Salud y Familia

Cómo prevenir que el calor dañe los medicamentos

La efectividad de las medicinas podría verse afectada si no se toman las precauciones necesarias.

Cómo prevenir que el calor dañe los medicamentos

Los medicamentos deben guardarse sin que les afecte un calor excesivo. (Foto Prensa Libre: Christin Klose/dpa)

Muchos compran medicamentos en la farmacia y ni bien llegan a casa los dejan en el sofá o en el primer sitio libre que encuentran. El problema de esos pasos dados con naturalidad es que encierran un gran riesgo: la medicación puede echarse a perder con el calor. Los especialistas señalan que, en días de mucho calor, es suficiente con colocar los medicamentos en un armario.

A continuación, se presentan tres preguntas que ayudarán a conservar los productos farmacológicos en el sitio adecuado.

– ¿Cuál es la temperatura ideal para los medicamentos?

Depende del preparado. La mayoría de los medicamentos deben ser conservados a temperaturas de entre 15 y 25 grados.

Existen excepciones: algunos medicamentos como la insulina o las gotas para los ojos, por ejemplo, deben estar en sitios fríos. Eso significa que deben colocarse a una temperatura de entre 2 y 8 grados en la refrigeradora. Además, no deberían perder la cadena de frío en el camino desde la farmacia hacia su destino.

– ¿Cómo trasladar los medicamentos que requieran cadena de frío? ¿Y si quisiera viajar de vacaciones?

En esos casos puede utilizarse una nevera con batería. De todos modos: ¡atención! La medicación no debería congelarse. Lo ideal es envolverla en una toalla para evitar el contacto directo con los elementos que generen frío.

Además, a la hora de viajar en carro, el mejor sitio es debajo de uno de los asientos delanteros, que es donde se acumula menos calor.

– ¿Puedo utilizar medicamentos que han sido dañados por el calor?

Mejor no hacerlo, ya que la efectividad y la dosificación podrían ser alteradas. Eso sucede, por ejemplo, con los sprays para asmáticos que quedan a pleno sol.

Lo mismo se recomienda en caso de supositorios que se derritieron y luego volvieron a endurecer. Más vale retirarlos del botiquín, porque puede que sus principios activos hayan quedado distribuidos de un modo poco uniforme y que el supositorio no logre calmar tan bien como debería las molestias.

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