Salud y Familia

Esta es la enseñanza de las expectivas y los planes que no salen como se espera

Más allá de verlas como buenas o malas, las expectativas pueden enseñar a que las personas se mantengan abiertas a los cambios y que no se aferren a ideas muchas veces difíciles de lograr.

Qué hacer cuando las cosas no salen como queremos

Aunque suelen vincularse al logro de un deseo, las expectativas mantienen el peligro de conflictuar a las personas cuando no se logra el anhelo. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La capacidad de razonar y comprender las experiencias emocionales distingue a las personas del resto de seres vivos. Si hay algo que también caracteriza a nuestra especie, es el poder que tiene la mente de imaginar futuros que puedan ocurrir de formas específicas a como lo deseamos. Esto también podría explicarse desde las expectativas.

De acuerdo con la psicóloga Scarlette Muñoz, las expectativas son pensamientos que formulamos en relación con lo que esperamos recibir de otras personas, de nosotros mismos, y las demás áreas de nuestra vida. Además, la existencia de estos deseos puede llegar a moldear nuestra forma de comunicación, así como estados emocionales, subraya Muñoz.

“Esperar algo” también responde a una necesidad en cuanto a que las cosas funcionen en un determinado momento. En ese sentido, destaca la relación que tienen las expectativas con los planes.

A consideración de la psicóloga Nissely Herrera, establecer planes puede entenderse como un acto satisfactorio al momento de cumplir los deseos que fueron previstos.

“Podríamos relacionar esa satisfacción desde un lugar de suficiencia porque nos sentimos exitosos cuando todo nos sale bien. Eso quiere decir que tenemos el control de lo que está pasando y que salió cómo imaginamos”, comparte Herrera.

¿Pero qué pasa cuando las cosas no salen como se planificaron? Más allá de la normal y posible decepción, puede que en muchas personas esto genere un conflicto.

Qué hacer cuando las cosas no salen como queremos
Las personas que se ven afectadas por las expectativas no realizadas pueden tener altos niveles de estrés porque se fijan metas muy altas, no son tolerantes a la frustración y se exigen de más. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

“El plan no lo es todo, es solamente una guía, un mapa. Pero fuera de la planificación pueden existir diversas situaciones que no están bajo el control de las personas. Se debe tener clara la posibilidad de abrirse a los cambios y permitirse adaptar a ellos”, responde la también psicóloga María Matzar.

La especialista en salud mental agrega que los planes no deben implicar rigidez, sino más bien flexibilidad para actuar respecto a lo que pueda presentarse.

De esta cuenta, Nissely Herrera agrega: “Si nuestros planes son rígidos, lo único que lograremos es incrementar procesos de ansiedad porque, aunque tenemos la idea de cómo pueden salir las cosas, no siempre ocurrirá así”.

El peligro de tener grandes expectativas

Lo cierto es que hay muchas personas que podrían sentirse particularmente afectadas al no verse cumplidos sus ideales.

“Por lo general son personas que tienen un alto nivel de estrés ante lo ocurrido porque se han puesto metas muy altas. Además, no son tolerantes a la frustración y se exigen de más”, apunta Scarlette Muñoz.

Las psicólogas entrevistadas coinciden en cuanto a que el dolor provocado por las expectativas puede deberse al hecho que las personas esperan que ocurran situaciones en escenarios poco probables.

Dichas expectativas “pueden estar centradas en un cambio sobre el mundo o en innumerables quejas de quienes rodean a la persona”, dice María Matzar.

¿Son peligrosas las expectativas? De acuerdo con Nissely Herrera, estas no son buenas ni malas, pero es probable que entre más grandes sean, puede que exista una mayor lejanía con lo que que realmente podría ocurrir.

“El plan no lo es todo, es solamente una guía, un mapa. Pero fuera de la planificación pueden existir diversas situaciones que no están bajo el control de las personas” -María Matzar, psicóloga

Sin embargo, hay un componente muy poderoso detrás de las expectativas, el cual tiene que ver con sus enseñanzas: “Nos pueden enseñar a soltar y a cuestionar nuestras creencias”, comparte Nissely.

El no saber cómo enfrentar las expectativas fallidas puede generar batallas internas. María Matzar resalta que estas “siempre traerán conflictos porque implican modos de pensar de cómo deberían ser las cosas y no se tiene el control sobre las circunstancias ni de las personas, sobre todo de la decisión que otros pueden y quieren tomar”.

Enfrentar las expectativas no logradas

La psicóloga Scarlette apunta que es sano identificar cuáles son las cosas que dependen de cada persona, ya que esto permitirá responsabilizar y fomentar los cambios que se desean. Además, destacaría la posibilidad de una mayor tolerancia a los escenarios inesperados.

Nissely agrega que muchas veces las expectativas tienen que ver con el hecho que las personas creen que son lo que pueden llegar a realizar. Pero la vida no siempre está definida por los logros. “Siempre hay nuevos caminos por explorar”, apunta la especialista.

“Es importante que las personas puedan enfocarse en el aquí y ahora, observar a su alrededor y abrirse a lo que sucede en el presente. Eso hará que las experiencias sean más auténticas. Podemos perdernos el presente planeando el futuro y con ello, dejar pasar por alto detalles que nos pueden generar sentimientos gratos”, señala María.

Qué hacer cuando las cosas no salen como queremos
Abrirse a lo inesperado y no aferrarse a la rigidez de las expectativas posibilita la apertura cambios en la vida. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

 

Scarlette Muñoz recomienda que para sobrellevar planes de vida rígidos y poco flexibles es necesario reenfocar lo que significan los anhelos, así como resulta importante que los ideales no respondan a las imposiciones de otras personas.

“En la vida no hay ‘deberías’ ciertos o absolutos, solo hay experiencias que nos guían a determinar qué es el anhelo y deseo. Es importante descubrir lo que anhelamos en la vida y no dejarnos llevar por lo que la sociedad nos dicta qué hacer. Claro que siempre desde un marco de respeto y convivencia, pues se debe buscar el equilibrio en no hacerle daño a nadie”, agrega Muñoz.

Para empezar a superar la rigidez de las expectativas, las psicólogas comparten que se debe también hablar sobre ellas y qué implican, cuestionarlas y observar si son realistas o no. Otra recomendación también podría ser intentar vivir sin ellas.

“Es difícil pensar que aferrarse a una expectativa es algo positivo porque esto lo que provocará es una desconexión con la posibilidad del verdadero cambio”, comparte Nissely Herrera.

ESCRITO POR:

Alejandro Ortiz

Periodista de Prensa Libre especializado en temas sobre cultura y bienestar, con 5 años de experiencia.