Salud y Familia

La enfermedad no es el fin del amor

“Te tomo en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad”. Estos  son los votos matrimoniales que algunos hombres o mujeres suelen olvidar cuando se ven envueltos en momentos difíciles, como una afección grave.

Un estudio de la Alianza del Cuidado del Cáncer de Seattle, EE. UU., reveló  en el 2013 que el 12 por ciento de las relaciones termina en divorcio cuando uno de los cónyuges desarrolla la enfermedad.

Muchas veces el juramento conyugal se hace bajo emotividad, sin tomar en cuenta el peso de la realidad. Prometemos con facilidad y pensamos que nunca llegará ese momento de prueba, afirma el psicólogo Antonio Rivera.

El hombre tiende más a abandonar a su esposa cuando a esta se le diagnostica una enfermedad como cáncer, explica la psicóloga Lea Echeverría, quien atiende a pacientes de la Fundación  de Amigos contra el Cáncer. Factores como el estrés, miedo  o desinterés de no saber cómo sobrellevar la afección de su pareja influyen en la separación.

También hay quienes consideran que cuidar de su pareja es una carga y que puede limitar su vida, dice el psicólogo Estuardo del Águila, de la Liga de la Higiene Mental. Sin embargo, enfatiza Echeverría, es un detonante también cuando ya existían problemas previos en la relación y el amor se diluía poco a poco; por ejemplo, con la infidelidad del hombre.

Interesante

Según el artículo 155 del Código Civil, algunas  de las causas comunes para la separación o divorcio son la “enfermedad grave, contagiosa e incurable o  mental”.

Echeverría agrega que el individuo enfrenta de diferentes formas la enfermedad de su pareja, y puede reaccionar huyendo, aunque hay casos en los que regresa.

La pareja debe hablar sobre esto, puesto que el apoyo emocional será necesario para poder afrontarla unidos. No se trata de manipular para que no haya abandono, pero es importante que ambos sepan que si se le apoya, será más fácil superar la enfermedad, dice Del Águila. 

Apoyo

Rivera recomienda al paciente buscar ayuda del círculo familiar o de amigos cercanos para aliviar la tensión psíquica y así integrar los traumas de sentirse enfermo y solo con la actitud de valentía y aceptación de la realidad. Este soporte emocional le ayudará a comprender que la vida continúa y que tendrá la opción de reconciliarse con su pareja o bien de buscar otra relación.

Echeverría aconseja al paciente no dejar de ser proactivo, productivo y empoderarse. Además, es importante jamás tener lástima de sí mismo y no pensar que todo se trata de un castigo. “Si la pareja decidió alejarse, hay que respetar su decisión, pero hay que recordar que todos somos aptos de reconstruir nuestras vidas, porque no necesitamos de que nadie  nos complemente. Tanto hombre como mujer somos seres completos”, dice. Volverse más fuerte es el reto.

Tanto a la pareja del paciente como a sus familiares, Echeverría aconseja no desesperarse ante la enfermedad, tener buena actitud y paciencia hacia los cambios del estado de ánimo, así por la carga emocional y económica que representa. Pero si hay amor y se fortalece la espiritualidad, esta se hace más fácil de llevar. El matrimonio no es solo para aportar, sino para construir ante algo que lo pueda destruir, concluye.

“Fe y valentía”

Fue al hacerse un autoexamen hace cuatro años cuando María Marta*, de 49 años y madre de dos hijos, se percató  de una pequeña bola que tenía en su seno.

Originaria de la provincia, viajó a la capital para confirmar el diagnóstico de cáncer que le habían presentado. Tres chequeos fueron necesarios para terminar de convencerse de que esa era la dura verdad, pero siempre se aferró a Dios. La lucha apenas comenzaba.

Pasó por el quirófano cuatro veces para retirarle el tumor. Luego y gracias a Fundecán, comenzó su tratamiento de radioterapias.  Cuando permaneció internada en el hospital por un mes, en ninguna ocasión la visitó su esposo.

Aquellos tiempos en los que se habían enamorado mediante cartas quedaban en el pasado. Al regresar a casa, el trato de su pareja cambió hacia ella. Comenzó a serle infiel y dejó de brindarle ayuda económica. Hace un año que se separaron. “Ser positiva, tener fe y una coraza de valentía me han ayudado a salir adelante. La mano de Dios no me he dejado caer en el abismo”, dice segura. 

*La paciente pidió no revelar su nombre real.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.