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CubeSat Guatemala: Quetzal-1 regresó de sus primeras pruebas

Del 17 al 28 de septiembre último, siete integrantes del equipo de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) que construye Quetzal-1, el primer satélite guatemalteco, visitó una universidad alemana para efectuar pruebas a este aparato.

Cinco estudiantes y dos ingenieros —Emilio Miranda, Marvin Martínez, Aldo Aguilar, Juan Cahueque, Fredy España, Diego González y Cecilia Marsicovetere— asistieron a la Escuela de Verano de Tecnologías de Información Aeroespacial en la Universidad de Wurzburgo, gracias a una beca otorgada por la Universidad de Wurzburgo y el Servicio de Intercambio Alemán.

Además, el referido centro de estudios facilitó sus laboratorios para realizar las primeras pruebas de termovacío a Quetzal-1.

¿En qué consistieron?

Las pruebas de termovacío son necesarias para verificar que los componentes que integran el satélite puedan soportar las condiciones extremas en las que se encontrarán en el espacio.

Estas consisten en colocar el CubeSat dentro de una cámara para simular un ambiente similar al que tendrá que soportar  en órbita, con una presión mucho menor a la atmosférica y con temperaturas que varían de manera drástica.

Este tipo de pruebas tienen alto costo —unos Q5 mil por hora— que  no fueron necesarios cancelar gracias al apoyo de la Universidad de Wurzburgo y del doctor guatemalteco Sergio Montenegro, jefe del Departamento de Tecnologías de Información Aeroespacial de ese centro de estudios superiores, a quien el equipo del Proyecto CubeSat agradece  sus gestiones y apoyo.

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La prueba realizada en los laboratorios tuvo una duración de 18 horas, durante las cuales el satélite, junto con un juego de baterías adicionales, fue expuesto a un vacío casi absoluto, a una presión de solo 0.0000013 kilopascales —como referencia, la presión atmosférica que tenemos en Ciudad de Guatemala es de  85 kilopascales—, con un rango de temperaturas que variaban  entre -15 y 60 grados centígrados.

Al finalizar la prueba se constató que las dimensiones de las baterías no experimentaron cambios ni filtraciones. Actualmente se hacen experimentaciones en Guatemala para verificar que otros componentes, como el motor, continúen funcionando de forma adecuada.

Además de los resultados obtenidos, esta prueba fue de gran utilidad para conocer los equipos utilizados y protocolos  requeridos, previo a las experimentaciones finales que se efectuarán más adelante en Escocia, con el apoyo de Astrosat y Agencia Espacial de Reino Unido.

Sobre la universidad

Fundada en 1402, la Universidad de Wurzburgo es una de las más antiguas de Alemania y es altamente reconocida en el ámbito científico y académico. Catorce de sus profesionales han sido ganadores de premios Nobel y tiene un programa de investigación aeroespacial con el que ha lanzado de forma exitosa al espacio tres CubeSats —UWE-1, UWE-2 y UWE-3—, y es la única universidad alemana que ofrece el programa de Informática Aeroespacial.

“Fue un gran hito”

“Dicen que viajar abre la mente, y esta travesía no fue la excepción. Tuvimos  retos que nos ayudaron a crecer como personas, desde la experiencia de no hablar el idioma local hasta la dificultad de los cursos y todos los desafíos que implicaba hacer las pruebas”, indica Cecilia Marsicovetere, estudiante de quinto año de Ingeniería Mecatrónica.  “Fue un gran hito para el proyecto y para nuestras vidas”, añade.

“Clases motivantes”

“Fue una excelente experiencia  recibir clases y charlas de personas que trabajan  en la industria aeroespacial. Los proyectos que están desarrollando motivan a quienes nos interesa el espacio”, explica Diego González, estudiante de quinto año de Ingeniería Mecánica. “Quetzal-1 es el primer paso para crear la industria aeroespacial de Guatemala para, eventualmente, continuar con proyectos  como los de Europa”, agrega.

“Conocimiento útil”

“El viaje a Alemania fue una oportunidad para aprender más sobre las diferentes tecnologías de comunicación y control en sistemas aeroespaciales, lo cual es útil para nuestro trabajo en el equipo de pruebas de Quetzal-1”, dice Aldo Aguilar, estudiante de cuarto año de Ingeniería Mecatrónica. “El curso también nos permitió convivir con estudiantes de otros países y carreras”, añade.

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