Salud y Familia

Aburrimiento crónico: Qué es y cómo puede afectarnos

Indagarse y buscar aquello que provoca la desmotivación es el primer paso para actuar con propósito y evitar la fatiga emocional.

Aburrimiento crónico: Qué es y cómo puede afectarnos

El aburrimiento crónico tiene relación con el cansancio excesivo de la rutina. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Los minutos deberían pasar pero parecen extenderse a lo largo del día sin llegar al final. El sopor de las horas y la incomodidad de estar en el mismo punto. La jornada que reinicia cada mañana y con ella, una extensa fila de pendientes por solventar: la comida, el tráfico, la familia, el trabajo, los proyectos, los pagos y un largo etcétera. ¡Estoy aburrido! Podría explotar más de uno ante la dinámica.

El sentimiento de aburrimiento puede llegar a las personas en cualquier momento y dentro de cualquier contexto.

La psicóloga clínica Mireya de Arroyave explica que dicha emoción implica una falta de motivación, lo que provoca que las personas tengan menos energías y estén menos orientadas a hacer cosas.

Agrega que el sentimiento puede verse en muchos casos cuando las personas permanecen muy solas y sin motivaciones. No obstante, esto puede variar y también deberse al temperamento que tengan algunas.  

De Arroyave explica que si una persona es introvertida puede que no requiera ni espere la compañía de otras personas para animarse. Por otro lado, si es extrovertida puede resultarle necesario apoyarse con otros y buscar motivos en común.

“El recibir aprobación de los demás influye en el estado anímico. Puede que haya personas que necesiten más de la asociación con otras para sentirse mejor. Esto podría influir en el hecho de estar aburrido”, comparte la especialista.

Para la también psicóloga clínica Nissely Herrera, el aburrimiento es un estado que surge de la reacción de todo aquello que se identifica como no estimulante y poco interesante.

“Es algo natural. Muchas veces es positivo porque puede detonar momentos de creatividad que surgen del hecho de no tener una respuesta. El problema es cuando el aburrimiento se convierte en un estado más permanente”, apunta Herrera.

La especialista en salud mental señala que el exceso de aburrimiento, también conocido como aburrimiento crónico (o Síndrome de boreout) alude a la incapacidad de actuar normalmente con motivaciones.

“Desde el aburrimiento crónico las personas pueden experimentar una sensación de vacío constante. Se identifica como algo crónico cuando interfiere en la conexión con las tareas cotidianas”, explica.

Herrera comparte que este tipo de padecimiento no limita la explicación de qué tan productivas sean las personas, sino tiene que ver con un sentimiento de satisfacción ante los empeños.

La influencia del contexto emocional y laboral

La psicóloga Herrera comenta que no necesariamente todas las personas pueden llegar al aburrimiento crónico. Esto podría deberse a particularidades como su temperamento o personalidad.

A consideración de Mireya de Arroyave, el aburrimiento crónico podría estar ligado a la perspectiva que tienen algunas personas de la vida. Por ejemplo, quienes tienen la facilidad de ver las cosas desde un lado positivo no estarán tan predispuestas a sufrir de una desmotivación crónica.

Pero lo cierto es que hay situaciones en el contexto, más allá de las personas, que también pueden definir la manera en que estas se sientan respecto a la motivación y su desempeñan cotidiano.

En las jornadas laborales, muchas de las que en la actualidad se distinguen por ser a distancia, presenciales o en modalidad híbrida, varios trabajadores han visto un incremento en el tiempo que pasan frente a computadoras o celulares. Esto ha aumentado el cansancio y aburrimiento.

“El trabajo puede llevar al aburrimiento crónico si alguien se siente cansado de manera constante y se encuentra en un mismo punto donde no hay algo distinto”, agrega Mireya de Arroyave. Esto guarda relación con las expectativas, ya que el trabajo suele incrementarlas, apunta la psicóloga.

La falta de motivación puede llevar a un estado donde las cosas importantes de la cotidianidad no sean bien realizadas. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La psicóloga clínica argumenta que las expectativas tienen un impacto grande en el desempeño y las motivaciones, ya que sirven como impulsos que pueden mejorar la capacidad que tenemos de actuar frente a un objetivo.

No obstante, estas pueden ser un arma de doble filo. Cuando las expectativas son poco realistas pueden conducir a la frustración, ya que son metas muy altas para las capacidades de quien desea trazarlas, completa Mireya de Arroyave.

Nissely Herrera dice que la pandemia por covid-19 ha cobrado un lugar importante en las cotidianidades en medida que las personas se han sentido obligadas a encerrarse más y estar inmersas en la tecnología por las distancias provocadas por confinamiento que al menos, eran más estrictas durante 2020.

La pandemia ha sumado a sentirnos desconectados constantemente y a abonar al aburrimiento crónico que se potencia mediante conductas de riesgo como el consumo de algunos productos y su consecuente adicción, asegura Herrera.

“Esto ha generado que las personas se desvinculen del presente. Muchas personas suelen utilizar los dispositivos por largos periodos generando dependencia y resultan sintiéndose insatisfechos”, agrega la psicóloga.

¿Cómo afecta el aburrimiento crónico?

Mireya de Arroyave indica que el aburrimiento crónico puede ser fácil de identificar puesto que las personas llegan a un fase donde ya no disfrutan siquiera los pequeños placeres, y cuando no se pueden funcionar de manera óptima.

Cuando las personas llegan a sentirse aburridas de manera crónica su cerebro no emite sensaciones positivas. El problema, argumenta la psicóloga, se agudiza cuando esto llega a permear en las áreas personales, sociales y laborales.

La afección impide un sentimiento de satisfacción y a la vez termina por decantar en los demás. Mireya subraya que, cuando una persona no atraviesa un periodo de bienestar y estabilidad, sus relaciones interpersonales también se ven afectadas, producto de la incapacidad por sentirse motivada.

Este mal puede conducir a otros padecimientos como un incremento en la presión arterial y, sobre todo, hacia la depresión. De Arroyave comenta que en varios casos de aburrimiento crónico las personas ya podrían encontrarse en un cuadro de depresión.  

Es necesario analizar cuáles son las situaciones que provocan un desgaste emocional y que restan las motivaciones. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Dicho trastorno clínico puede verse en síntomas como un estado de ánimo bajo, la dificultad para conciliar el sueño, variación en el apetito, falta de energía, sentimientos de culpa e inutilidad, dificultad para la concentración, inactividad y una desesperanza, según apunta el portal Medline Plus.

Muchas veces, el sentir aburrimiento o bien, algún padecimiento psicológico puede verse como algo atípico, razón por la cual muchas personas lo callan. Además, esto sobrecarga sentimientos de culpabilidad.

La psicóloga Mireya apunta que esa culpa suele formar parte del padecimiento psicológico ya que hay creencias de la sociedad que dictan que al haber otras cosas en nuestra vida -como la alimentación o el trabajo- es casi inaceptable sentirse mal o en este caso, aburrido.

“Cuando se trata de un aburrimiento crónico hay personas que pueden culparse más, ya que tienen un juez interno insistente que dicta que no pueden sentirse así. Por esa razón cuesta salir más de ese estado”, expresa la especialista.

Actuar frente al padecimiento

Nissely Herrara expresa que la desconexión con la vida, la capacidad de sorpresa, así como con la pasión son señales claras del aburrimiento o la depresión.

Ante ello, es importante fomentar el diálogo tanto individual como interpersonal para expresar los sentimientos. Pero esto no siempre es fácil. Para lograrlo, se debe indagar y caer en cuenta del estado experimentado.

Lo cierto es que las personas podrán reconocer un punto en el que las cosas ya no marchan bien. Allí se vuelve conscientes lo que sienten. Esto viene de la mano de un consecuente análisis de esa cotidianidad que cuesta atravesar.

En ese momento, dice Mireya de Arroyave, debería surgir la premisa para el cambio, a pesar de las complejidades de la realidad puesto que hay cosas que afectan a las personas pero que no dependen de ellas. “Cuando no se puede cambiar algo afuera, es necesario cambiarlo desde adentro”, expresa la psicóloga.

Establecer nuevos retos y trabajarlos puede combatir el aburrimiento crónico. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Nissely Herrera agrega que la voluntad también se refuerza en medida que las personas con el padecimiento emocional deciden abrirse ante los demás. Es importante que se busquen otros oídos que puedan escuchar y, sobre todo, validar el estado de tedio.

¿Qué hacer después? Además del acompañamiento terapéutico psicológico que las entrevistadas recomiendan, también es esencial que las personas sigan preguntándose cuáles son sus deseos y motivaciones en la vida.

A través de la honestidad, la claridad y la responsabilidad las personas pueden fomentar un cambio y salir del aburrimiento. Una vez se encuentre la causa y la posible solución, es importante trabajarlo. Esto puede incurrir en la partida de un sitio o bien, trasformar cómo se sienten las personas desde allí.

El punto, argumentan las psicólogas entrevistadas, radica en encontrar la motivación. “Es siempre personal. Se recomienda buscar aquella que provoque un desarrollo propio en todas las áreas de la vida. De esa forma se reenfoca la energía y la confianza”, comparte Mireya de Arroyave.

Cuidar el estado emocional también implica una responsabilidad de vida, argumenta Nissely Herrera, quien además recomienda fomentar espacios de mindfulness en los que se reflexione sobre la vida desde el presente. Por otro lado, sugiere buscar la naturaleza, el exterior y replantearse los impulsos.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.

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