Si bien existe un sinnúmero de programas que ayudan a estimular su pensamiento y aprendizaje, también hay aspectos que deben tomarse en cuenta antes de permitir que los hijos pasen horas frente a la pantalla, dice Ana Fajardo, especialista en neuropsicologia y directora de Mapaes —Madres y padres de niños con necesidades especiales—.
El uso exagerado de todos estos dispositivos ha reemplazado el juego al aire libre y el ejercicio físico. El cerebro necesita de la actividad motora y ejercicio físico para mejorar su oxigenación, y por ende la comunicaci��n entre neuronas. “El cerebro de los menores necesita experimentar por medio de los sentidos para lograr mantenerse en óptimo funcionamiento, y esto únicamente será posible si logramos que nuestros hijos sean activos”, añade Fajardo.
Por ello, los padres deben estar conscientes de que el uso continuo de estos dispositivos puede causar alteraciones en su comportamiento, debido al contenido: si el juego o programa viene cargado de personajes que manejan alto nivel de agresión —pistolas, cuchillos, navajas, zombies—, posiblemente los niños que los observen pensarán que estos modelos de conducta son aceptables y se tornarán agresivos.
El uso de esta tecnología puede ser favorable si es racionada, y como resultado de un logro o esfuerzo por parte del menor. Puede servir como un privilegio para poder modelar conductas.