De forma intencional o accidental, la acción humana (el transporte, comercio o turismo) ha introducido especies en hábitats que no son de ellas, transformándolas en invasoras. Hoy, se han convertido en una de las principales amenazas a la biodiversidad, al destruir la flora y fauna originales.
“Cuando se pierde la biodiversidad se está perdiendo un banco genético”, necesario para alimentarnos o crear medicamentos, explica a la AFP Fernando Baeriswl, coordinador del proyecto del Fondo para el Medioambiente Mundial (GEF, en sus siglas en inglés) en especies invasoras de Chile.
Los castores viven en equilibrio con la naturaleza en su hábitat natural de Europa y Norteamérica, pero en la Patagonia se alimentan de un bosque que no es capaz de regenerarse al mismo ritmo ni tienen un depredador natural.
Con los árboles construyen diques de hasta tres metros, inundando, secando o alterando los cursos de ríos. En pocos años, han colonizado islas y lograron ya cruzar al continente.
Tan rápido ha sido su avance que hoy son una plaga difícil de erradicar. Las autoridades de ambos países autorizaron su caza, pero los esfuerzos no han sido suficientes.
Ahora, ?Chile y Argentina se han propuesto como objetivo que no queden castores?, exterminado por completo a esta especie invasora, explica a la AFP Adrián Schiavini, especialista en castor del Centro Austral de Investigaciones.
– Más vulnerabilidad –
En la reserva Huilo Huilo, en el sur de Chile, decenas de expertos en especies invasoras como el castor se reunieron entre el 22 y 23 de octubre, en el Primer Encuentro Nacional de Especies Invasoras en Áreas Protegidas, constatando el desconocimiento y la falta de normas para enfrentar este fenómeno.
Las especies invasoras viajan en bodegas de barcos, en la ropa, zapatos o estómagos de las personas que se trasladan, y cuando llegan a un ambiente nuevo no existen sus habituales depredadores.
Crecen, traen nuevas enfermedades y se convierten en alimento para otros animales, que cambian su dieta. Poco a poco alteran el equilibrio de los ecosistemas y, en el peor de los casos, extinguen otras especies.
Según los especialistas, junto a la polución y el cambio climático, son uno de los fenómenos más dañinos para nuestro planeta.
“El cambio climático provoca una mayor vulnerabilidad de ciertas especies a los efectos de las especies invasoras”, explica Víctor Carrión, administrador del Parque Nacional Galápagos de Ecuador.
Según un estudio de la Universidad de Chile, en el país existen 119 especies exóticas invasoras, 27 de las cuales son una amenaza para la biodiversidad del país: avispa chaqueta amarilla, dydimo (o moco de roca), visón, castor, espinillo alemán, el ciervo rojo o el jabalí, entre otras.
Con la flora ocurre lo mismo: encontrar una planta que nos gusta y llevarla a casa para ponerla en el jardín puede ser el inicio de una catástrofe ecológica.
Es el caso de la zarzamora, un arbusto espinoso con cuyos frutos se preparan mermeladas. ?Cuando llega es una sentencia de muerte?, dice Baeriswl. Invade la tierra bajo los árboles e impide que el resto de plantas hagan la fotosíntesis bajo sus hojas, además de quitarles el agua.
También ocurre con los conejos, cabras o perros. Muchos piensan que son especies nativas, cuando en realidad nunca hubieran llegado a ciertos lugares sin la acción humana.
– ¿Muerte a las invasoras? –
Cuando los europeos comenzaron a navegar los mares de Sudamérica, decidieron dejar cabras en las islas que visitaban, para a futuro garantizarse alimentación. Estas se comían todas las plantas, erosionando y afectando los ecosistemas.
Tras cientos de años, en las ecuatorianas islas Galápagos, se logró erradicar alrededor de 270.000 cabras en 10 islas, además de gatos, palomas domésticas, asnos y roedores, explica a la AFP Carrión.
El freno son grupos animalistas que critican los métodos.
?Cuando uno controla una planta, no ocurre nada, porque la planta no llora?, dice Fabián Jaksic, zoólogo de la Universidad Católica de Chile.
En el caso de los castores, se eliminan con trampas que garantizan una muerte rápida.
El humano es, por excelencia, la especie más invasora de este planeta. Nació en África y se expandió, modificando todos los ecosistemas. Paradójicamente, de él depende prevenir más invasiones y también reducir su impacto alrededor.