Durante más de un mes los lectores tuvieron la oportunidad de escribir una carta personal para cada uno de los perfiles que se colocaron en la página digital de Prensa Libre.
Historias
Tristes y conmovedoras historias se esconden en muchos de estos ciudadanos de la tercera edad olvidados. Algunos ríen y otros lloran al recordar detalles de su propio hogar.
Los periodistas Edwin Castro y Keneth Cruz leer las cartas a Olga Sierra y Luis Chamalé. (Foto Prensa Libre: Edwin Bercián)
Tránsito Chinchilla, de 87 años, sonrió al escuchar lo que le escribieron los lectores, pero se tornó seria al hablar de su hija, que murió a los 21 años, y no tiene otro familiar que la visite.
Rosa María Flores, 90, procreó cuatro hijos y el único que la visitaba ya falleció. Los demás viven en Estados Unidos y no sabe nada de ellos.
María Martínez, 92, pese a sus días de soledad y a su poca memoria, continúa sonriente. Al preguntarle sobre su estado de ánimo después de haber leído las cartas de los lectores, respondió que está tan viejita que ya se le había olvidado lo que le escribieron. Desde hace 10 años no recibe visitas en San Vicente de Paúl.