Vida

¿Quién ayuda a esta mujer?

Todos estamos obligados a denunciar casos de maltrato, abandono y ausencia. No hacerlo es irresponsable.

Rina Montalvo

Rina Montalvo

Hola Rina: Disculpe por tratarla de esta manera, pero soy su lectora y siento que la conozco desde siempre. Yo soy una ciudadana común que utiliza el transporte público para movilizarme. Usted se preguntará por qué empiezo esta comunicación así. Lo que sucede es que en el ir y venir cotidiano en mi trabajo, dadas las circunstancias de inseguridad que imperan en el país, he tenido que cambiar de ruta casi a diario, desde la parada del bus hasta mi empleo.

En estos días he pasado algunas veces por la 4a. avenida y 6a. calle de la zona 1, y frente al edificio de la esquina he observado a una mujer discapacitada, quien desde las 17 horas se acuesta a dormir. Una de esas veces me detuve a preguntarle si allí pernoctaba, y me dijo que sí. Le pregunté si tenía familia, a lo que respondió que no. Realmente, en lo personal, me da mucha tristeza ver este cuadro, pero ¿qué puedo hacer yo? Créame que en estos momentos que le escribo, me brotan las lágrimas de ver tanta miseria y abandono.

Rina, estoy consciente de que tanto usted como yo no somos culpables de lo que le sucede a estas personas. Pero creo, sinceramente, que Dios sí la utiliza a usted para publicar estos casos extremos y así poder tocar corazones sensibles a su llamado. Y es que me siento tan impotente ante esta situación. Si usted me puede orientar cómo puedo ayudar a esta persona, con gusto lo haré; pero le suplico difundir esta información por si existe alguna asociación que pueda acogerla.

Amiga: Parecerá extraño, tal vez, pero yo también cuando me comunico con las personas que me escriben, siento en mi yo interno esa sensación de cercanía, de amistad, de cariño, de algo que nos une.

Aquí lo importante es que una ejemplar mujer guatemalteca no se ha cruzado de brazos ante el doloroso abandono de una mujer discapacitada y lo denuncia responsablemente. A escasas dos cuadras del Palacio de la Cultura, un ser humano vive en su miseria en plena vía pública, bajo las frías noches de lluvia, maltratada por un sistema social inoperante e indiferente que no actúa; que ve pasar con apatía el abandono y el maltrato de una mujer sin nombre, pero que es tan guatemalteca como nosotros.

Casos como este, que son muchísimos, son una obligación moral y legal denunciarlos, y este es el mérito de quien hoy lo hace. Ella considera que uno de los medios más accesibles para llegar a las autoridades y las instituciones responsables, son los medios de comunicación. La prensa también está obligada a denunciar como parte de su valiosa misión de informar. Pero, ¿a quiénes más recurrir? Existe una Defensoría de Personas Mayores, de la Procuraduría de los Derechos Humanos, para atender casos como este y trasladar la denuncia al Ministerio Público. Este es un llamado para la PDH, porque las instituciones privadas tienen cada vez más limitaciones económicas y de espacio; las estatales —que apenas son dos— casi colapsan.

rina.montalvo@gmail.com

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