Salud y Familia

Cómo atraer la paz espiritual en Navidad

Esta es la época del año ideal para conocerse a sí mismo y   para abrir el corazón  y el espíritu a un Ser Superior y así atraer la paz y armonía a nuestras vidas, las cuales se contagiarán a nuestro entorno.

La Navidad es el nacimiento del amor y la conciencia, así como el renacimiento de la intención de comprometernos a amar con más humildad, paciencia y compasión, cualidades espirituales que nos permitirána  tener el corazón más abierto para aprender  a ser seres humanos llenos de luz., expusieron ayer las especialistas en psicoespiritualidad Vivian Solís y Claudia Iriarte, en El Consultorio, programa que se transmite por prensalibre.com

En estos días de ajetreo y prisas, es importante hacer una pausa y reflexionar acerca de lo que más importa, que es el espíritu.

“Cuando comprendemos que lo importante es la parte espiritual, aprendemos a vivir cada etapa y festividad con más mesura, paz y tranquilidad, para distanciarnos del estrés y  así disfrutar lo que se vive a nuestro alrededor”, dijo Iriarte.
El equilibrio perfecto está en encontrar la armonía entre la parte intelectual, psicológica y espiritual, y en  tener un encuentro con nuestra propia esencia  y con un  Ser Superior.

“Hay que recordar que cada 21 de diciembre baja el espíritu de la Navidad  y el mundo se llena de la presencia angelical, lo que facilita la cercanía hacia la espiritualidad”, refirió Iriarte.

Es por ello que en las calles, en los  centros comerciales y en los hogares se siente más amor. Todos tenemos la necesidad de compartir y de estar más unidos, y muchos corazones se abren  al perdón y a la armonía. Esta época ayuda a encontrar una respuesta mucho más rápida sobre nuestros objetivos en la vida y cómo tener y expresar paz y  amor.

Iriarte concluye que la principal clave para ser feliz en la vida es el encuentro con la profundidad del ser interior. “Cuando descubro que dentro de mí tengo la chispa divina que me mueve en mis acciones, puedo hacer cambios grandes en todo lo que  me rodea”, explicó.

Solís dice que la confianza es el camino a la felicidad, pero esta debe sostenerse en reconocer y creer que el Ser Supremo  nos ama, que es real y que nos  transforma. “No es suficiente solo creer en nosotros”, dijo.

Meditación

Si establecemos como hábito diario tener unos momentos de silencio para reencontrarnos con nosotros, aunque sea por cinco minutos, nos ayudará a analizar nuestros objetivos y misiones en la vida,  y a tener  conciencia de lo que nos rodea.

También se recomienda encender una vela por 10 minutos a la semana para recordar que tenemos dentro una luz y así agradecer  las bendiciones en nuestras vidas. Sin importar la religión, también se aconseja ir a iglesias o templos y atender los rituales respectivos, los cuales constituyen guías para enseñarnos a amar y ser mejores personas y que todas nos llevarán a un mismo origen: el Ser Supremo.

Rituales

 
Para sentir más la unión y armonía familiar, se pueden hacer actividades o rituales como conversar sobre los sueños que cada integrante ha cumplido durante el año o los aprendizajes recibidos.  También ayuda, no solo en esta época sino durante  el año, unirse a grupos de lectura, meditación u oración, o escuchar audiolibros para comprender que somos seres en crecimiento interior.

También se pueden encender velas blancas, colocarlas alrededor de una habitación,  apagar las luces, sentarse  a orar en familia, dar las gracias, respirar  profundo y cerrar los ojos, sin distracciones, para entrar en un momento de recogimiento y así atraer la paz.

Autoconocimiento

Para crecer espiritualmente, conviene preguntarse ¿me siento realmente en paz?, ¿que está quitándome la paz? o ¿qué cosas tengo que hacer para ponerme límites o cuáles debo dejar afuera de mi vida?.   Tal vez la persona no encuentra este estado porque le hace falta pedir perdón, tener humildad o abrir su corazón.

Para volver a la  esencia espiritual, hay que responder con la verdad o pedir iluminación para que esta nos sea revelada y podamos aceptarla. Cuando reconocemos que hay un Ser Superior que nos ama, que está consciente de nuestras necesidades y le  ponemos en primer lugar en nuestra vida, todo lo demás a nivel individual y colectivo puede tomar una nueva forma.

Orden universal

El mundo se encuentra en plena crisis ecológica, política, demográfica y educativa, por lo que está inmerso en un serio estrés. Estos problemas pueden tomar otro rumbo si se reordenan las cosas de acuerdo a las leyes espirituales y si logramos reconocer que la naturaleza de nuestro Creador es amor.

El desorden lleva a la falta de respeto entre las personas. Por encima de nuestros apegos  está el poder divino. No se trata de ignorar los aportes de los avances tecnológicos, pero la humanidad se ha visto inmersa en ellos y pierde la conciencia espiritual, lo que genera emociones negativas como ansiedad, tristeza o depresión, que no nos conducen a ningún lugar.

Metas del espíritu

Como cada fin de año, muchos hacen listas de las metas que se comprometen a cumplir para el siguiente año,  pero no hay que olvidar incluir los objetivos  de crecimiento espiritual como desarrollar más confianza, paciencia, tolerancia o humildad, o amar de una forma más madura.

Somos aprendices y necesitamos enfocarnos en crecer. Debemos recordar que los pensamientos negativos pesan sobre el alma y el corazón y no ayudan  a avanzar, por lo que hay que soltarlos y engancharse a los positivos. Cuando entramos en un estado de paz y de mayor aceptación, vamos a encontrarnos con más pensamientos positivos que negativos.

Regalos no materiales

 
No es necesario hacer grandes gastos para obsequiar las mejores cosas de la vida. Se puede comenzar desde lo más sencillo, como un abrazo o  la transmisión de alegría y paz. Muchos se sentirían halagados de recibir un poema  o una carta alusiva a la persona o  de gratitud.

Hay personas que pasan estos días en soledad, por lo que se sentirían felices de tener  compañía y nada cuesta acompañarla. También se recomienda visitar a enfermos y  ayudarlos con sus tareas.  Si se dan regalos o tarjetas, estos deben estar conectados con el corazón, que es la casa del alma, y con la sencillez, para poder demostrar más cariño, amor y pasión.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.