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Vivir en el presente y guardar distancia con el pasado

Frente a cualquier experiencia dolorosa existen dos caminos: detenerse frente a ella o procesarla y avanzar. ¿En cuál se encuentra usted?

Al dejar ir el pasado es posible reconstruir la vida de una manera más plena. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

Al dejar ir el pasado es posible reconstruir la vida de una manera más plena. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

La historia personal tiene altibajos.  Recordar con sufrimiento el pasado, cualquier incidente, la infancia, las aventuras amorosas, la muerte de un padre o una madre, todo es parte de un tiempo que se ha ido.  Existe un espacio ahí entre eso que pasó y la realidad o el presente en que se encuentra en este instante.

El líder espiritual Osho que murió en la década de 1990 lo comparó con un sueño “…siempre que está soñando, se identifica con ello…solo cuando se ha despertado recuerda que era un sueño y no una realidad.  ¿Por qué? porque entonces está distanciado, no en ello.  Entonces hay una distancia, un espacio y puede ver que era un sueño”.

Lucia Lorenzana, psicóloga clínica, con especialidad en psicooncología y cuidados paliativos, explica que quedarnos atrapados en el pasado es estar en un duelo no resuelto y una vivencia que se repite una y otra vez a nivel emocional, convirtiéndose en una situación complicada porque no nos permite seguir adelante.

La historia personal está llena de historias positivas y otras oscuras. Es importante aprender a manejar las emociones para tomar las mejores decisiones. (Foto Prensa Libre: Shutterstock)

“Cuando es una cuestión de traumas de infancia en los que se vive abandono, miedo al rechazo, a confiar, a la traición o a la injusticia quedan marcas que podrían influir en la vida futura de adulto y afectar las relaciones”, dice Lorenzana.

“Esto influirá a nivel de pareja, con amigos y familia, y con frecuencia se caerá en patrones de repetición donde los conflictos podrían estar relacionados con esos golpes emocionales”, dice la psicóloga.  Se traduce en estar amarrado a amores imposibles, rencor hacia los padres y otros resentimientos.

Sin duda, una carga muy pesada para el diario vivir.  Al no soltar también se dan episodios de insomnio, impotencia y falta de poder.

¿Cómo se siente vivir así durante cada día?  Lili Gutiérrez, terapeuta emocional invita a hacer un ejercicio en el que se cargue y cuide una libra de papas o un costal de piedra u otros materiales algo pesados y llevarlos consigo a todos los lugares a diario para reconocer la carga que representan y lo que pasaría si logramos soltarlos.

“Esto es lo que pasa cuando vivimos en el ayer y solo nosotros tenemos el poder de dejarlo ir”, agrega Guitiérrez.

El primer paso para dejar atrás el pasado

Existirán situaciones sencillas de las que se es consciente para sanar y que con un tiempo de reflexión, la lectura de un libro, ver un video, leer un artículo como este o reflexionar en el mensaje de una película se llegará a resolver.

También aparecerán otras heridas más complicadas, duelos que parecen eternos que sí requieren de un apoyo profesional para recuperarse.   Las sesiones podrían llevar desde algunas semanas hasta meses.

Christian Bernard, miembro y exdirigente de la Orden Rosacruz AMORC, una fraternidad iniciática, filosófica y tradicional a nivel mundial, comenta en un artículo publicado que “no podemos avanzar caminando hacia atrás…si el pasado ayuda a vivir el presente y a preparar el futuro, no debe obstaculizar nuestra evolución”.

Las dificultades, las experiencias, las penas y los sufrimientos forman parte integral de la condición humana.  “Nada escapa, pero lo que puede hacer la diferencia es la forma en que los superamos y en la que reaccionamos a la diversidad.  Esencialmente esto es la maestría de la vida”, expresa.

También hace énfasis en que no hay que permitir que todos los problemas que vienen a nuestra mente la saturen y nos priven de las alegrías sencillas y de los momentos de felicidad que con frecuencia los dejamos pasar sin apreciarlos en su justo valor.

Para comenzar en esta tarea de estar más conscientes podemos preguntarnos en este momento ¿qué día de la semana es hoy y qué fecha marca el calendario? ¿Qué hora marca su reloj? Describa por un momento dónde se encuentra leyendo este artículo…Si ha contestado estas preguntas ha hecho un ejercicio que parece simple, pero no lo es para todos.

Pensar y centrarse en el ahora es una clave para comenzar un proceso de sanación emocional y en especial cuando los recuerdos y experiencias del pasado parecen atarse a las personas en cada instante del día, explica Gutiérrez.

Otro paso fundamental al reconocer que estamos en el presente es reflexionar sobre aquello que se aprendió de la experiencia vivida o esa persona con la que existió el conflicto.  La finalidad no es olvidar, sino que al hablar de eso no exista una tragedia y se exprese sin dolor.

Por ejemplo, si usted fue fiador y la persona no respondió y ahora se encuentra pagando esa deuda, céntrese en reconocer qué sucedió.  En este punto entra su responsabilidad y aceptar que no todas las personas son correctas y a cualquiera le puede ocurrir.  A partir de llegar a esa u otras conclusiones es momento de organizarse en la actualidad, responder y buscar soluciones.

Si las experiencias son traumáticas como un robo, una violación o el asesinato de alguien cercano se necesita pasar un duelo.  Se pasarán emociones de ira, rabia y otros procesos durante la pérdida.

Lilian Pérez, psicóloga experta en violencia expresa que estos casos se requiere de apoyo emocional y se guía a la persona a un desplazamiento de energía para que procese el dolor interno por medio de distintas terapias que van desde visualizaciones hasta regresiones para disminuir la carga negativa de este evento.

Uno de los principios básicos de la filosofía consiste en afirmar que no es posible resolver un problema si no se conoce el origen.  Pero encontrar el por qué en la madurez emocional también debe ir acompañado de la aceptación y de cambios propios frente a estas experiencias.

Ir más allá

Al alivianar la carga que llevamos es posible experimentar nuevas realidades, dice Pérez.  “Ser conscientes del presente y en qué nos hemos detenido. Esto se logra al evaluar y cuestionarnos cómo está nuestra vida, por ejemplo si le pusiéramos una calificación de cero a 10”, expresa.

“¿En qué áreas no estamos satisfechos y podemos hacer cambios para convertirnos en protagonistas de nuestra propia?”, agrega la experta.  Por lo regular se ven diferentes roles como familia, pareja, estudio, trabajo y gustos. En mujeres que han sufrido en relaciones tóxicas y dolorosas no existen más que uno o dos roles.

La sensación de dejar ir da paso a la paz emocional. ¿Qué construye para su nueva vida a partir de ahí? (Foto Prensa Libre: Shutterstock).

Regularmente ellas se han identificado únicamente como parejas y madres, al terminar la relación y caminar su proceso encuentran que todas las áreas de su vida están en pausa y ese es el momento de retomarlas.

Una de las maneras de tomar las riendas es marcar objetivos a corto plazo con fecha incluida y que le encaminen a llevar la vida en plenitud.  ¿Por qué detenerse más?

Al estar en el presente y soltar podría experimentarse el perdón como un ejercicio propio, un regalo que libere el interior, agrega Lorenzana.

En la tesis de teología de la Universidad Rafael Landívar El efecto liberador del perdón, Olga Díaz plantea que la falta de perdón es como un veneno que se toma a diario a gotas. “Muchas veces se piensa que el perdón es un regalo para el otro sin darse cuenta de que los únicos beneficiados son los que lo otorgan”, explica.

Díaz explica que perdonar no es justificar comportamientos negativos o improcedentes sean propios o ajenos. El maltrato, la violencia, la agresión, la indiferencia y la deshonestidad son algunos de los comportamientos que pueden ser totalmente inaceptables. El motivo más obvio para perdonar es liberarse de los efectos debilitadores de la rabia y el rencor, crónicos. Al parecer estas dos emociones son las que más convierten el perdón en un desafía, una decisión, una actitud, un proceso y una forma de vida.

Al estar en este punto se tomarán las diferentes experiencias con más serenidad, se aliviana la sensación de pesadez.

Aprenda a ser un observador

A diario este ejercicio ayuda a desapegarnos de todo lo pasado.  Esta técnica es básica y ha sido utilizada por Buda y existen distintas maneras de hacerla.

Antes de dormir revise cada uno de los recuerdos del día.  Empiece desde el momento que se acostó y vaya hacia atrás hasta llegar a la primera experiencia de la mañana, al despertar.  Por la tarde, si alguien le insultó, mírese a sí mismo, pero como un observador, no se involucre ni se enfade otra vez.  No le está insultando a usted sino a la forma que había por la tarde y esa forma ya se ha ido.

Solo recuerde que usted es un testigo y ya no tiene que enfadarse.  Obsérvelo todo como que fuera una película.  El ejercicio es posible llevarlo más allá, a situaciones del pasado.

Demasiado dolor y frustración

En el libro Click de psicología fácil de Ingrid Asturias se explica que al convivir con algo cuyo dolor se vuelve casi insoportable, nuestro organismo desvía las sensaciones desagradables para adaptarse a una nueva situación y entonces es cuando aparecen síntomas como la depresión, comportamientos agresivos, mecanismos de defensa, angustias, fobias, así como otros desequilibrios.

Expertos comentan que la mayoría de las reacciones son ecos del pasado y en realidad no vive en el presente, aunque están ligadas a las sensaciones que están ocurriendo ahora.

La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tienen muy en cuenta los sentimientos y engloba habilidades como el control del impulso, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, entre otras.

Deberíamos sustituir la famosa idea de “lo importante es sentirse bien” por “lo importante es que las emociones correspondan con la realidad y encontrar la forma de vivir con ellas, en vez de reprimirlas.  “Así podremos tenerlas como una fuerza constructiva y positiva para nuestra vida”, dice el conferencista de temas místicos, Pedro Raúl Morales.

La historia de Natalia Ponce

Ella es una colombiana que se ha sometido a 36 cirugías reconstructivas después de un ataque con ácido en su rostro en 2014.

Comparte en sus redes sociales y también en conferencias su experiencia, los temores y la rabia que experimentó después de un evento como este.

 

Su decisión fue seguir adelante: “decidí dejar el odio y la rabia, pues estaba viviendo en una cárcel peor que Jonathan Vega, mi victimario…tenía que perdonar para volver a vivir”, ha dicho en diferentes medios de comunicación. Llegar a esa conclusión no fue fácil, llevo años de terapias psiquiátrica y también recalca que recibió el apoyo de personas de todo el mundo.

En 2015 se presentó un libro de la periodista Martha Soto: El renacimiento de Natalia Ponce de León: Itinerario de una vida que venció a la barbarie en la que cuenta todos los detalles de su vida.

Actualmente Ponce es la directora de una fundación que lleva su nombre y que tiene como objetivo defender, promover y proteger los derechos de las víctimas de ataque con sustancias químicas.

¿Cómo vivir el presente?

  • Tome la decisión de dejar ir las cargas, los pendientes y las pérdidas.
  • Exprese sus sentimientos y acepte su responsabilidad de todo lo que siente.
  • Observe qué aprendió de la situación que le causa dolor.
  • Atrévase a reconocer el dolor y a descubrir qué sigue después de él.
  • Conéctese con la naturaleza.  Abrace los árboles.
  • Practique ejercicios como gimnasia, yoga o bien artes marciales.
  • Escuche música positiva que le genere alegría.

ESCRITO POR:

Ingrid Reyes

Periodista de Prensa Libre especializada en periodismo de bienestar y cultura, con 18 años de experiencia. Premio Periodista Cultural 2023 por el Seminario de Cultura Mexicana y premio ESET región centroamericana al Periodismo en Seguridad Informática 2021.