El deportista nació en Guatemala hace 40 años. Su afición por el montañismo se originó por el gusto de “barranquear” en la zona 18. Es técnico deportivo, guía de montaña titulado en Europa e instructor, y promueve el montañismo con la inclusión social de personas con discapacidad, inmigrantes e individuos sin hogar.
Se inició en proyectos de montañismo y discapacidad en Guatemala en el 2006. Es fundador del Montañismo inclusivo Ibilki, en País Vasco. Ha sido finalista en varias ocasiones del premio Cuentamontes, España, que reconoce lo mejor de la literatura y montañismo.
Rodríguez habló con Prensa Libre sobre su experiencia.
¿Cuáles son los beneficios del montañismo para las personas con discapacidad?
El deporte de montaña ayuda a todas las personas a ser más saludables. Toda actividad física conlleva a mejorar la salud, además de que contribuye a adquirir habilidades como el equilibrio y la fuerza. En el aspecto emocional y mental les ayuda a mejorar la concentración y a elevar la autoestima pero, sobre todo, a que se sientan aceptados en grupos de personas que no tienen una discapacidad. Estar en contacto con la naturaleza es enriquecedor. En ese lugar no hay contaminación auditiva citadina, por eso los sonidos son más agradables, menos estresantes.
¿Cómo fue su preparación para el montañismo de personas con discapacidad?
Fue en el 2011, cuando vivía en el País Vasco, que me topé, sin querer, con un curso para aprender a guiar a personas con discapacidad en las montañas. Me inscribí. Fue ahí donde aprendí técnicas más sencillas y seguras para guiar, y ese conocimiento lo llevé a Guatemala para las jornadas de montañismo y discapacidad con el Comité de Pro Ciegos y Sordos de Guatemala.
¿Qué técnicas implementa?
Hacer de los ascensos una actividad sana, no competitiva, con la idea de disfrutar de la naturaleza. En ascensos más complejos usamos objetos como barras direccionales para guiar a personas ciegas, con deficiencia visual y auditiva e, incluso, con sordoceguera. También se utiliza la silla Joëlette —todoterreno, con una rueda— para personas con discapacidad física.
¿Pueden hacer montañismo personas con todas las discapacidades?
En principio, todas las personas pueden participar, pero, a veces, hemos cometido el error de pretender que una persona con discapacidad haga algo que nos interesa más a nosotros que a ella. No les podemos obligar, les podemos sugerir y son ellas quienes deciden qué hacer.
¿Hasta que altitud pueden llegar a escalar?
Depende de la condición física, la discapacidad y del interés. Le puedo decir que varias personas ciegas y amputadas de piernas ya han escalado el Everest, sin mayor problema. Un ejemplo, que a mí me gusta mucho, es el de Kyle Maynard, un joven amputado de las cuatro extremidades. Él ha escalado montañas muy complicadas; hace poco escaló el Aconcagua —Argentina—.
No es recomendable que las personas con síndrome de Down lleven una mochila muy pesada. También les suele afectar la altitud. A unos 2 mil 500 metros de altura podrían presentar problemas; sin embargo, hay casos de jóvenes con síndrome de Down que han llegado a los 5 mil metros de altura.
He subido hasta los 6 mil 300 metros, pero con personas con discapacidad, el volcán Tajumulco, de 4 mil 220 metros.
Mencione cinco claves para un montañismo seguro.
Estar atentos a la climatología; tener una condición física aceptable; no intentar actividades de las que no se está seguro poder superarlas; darse la vuelta ante cualquier duda o sentimiento de inseguridad, disfrutar de pequeños paseos, poco a poco se adquirirá las habilidades para hacer rutas más largas o llegar a cimas más complicadas. Agrego una más: preguntar a las personas locales sobre las condiciones para subir.
¿Cómo se puede lograr que sea realidad la inclusión de personas con discapacidad en la sociedad?
Hay que pensar que no son más ni menos, ni raros. Cuando damos el curso siempre nos topamos con personas que piensan que van a “ayudar” a los “pobrecitos discapacitados”, y se llevan la sorpresa de que la mayoría de ellas tiene mejores trabajos, o que su condición física es envidiable. Tienen vidas como todos, con familia y amigos; tienen los mismos miedos y sueños que los demás. En la vida todos somos iguales.