Este reto de moda consiste en que tres personas saltan al mismo tiempo, pero al caer, las de los extremos empujan los pies del de enmedio para que caiga hacia atrás, lo que provoca que se golpee la parte trasera del cráneo. También existe otro reto que se realiza cuando la persona va caminando y otro joven por detrás le pone zancadilla con un suéter, lo cual causa que caiga de frente, golpeándose el rostro.
Además, existe otro reto que consiste en que una persona se coloca recostado en la pared y otra le hace presión en el pecho muy fuerte hasta que cae al piso desmayado, debido a que el cerebro no recibe suficiente oxígeno. Esta actividad es peligrosa porque puede causar problemas neuronales y pérdida de memoria a largo plazo, entre otros.
Necesidad de pertenencia
La psicóloga Nissely Herrera, especialista en disciplina positiva, comenta que la principal razón por la que los niños y adolescentes aceptan este tipo de retos es porque buscan pertenecer a un grupo específico. Para lograr ser parte de esa pequeña comunidad deben llevar a cabo ciertas acciones que los haga merecedores de esta pertenencia. Muchas veces también se debe a una baja autoestima y valoración.
“Estas acciones no ocurren solo en los grupos de los populares, pasa en todos lados. Si su hijo es tímido o callado, no quiere decir que él no esté libre de estos retos. Cuando ven que su pertenencia está en juego, ellos harán lo posible para reafirmar su lugar en el grupo”, opina.
Consecuencias médicas
De acuerdo con el neurólogo Henry Stokes, los golpes en los cráneos pueden causar un morete en la cabeza lo cual no es de gravedad. Sin embargo, cuando el impacto es muy fuerte se puede generar un hematoma subdural. Esta es una acumulación crónica vieja de sangre entre la superficie del cerebro y su capa exterior.
“El golpe hace que una vena pequeña del cerebro se rasgue y se provoque una hemorragia interna. En el momento se sentirá dolor de cabeza fuerte. Quizá mareos y desorientación por el impacto. Pero el hematoma subdural aparecerá a los meses. Algunos síntomas son lenguaje confuso, dificultad con el equilibrio, náuseas, vómitos y problemas visuales. Se diagnóstica por medio de una tomografía y se debe hacer una cirugía para limpiar”, dice el médico.
Si el golpe es en la nuca, como puede ocurrir con los retos virales mencionados, se puede dañar la columna vertebral, lo cual causaría una lesión medular. Esta puede ser a nivel cervical (nuca), lo cual causa tetraplejia, que es la pérdida o disminución de movilidad de los brazos y piernas, y de todo el tronco. Si es a nivel torácico y lumbar (espalda alta), se puede provocar paraplejia, que se manifiesta por la falta de movilidad de las extremidades inferiores.
Además, se pueden tener consecuencias a largo plazo como espasticidad, cuando algunos músculos se mantienen permanentemente contraídos, sobre todo las manos; problemas en la piel como úlceras por presión, alteración de la función respiratoria o trastorno de la regulación de la temperatura corporal. “Las consecuencias de una lesión medular son irreversibles ya que la médula espinal no se puede regenerar y por su compleja estructura es imposible tratar de repararla en una cirugía”, explica Stokes.
Cuando las lesiones cerebrales son muy graves por el golpe en la cabeza se puede causar la muerte o que la persona permanezca en coma.
Estrategias de prevención
Para evitar que sus hijos acepten hacer este tipo de retos, Herrera indica que es importante mantener una comunicación real y generar confianza con los niños y jóvenes. La profesional brinda estos consejos:
No amenazar o crear miedo
Cuando la mayoría de los padres de familia se enteran de estos retos, lo primero que les dicen a los niños es “no quiero que hagas eso, porque si lo haces, ya vas a ver…”. Según la profesional, estas acciones no son funcionales porque crean miedo en el niño, lo cual algunas veces les hace más llamativa la acción.
Aunque la reacción de los padres es aceptable porque lo único que desean es proteger a su hijo, mediante el miedo o amenaza no es la mejor forma de hacerlo. La comunicación es vital para acercarse a ellos, por eso es importante entender la razón por la que harían los retos y no juzgarlos.
Crear espacios para conversar
A pesar de la rutina, el trabajo y el cansancio, es importante que priorice tener comunicación con sus hijos. Solo mediante pláticas podrá acercarse y lograr que el adolescente le platique acerca de su día y las acciones que realiza. No se trata de un interrogatorio o de regañarlo por las cosas que le cuenta, sino de tener una conversación certera y escucha activa.
Los minutos de comunicación al día deben basarse en escuchar y no interrumpirlos cuando hablan, porque si se hace los jóvenes se retienen hacia ellos mismos y deciden no hablar para evitar regaños o ser juzgados. La profesional recomienda hacer preguntas que le dé más información, pero sin interrogarlos.
“Por ejemplo, puede comentarle a su hijo que vio el nuevo reto que está de moda y preguntarle si lo ha visto en su escuela. Según su respuesta explíquele la razón por la que no es positivo que él lo haga. Es importante decir que puede lastimarse y que no vale la pena arriesgar su vida por cualquier cosa”, expresa Herrera.
Si su hijo le comenta que uno de sus amigos hizo el reto, no le exija que ya no se junte con él. Sino pregúntele cómo se sintió cuando lo vio hacerlo, cuál fue su reacción y qué piensa al respecto. Al no regañarlo o imponerle acciones, el niño le tendrá confianza y poco a poco le contará su día sin necesidad de que usted le pregunte.
Estos espacios de conversación no deben buscarse solo cuando ya está el problema. Si en caso usted ahora no tiene una buena comunicación con su hijo, comience interesándose en las actividades que hace. Por ejemplo, pregúntele cuál es su canción favorita y escúchela junto a él. Si no le gusta, coméntele que no es de su agrado, pero que respeta sus gustos. De esta forma su hijo entenderá que su interés es genuino y no para controlarlo o para regañarlo.
Verifique las redes sociales
Al tener una comunicación asertiva, será más fácil como padre de familia controlar las redes sociales de su hijo. Es importante que verifique constantemente qué contenido consume, ya que este influye en su comportamiento.
Lo ideal es que exista la confianza para que pueda agregarlo como sus amigos. Si esto no se da, pídale cada cierto tiempo que le enseñe qué ha publicado, a quienes ha agregado y con quienes ha conversado. Explíquele que es una medida de precaución y no de vigilancia, ya que existen diversos riesgos en la web que pueden atentar contra su seguridad y su salud.
Si en caso su hijo no tiene su propio celular o computadora y utiliza las suyas, pídale que deje abierta la sesión, para que usted pueda ver el contenido. Además, permita que las use en una habitación de uso familiar de la casa, así podrá ver qué hace en cada red social.
Ejercitar su criterio
Es importante que como padre de familia ejercite el criterio de sus hijos. Permita que tomen sus propias decisiones y que observen sus consecuencias, luego ayúdelos si en caso los resultados fueron negativos. De esta forma podrá asegurarse que ellos pueden desarrollarse y decidir bien sin la necesidad de tener a sus padres cerca.
Esto les ayudará a decidir qué tipos de retos pueden ejecutar. Es decir, su hijo tendrá la capacidad de pensar qué reto es mejor: si el rompe cráneos, el botella challenge, que cosiste en lanzar una botella de plástico medio llena y hacer que aterrice de pie, o el reto de recoger una basura a todo lugar que asista.
Las herramientas que puede utilizar son: cuestionarse si la acción le causará bienestar a él y a las personas que ama o si le causará daño. Explíquele que antes de llevar a cabo el reto, en su mente responda estas preguntas que le ayudarán a decidir si le conviene hacerla o no.
Practicar para decir “no”
Una forma de ayudar a sus hijos a enfrentar la presión de hacer estos retos es practicar con ellos la forma en que pueden decir que no. Recuerde que para ellos es importante la aceptación del grupo, por lo que les será difícil negarse al reto. No basta con ordenarle que no lo haga.
Piense junto con él la forma más adecuada de decir “no quiero hacer el reto”. Si lo ha practicado en casa, cuando lo inviten a hacerlo, le será muy fácil decidir y negarse.
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