Para abordar esta cuestión, un equipo internacional de científicos liderado por la Universidad de Cambridge (Reino Unido), realizó un metaanálisis centrado en estudiar 17 estudios observacionales “que no están financiados por la industria”, aclara de Fumiaki Imamura, uno de los responsables de este trabajo, puesto que aluden que solo “aportan un añadido calórico como cualquier otro producto alimenticio” y en cuanto a posibles efectos sobre la salud, “aseguran que están mediados por la obesidad” y no son consecuencia directa de su ingesta.
Desde que en 2004 la revista JAMA publicó un primer trabajo sobre los efectos nocivos de las bebidas azucaradas, son numerosos los grupos de científicos que continúan trabajando para demostrar sus efectos en la población.
Por ejemplo, hace dos meses, las páginas de Circulation asociaban el consumo de refrescos con un total de 184 mil muertes anuales. Las agrupaban por patologías: 133 mil fallecimientos ocurrirían por diabetes vinculada a estas bebidas, 45 mil a enfermedad cardiovascular y 6 mil 450 al cáncer derivado del tabaco.
Uno de los puntos fuertes del nuevo meta-análisis es que refuerza el papel autónomo de las bebidas azucaradas en la diabetes, con independencia del sobrepeso. En total, se analizaron los datos de 38 mil 253 personas (de EE. UU. y Reino Unido) con diabetes tipo 2 y se relacionaron con su consumo habitual de bebidas azucaradas.
Los científicos llegaron a la conclusión de que en los próximos 10 años, “entre el 4 por ciento y el 13 por ciento de los nuevos casos de diabetes en EE. UU. y entre el 2 por ciento y el 6 por ciento en Reino Unido” podrían explicarse por una ingesta excesiva de refrescos y jugos empaquetados.
No obstante, existe otro conjunto de desencadenantes, aclara Amelia Marti, especialista e integrante de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad al comentar esta investagación: “Factores genéticos, estilo de vida (como el sedentarismo), otras enfermedades asociadas (como la obesidad), el consumo exagerado de grasa saturada…”. Las dietas bajas en fibra y las ricas en carne procesada o el tabaco también favorecen el desarrollo de diabetes.
Aunque son necesarios más estudios que avalen la relación de causalidad, reconocen los autores en su artículo: “Nuestros hallazgos indican el beneficio que supone reducir el consumo de bebidas carbonatadas a la hora de prevenir diabetes tipo 2”, lo que conlleva una “importante repercusión en la salud pública”.
Dado que los refrescos y los jugos embotellados promueven la obesidad (la gran pandemia de esta época), la diabetes, la hipertensión y enfermedades cardiovasculares como el infarto de miocardio y el ictus”, Miguel Ángel Martínez-González, miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición alerta: “Conviene reducir el consumo de estas bebidas y si se puede, eliminarlo”.