Más de una vez nos hemos topado en ese vaivén de la esperanza y la decepción. En un momento sentimos el optimismo de pensar e imaginar un camino distinto, una relación diferente. En el siguiente, sentimos la frustración de estar frente a esa persona y toparnos nuevamente en la misma situación.
Si hoy puedo compartirles algo es que la salida de ese laberinto está en hacernos esa pregunta al espejo. Poner toda nuestra atención en lo que los demás hacen o dejan de hacer se vuelve la fuga de energía y poder personal que podemos experimentar como seres humanos.
Hace algunos años veía un video en redes sociales que se titulaba: “Exnovia tiene la oportunidad de hablar con el novio que le fue infiel 47 veces”. Honestamente, no terminé de ver el video, me bastó llegar al recuerdo de la infidelidad número 12 para reconocer el patrón: Ella siempre lo aceptaba de vuelta.
Estaba claro que esta persona tenía toda su atención puesta en o que hacía su pareja, y donde ponemos nuestra atención ponemos nuestro poder. Por supuesto que al final se sentía desamparada y desempoderada.
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Las personas si cambiamos. En mi trabajo lo veo todos los días, yo lo he vivido varias veces. Nosotros podemos cambiarnos, pero nunca podemos cambiar a otros. Puede pasar gracias a la influencia de otros, pero nunca cambiamos si no es nuestra propia decisión.
Vernos al espejo y hacer la pregunta: ¿Qué habilidad puedo mejorar o adquirir para responder mejor a esta situación? ¿Qué actitudes son las que yo puedo dejar de sostener que nos van a ayudar a todos a crecer?
El cambio depende de cosas básicas, no siempre fáciles, pero sí simples. O sumamos buenos hábitos o reducimos malos hábitos. Cualquiera de estos caminos nos ayuda a cambiar.
Eso sí, usé la palabra hábito, porque aunque es cierto que la decisión se toma en un momento, cultivar el cambio es un proceso que sucede día a día. A mi me gusta pensarlo como hacer ejercicio. Al inicio puedo levantar pesas de pocas libras, y poco a poco ir subiendo el esfuerzo.
De la misma forma, día a día puedo trabajar en mi coherencia, puedo reconocer que hay veces que no me va a salir, pero eso no quiere decir que sea algo que yo no puedo hacer. Por el contrario, solo me muestra que es precisamente el hábito con el que me tengo que tener más paciencia y el que más satisfacción me va a dar cuando ya lo domine.
Elección
Julita Alonso
Las personas, si cambiamos, lo hacemos cuando elegimos volvernos más auténticas y más libres.