Salud y Familia

Amistades de distintas edades: Qué podemos aprender de las relaciones intergeneracionales

El diálogo abierto y respetuoso entre personas de diferentes generaciones estimula el conocimiento y la experiencia del gozo, más allá del prejuicioso edadismo.

Amistades de distintas edades: Qué podemos aprender de las relaciones intergeneracionales

La experiencia sobre los años que unos pueden aprender de otros no tiene que ver tanto con una cantidad de tiempo, sino con la forma en la que se ha atravesado distintas circunstancias. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Vivimos y nos sostenemos gracias a los demás. Poco de lo que hacemos para sobrevivir depende única y absolutamente de nosotros. La interdependencia, ese vínculo dependiente y recíproco que funciona como elemento básico para garantizar nuestra supervivencia, puede regalarnos además una gran dosis de sensibilización social y trascendental, en casos como la amistad.

Entendida también como una forma de relacionarse amorosamente con otras personas, la amistad puede visualizarse como si fuera un mapa de respuestas para ayudar a navegar los días y la vida. La complicidad que caracteriza a las amistades revela también nuevos mundos de conocimiento.

La psicóloga e investigadora en pedagogías Esperanza de León comenta que la amistad se entiende como un proceso natural de socialización a partir de la resonancia afectiva; en especial, en grupos consanguíneos de cada especie.

“Los humanos, mamíferos facultados con memoria y capacidad de proyección a futuro, podemos especializarnos en ejecutar planes. Muchas de esas planificaciones, a mediana y gran escala, requieren de cómplices”, comparte De León.

La especialista señala a la complicidad como un valor afectivo y de asociación práctica potente. La confianza que también se presenta allí, implica depositar un grado de fe en la respuesta de lealtad de otra persona, asegura De León.

Inés Zepeda, psicóloga clínica, recuerda que la amistad es un lazo emocional que implica elecciones. Sin embargo, esto no quiere decir que las personas en ese vínculo deben tener todo en común.

Generalmente tenemos amistades para conversar o amistades para salir y compartir. Hay diferentes tipos de amistades que se van dando en diferentes circunstancias.

Amistades de distintas edades: Qué podemos aprender de las relaciones intergeneracionales
La complicidad, el juego, la confianza y el apoyo mutuo suelen encapsular eso que llamamos amistad, indistintamente del momento de la vida en que ocurra. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

No está mal que tengamos amigos solo para conversar y otros con los que no nos guste salir, o viceversa. Hay amigos que duran solo un momento”, apunta la psicología.

¿De qué depende entonces la duración y profundidad de un vínculo amistoso? Para la también especialista en salud mental Nissely Herrera, esto dependerá del compromiso y la intencionalidad que se impriman en el vínculo.

“La profundidad de una amistad está determinada por el momento en que se vive. Depende también de la calidad de la presencia de las otras personas y la ausencia de un juicio castigador”, agrega la psicóloga. Habrá factores como la crianza y la personalidad que también procurarán que las relaciones amistosas sean de una u otra forma.

Amistad intergeneracional

Solemos interactuar y reforzar vínculos amistosos a partir de intereses en común, sin embargo, también existe una idea que las amistades deben ser entre personas de una misma edad o generación. No obstante, la edad puede volverse un limite difuso en la profundización de los vínculos.

Entre las actitudes que suelen minimizar y minar el intercambio generacional están el edadismo y el minimizar las personas jóvenes. Estos estereotipos suelen asociar, por un lado, a las personas mayores con debilidad (edadismo), así como también a no considerar las opiniones de personas menores.

“En esta era, resulta útil la segmentación de los públicos por generaciones, así como por intereses, ya que de esta manera se encausa la promoción y el consumo de productos. De ahí el esfuerzo y la utilidad de entender y separar a las generaciones. En tejidos sociales más orgánicos, la convivencia intergeneracional es parte de la cotidianidad”, comparte Esperanza de León.

Amistades de distintas edades: Qué podemos aprender de las relaciones intergeneracionales
Tejer vínculos amistosos se entiende como un proceso natural de socialización a partir de la resonancia afectiva. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La convivencia entre personas de distintas edades suele ser transformador. La razón por la cual se llevan a cabo vínculos intergeneracionales puede deberse a maneras de pensar compartidas en tiempos distintos.

Puede ser también a que estas personas tienen gustos que generalmente no tienen las claves de generación, o puede verse simplemente a que su nivel de conversación es diferente”, menciona Inés Zepeda.

Este cruce de generaciones puede ser beneficioso para ambas partes, ya que entre más experiencias se conozcan, mayor será la probabilidad para que las personas aprendan y crezcan como seres humanos.

“Nos permite tener diferentes perspectivas de todo. Con ello podríamos ser personas más abiertas, e incluso padecer menos ansiedad. La ansiedad muchas veces surge de pensamientos absolutistas y cerrados. Entonces, conocer personas que piensan diferentes y que tienen más conocimiento, ayuda a conocer más opciones en la vida”, comparte Zepeda.

La psicóloga también explica que esa experiencia que procuran los años no tiene que ver precisamente con lo vivido, sino con la capacidad que se tuvo para sobrellevar la existencia.

Frente a la idea de compartir con personas de distintas edades, la especialista Nissely Herrera comenta que se debe tener un criterio que justifique la amistad.

“Hay que reconocer cosas como, por ejemplo, que no es habitual que una niña de 13 años tenga amistad con un hombre de 30. Como adultos podemos tener amigos de diferentes generaciones. Es algo que debe encaminarse como un vínculo sano y sostenible, siempre y cuando no haya vulnerabilidad hacia los menores de edad”, añade Herrera.

Qué puede aprenderse de las distintas edades

La visión, la emoción y la experiencia de vivir junto a personas en distintas etapas de desarrollo, fomenta el acceso a ideas y experiencias sensibles que nos obligan a cambiar de ritmo y de lugar mental.

De acuerdo con la investigadora Esperanza De León, esas adaptaciones obligatorias no solo activan nuestra plasticidad neuronal, sino que “vigorizan nuestra sensibilidad y consolidan el tejido social, de manera que, el aporte de cada forma de ser añade consideraciones para la creación de espacios vitales más justos e inclusivos”.

Amistades de distintas edades: Qué podemos aprender de las relaciones intergeneracionales
La experiencia de los mayores y la vitalidad de los más jóvenes procuran un balance constructivo en las amistades intergeneracionales. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Uno de los mayores componentes de la amistad intergeneracional es la admiración y el reconocimiento por el camino recorrido de las personas. Por lo tanto, es importante que existan espacios donde, de forma sana, puedan reforzarse el vínculo de pares, aún siendo esto una tendencia que muchas personas ven como algo atípico.

Como toda relación, la amistad intergeneracional puede abonar mucho en ambas vías. Por un lado, las personas jóvenes pueden compartir la vitalidad y el idealismo frente a personas mayores. El idealismo, consiste en voltear la mirada al deseo de que las cosas siempre pueden estar mejor, recuerda Inés Zepeda.

Amistades de distintas edades: Qué podemos aprender de las relaciones intergeneracionales
Cuando confiamos en una amistad, emerge un grado de fe en la respuesta y lealtad hacia la otra persona (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

“Los adultos mientras más crecen tienden a ser más pesimistas, como si las cosas estuvieran mal. Al contrario, los jóvenes al ser más idealistas pueden abonar una perspectiva fresca de conocimiento sobre tendencias o nuevas herramientas sobre todo en la época tecnológica”, añade la psicóloga.

Zepeda recuerda que además de la experiencia, las personas más grandes pueden enseñarle a las jóvenes dosis de calma, cordura, y madurez para pensar o actuar en diferentes situaciones.

Frente a la amistad, así como en la que se caracteriza por ser de distintas temporalidades, la especialista recomienda hacer la pregunta sobre qué se puede aprender de la otra persona, en lugar de qué está mal con ella.

Cómo se le da sentido a un vínculo

La apertura a la hora de vincularnos con otras personas, así como en el caso de las intergeneracionales, ayuda a que tengamos un reconocimiento más amplio sobre lo que significa ser humano.

Algunas recomendaciones para reforzar el vínculo son: aceptar los propios errores cuando surgen, lo cual ayudará a que nos conozcamos mejor; también se deben reforzar las virtudes, así como defectos personales; no juzgar las condiciones de la otra parte; como reconocer las debilidades para así aprender a respetar más y reforzar la empatía; y, por último, establecer límites.

Estas son otras ideas para embarcar la construcción de vínculos con personas de generaciones diferentes, de acuerdo con la investigadora Esperanza De León:

  • Despojarnos de prejuicios. Mientras contemos con la habilidad del lenguaje, tenemos la puerta abierta para iniciar amistades. La edad, la discapacidad, la procedencia social o étnica son solamente etiquetas creadas para abonar al debilitamiento del tejido social. Acerarse sin ideas preconcebidas y con el corazón abierto es el primer paso.
  • Celebrar el lenguaje. Esto implicará no solo hablar, sino escuchar atentamente y hacer el trabajo de comprensión y comunicación cuidadosa de mensajes. Asegurándonos de no asumir ni imaginar informaciones no expresadas. Esto nos ayudará a mantener relaciones sanas.
  • La movilidad: Reunirse se complejiza cuando la realidad del transporte o las necesidades de trabajo o estudio son las que vivimos en nuestros días… Amistar con una persona adulta mayor, o con menores de edad también implica la consideración del ritmo de los movimientos, porque mientras los más jóvenes biológicamente necesitan moverse, los más adultos pueden tender a moverse menos. Así que no podemos esperar respuestas de movilidad similares entre estadios de desarrollo distintos.
  • Horizontalidad. Si queremos abrirnos a iniciar amistades entre distintas generaciones, debemos de entender que en una relación amistosa no puede haber un rol dominante y un subordinado. Esto no quiere decir que no se tomen roles directivos alternadamente, pero si la relación de poder es permanentemente desigual, se rompen las condiciones para lo que se va construyendo. La amistad es un lazo tan importante en nuestras vidas porque provee de lugares de relación igualitaria.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.