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Elizabeth Caravantes, psicóloga de Becoming Psychology Guatemala comenta que una relación tiene diferentes componentes para ser exitosa.
Es preciso comprender que “la persona busca generar ciertas identificaciones en gustos, intereses y actividades. Reconocer que no esta sola y alguien más le acompaña en ese camino”, dice la experta.
En esa dinámica se necesita pasión, que exista una atracción física, amistad para compartir estos momentos, compañerismo, solidaridad e incluso ternura. Cada uno de estos puntos es esencial para mantenerse unidos.
En general, el aparecimiento de una tercera persona en la relación invita a hacer una reflexión sobre cómo está caminando la pareja en los puntos mencionados, qué están construyendo juntos y evaluar si continuar y tomar esto como una experiencia para crecer o dar por terminada la relación.
El reconocido psicólogo y escrito Walter Riso ha expresado que existen diferentes tipos de infidelidad. Cuando es algo pasajero por lo regular existe una alta probabilidad de perdonarse en la pareja, pero cuando se ha tenido una relación más larga y se descubren mentiras, el panorama es más difícil y podría dar término a la relación.
Mario Guerra, psicólogo e invitado al famoso programa mexicano de Martha Debayle, comenta que según investigaciones sólo un 4 por ciento de los esposos dejarán su relación para unirse a una nueva vida con otra persona y de éste bajo porcentaje, el 75 por ciento de ese nuevo paso, fracasa.
Los especialistas comentan que es difícil que una relación fuera del matrimonio camine porque es vista como un espacio de diversión, sin compromisos y lo más importantes es que las necesidades de la familia siempre serán un punto central.
De esta manera solo se ofrecerá un tiempo escaso, a escondidas y es casi imposible que la nueva tercera persona sea presentada alguna vez a sus círculos o pase a ser reconocida de otra manera.
Sin duda, esta relación es un perder perder que no tiene futuro. De hecho cuando la persona es descubierta buscará seguir en su hogar.
Así que la tercera persona también debe buscar qué le ha llevado a este tipo de relación, trabajar en su interior y reconocer que estar en este triángulo no le permite la oportunidad de tener una relación sana y plena con alguien más.
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Retomar el camino
Salir de este tipo de relaciones no es tan sencillo. La orientación profesional es un apoyo para comenzar de nuevo.
Lili Gutiérrez, terapeuta emocional comenta que en primer lugar se debe trabajar en el amor propio como hombre o como mujer.
Si la pareja decide continuar, al trabajarse con herramientas la pareja buscará encontrar la armonía y así fomentar la unión.
En general la pareja debe renovar su relación.
Buscar tener citas, arreglarse más y reconquistar son partes esenciales para renovarse.
Entre las claves está también el tener técnicas de resolución de conflictos que puede incluir hablar a puerta cerrada, un tema a la vez, no involucrar a terceras personas, así como no tener o destruir simbólicamente la libreta de cuentas emocionales pendientes y empezar el camino de la reconstrucción.
Si lo anterior no se empieza a poner en práctica se podría tener un ambiente hostil, en que los reclamos y peleas constantes hagan que la dinámica de pareja se siga distanciado y se cause más ruptura.
Por su parte, Caravantes comenta que en estas charlas cada uno de los involucrados debe expresarle al otro cómo se siente, y se llegue al punto de demostrar el amor por detalles como halagos y caricias.
En este punto la tecnología sí que es válida y el envío de mensajes cariñosos en elgún momento sorpresivo del día podría ser parte de ese fortalecimiento, agrega Gutiérrez.
Caravantes agrega que las dos partes deben estar conscientes de sus responsabilidades. También es indispensable saber cómo quejarse.
Para Caravantes las parejas podrían prevenir los episodios de infidelidades al evaluarse constantemente y trabajar en fomentar la relación.
No dejar entrar a los cuatro jinetes
Además Caravantes hace énfasis en el fomento de parejas sanas tomar en cuenta una reflexión escrita por el psicólogo John Gottman quien describe a cuatro jinetes del apocalipsis que desequilibran la relación.
Estas señales de advertencia son fundamentales trabajarlas: la crítica, el desprecio, estar constantemente a la defensiva y el silencio.
La crítica constante lastima porque lleva al otro a sentirse atacado todo el tiempo.
Por ello es necesario hablar desde el “yo”, al expresar cómo se siente y sin culpar. Pasar del “tú nunca escuchas” a “yo me siento ignorado…”.
De igual manera el desprecio, expresiones que atacan a la otra persona, insultos y burlas van debilitando la relación.
Por el contrario es vital asombrarnos y admirar las cualidades del otro. Reconocer sus aspectos positivos.
Mantenerse a la defensiva y en pelea constante no es recomendable. Por el contrario, buscar o aprender técnicas es vital para manejar el enojo.
El silencio podría ser una manera de “protegerse” de lo que está sucediendo. Esto se refleja en que el otro se desconecta, dando la espalda o estando muy ocupado para no enfrentar el contexto que se vive en pareja. Aunque se evita la confrontación acaba por ser un paso para caer en el abismo.
La recomendación es que en lugar de evadir se busque apoyo para aprender cómo fortalecer la comunicación.
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