de tantos seres necesitados, no podemos dejar sin respuesta su clamor, sus necesidades, sus preocupaciones y sus problemas. De ahí que debemos seguir sirviendo al prójimo que nos pide ayuda, pero con las debidas precauciones, buscando los medios más seguros, como lo hemos hecho en este caso. Porque tenemos que seguir confiando en el amor, en la bondad y en la misericordia de Dios. Cómo no seguir creyendo en la solidaridad humana… ¡Qué sería de este mundo!

Que Dios bendiga a estos nobles guatemaltecos que han respondido al mandamiento cristiano de amar al prójimo como a sí mismo y ponerlo en práctica en su vida personal. Recordemos que extender la mano a los más necesitados es la mayor bendición que podemos recibir del cielo.