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Las vacunas protegen contra enfermedades prevenibles, entre ellas las causadas por las enfermedades neumocócicas como la meningitis (infección del tejido que cubre el cerebro y la médula espinal), neumonía (infección de los pulmones), entre otras.
Sin las vacunas, las epidemias originadas por muchas de estas enfermedades prevenibles podrían reaparecer y llevar
a un aumento en el número de casos, discapacidad y muertes.
Las vacunas hacen que el sistema inmunitario del cuerpo responda de manera similar a lo que sucede cuando una persona tiene una infección natural, pero sin causar la enfermedad o sus complicaciones. La mayoría de las vacunas contienen virus inactivados, por lo que no es posible contraer la enfermedad a través de estas.
Herberth Maldonado, infectólogo pediatra y parte del Consejo Nacional Asesor de Inmunizaciones, Conapi, dice que se espera tener pronto la ley de vacunación. Por ahora, esta es una iniciativa de Ley de Vacunas -5342-, la cual busca garantizar la universalidad de la inmunización y asegurar el financiamiento para que los guatemaltecos tengan acceso a las vacunas de forma gratuita y garantizado por el Estado.
Guatemala es de los pocos países que no cuentan con esta ley. Conapi ha comunicado que darle prioridad a la aprobación de esta ley es necesario para las diversas intervenciones que se requieran por la pandemia y otros riesgos de la salud de los guatemaltecos.
Los expertos comentan que asegurar la vacunación hará que la rubéola, la poliomielitis o el sarampión se mantengan erradicadas del país. No vacunarse podría provocar que estas enfermedades surjan de nuevo y se genere una crisis.
La vacunación comienza desde que nace el niño. A más tardar a las 12 horas se administra la hepatitis B y una contra formas graves de tuberculosis que se llama BCG. El siguiente contacto será a los dos, cuatro y seis meses con una serie primaria para protegerse contra neumococo, la llamada pentavalente, que protege contra tosferina, polio, difteria, tetanos e influenza tipo B. Entre las vacunas también se recibe la de rotavirus, entre otras.
Todas las dosis de vacunas crean anticuerpos. Pero, estos disminuyen y por eso algunas de las vacunas necesitarán refuerzos mientras los niños crecen, a partir del año para neumococo y de los 18 meses para otras enfermedades como tetanos y tosferina. También se requieren refuerzos en edades más grandes, cada cinco o diez años.
Maldonado comenta que las vacunas son seguras y pasan por investigaciones previas. Siempre se espera alguna reacción después de ponerlas que son cuestiones como malestares, dolor de cabeza, o un cuadro de fiebre porque el sistema inmunológico tiene una respuesta leve. “Por mucho, esto es mejor que padecer la enfermedad que sí puede dar complicaciones”, agrega.
Una baja en la cobertura de vacunación
Yamile Sandoval, gerente médico de Sanofi comparte que antes de la llegada de covid-19, la Organización Mundial de la Salud, reportaba que existía en el mundo cerca de 19 millones de niños no vacunados o vacunados de forma incompleta. “Si a eso le sumamos la pandemia que estamos viviendo se estima que existe una caída del 25% de las vacunación y nuestra región no se escapa a esta realidad”, expresa.
“El mensaje hoy no solo de OMS sino otras entidades internacionales y locales es que prevengamos lo que es prevenible por medio de la vacunación y de manera responsable atendamos el llamado para fortalecer los programas que se han podido debilitar”, dice Sandoval.
Entre las solicitudes de Unicef a los gobiernos están el planificar cómo vacunar a cada niño que se haya quedado atrás cuando se termine la pandemia, así como asegurar que cuando la vacuna covid-19 esté disponible, llegue a quienes más la necesitan.
Es importante revisar el carné de vacunación para saber si falta alguna dosis y darle el seguimiento apropiado. El médico Maldonado refiere que actualmente todos los servicios de salud están disponibles en el país y se tiene un espacio separado de otras enfermedades para que los padres o responsables se acerquen para vacunar a sus niños.
Otro beneficio de la vacunación es que cuando un número suficiente de personas en la comunidad está inmunizado contra una determinada enfermedad se desarrolla algo llamado inmunidad colectiva o “efecto rebaño”. Cuando esto sucede, las enfermedades no pueden propagarse fácilmente de una persona a otra porque la mayoría de las personas son inmunes.
Unicef explica que esto proporciona una capa de protección contra las enfermedades. La inmunidad colectiva también previene los brotes obstaculizando la propagación de la enfermedad.
Otras enfermedades
Dentro de la vacunación los adultos también son importantes. Todos los años se estima que mueren 650 mil personas por influenza y si tenemos estas cifras previas a la pandemia, hoy con la coberturas de vacunación que ha sido golpeada por la pandemia, se pueden tener riesgos de brotes.
“Así que debemos detenernos para reflexionar que muchas de las muertes se han dado en personas que no se han vacunado y pertenecen a un grupo de riesgo como mujeres embarazadas, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión. ¿Cómo vamos a estar ahora si no nos vacunamos?”, comenta Sandoval.
La vacuna de la influenza debe de colocarse todos los años porque el virus va cambiando. Los grupos prioritarios o de riesgo necesitan esta vacuna porque de enfermarse y no tenerla podrían presentar un desenlace lamentable o tener complicaciones si desarrollan la enfermedad.
México confirmó el primer caso de coronavirus e influenza en una misma persona durante este mes. “Más que la confluencia de las dos en una sola persona, que sería poco común, nos debe preocupar que se junten la epidemia con la estación de influenza, pues pueden saturar los hospitales”, señaló el médico Alejandro Macías, responsable en México de gestionar la epidemia de influenza en 2009.
El caso fue detectado en una mujer de 54 años que padecía enfermedades autoinmunes, había padecido cáncer, y contaba con antecedentes de obesidad y enfermedad pulmonar crónica. “Ningún país está preparado para una sindemia”, en referencia a la suma de dos o más epidemias o brotes de enfermedades, dijo Macías.
La médica guatemalteca Iris Cazali, jefa de Infectología del Hospital Roosevelt comenta que la vacuna de influenza se pone una vez al año, porque el virus varía en este tiempo. Se recibe de forma intramuscular en el brazo.
Esta se la deben poner todas las personas desde los seis meses hasta los 100 años, a toda edad, refiere Cazali. La especialista agrega que la vacuna de influenza no evita el covid-19 y tampoco lo empeora.
Entre otras vacunas necesarias en los adultos está la de neumococo, esta debe ser aplicada en mayores de 65 años. También la vacuna Tdap (contra el tétanos, la difteria y la tosferina), recomendada durante cada embarazo y para los adultos que no se la hayan puesto antes.
Acercarnos sin riesgo
“Hasta cierto punto es comprensible que las personas no quieran acercarse a los sistemas de salud por temor a contagiarse con covid-19, pero también existe ese riesgo si va a la playa, al centro comercial y otros lugares”, dice Sandoval.
La recomendación es ir con las mismas medidas de control que se han tenido durante este tiempo como uso de mascarilla, lavado constante de manos o el uso de alcohol o gel y guardar el distanciamiento son protocolos que han sido estudiados que ayudan a disminuir el riesgo de contagio.
Consulte además si es posible agendar la cita, o bien cuál es el protocolo que se sigue en el lugar que va a visitar para ponerse al día en las vacunas.
¿Cómo tranquilizar al bebé o niños durante la etapa de vacunación?
Unicef promueve una metodología de la enfermera pediátrica Shannon McDonald, para apoyar a los padres en cómo ayudar al bebé a que la experiencia de la vacunación sea más positiva.
- Padres o adultos tranquilos. McDonald comenta que los padres en ocasiones sienten mucha ansiedad y están nerviosos antes de poner las vacunas a los niños, así que la recomendación es que como adultos tomen unos momentos para respirar profundo y hablen con serenidad para que los bebés o niños pequeños se sientan tranquilos.
- La lactancia una gran ayuda. En ocasiones podría ser efectivo que la madre le esté dando lactancia durante el momento de la inmunización.
- Crema anestésica. McDonald también refiere que el uso de una crema anestésica en la zona podría ayudar.
- Distraerlos. También ayudará distraer a los niños con otras cosas, conversaciones, leerle un cuento o juegos de palabras para que no estén al pendiente del momento del pinchazo.